DIEGO FERNANDO SÁNCHEZ VIVAS
No se recuerda en los tiempos modernos una situación más estremecedora, caótica, aterradora, catastrófica y atemorizante que la presentada en la actualidad con la humanidad, ante la pavorosa expansión del coronavirus cuyas cifras de afectados y fallecidos han superado todas las estimaciones iniciales y amenazan con llevar al género humano al más grande desafío de su historia.
No es sino mirar los registros fotográficos de ciudades como Roma, Venecia, Milán, Florencia, Barcelona y Madrid entre otras urbes, antes atestadas de turistas de todos los rincones del mundo que asombrados observaban el Coliseo Romano, los canales venecianos, El Doumo florentino, las ramblas barcelonesas o El Escorial en Madrid. Hoy dichos lugares se encuentran parcialmente visitados frente al incontenible avance de un virus que no da tregua. Es la segunda ola de contagios que recorre toda Europa y ha obligado a los gobiernos a adoptar medidas drásticas como al comienzo de la pandemia.
La historia de la humanidad registra grandes tragedias por virus y bacterias. La peste negra o peste bubónica presentada en el Siglo XIV entre los años 1347 y 1353, que causó la muerte en Europa de 25 millones de personas y 60 millones en África y Asia, y más recientemente la gripe española en el año de 1918 que causó 50 millones de muertos.
Hoy nos encontramos frente a un gran desafío mundial. Europa registra una segunda ola de contagios con un número preocupante tanto de contagiados como de fallecidos, y países como Estados Unidos, México, Brasil, Perú y Chile tienen unas cifras aterradoras de contagiados y fallecidos. En Colombia la situación no es la mejor. Salas de cuidados intensivos de Cúcuta, Cali, Medellín y Neiva, están en su punto más crítico y van a requerir trasladar a sus pacientes con covid-19 a departamentos vecinos que no estén tan afectados para que los atiendan ante un colapso inminente. Todo estaría ocasionado por las celebraciones de fin de año que traen consigo aglomeraciones de grupos humanos, que sin ninguna protección generan un espacio favorable para la difusión del virus.
Hay una luz de esperanza en esta oscuridad y es la vacunación masiva que ya se inició en algunos países y que pronto se extenderá a todas las naciones del mundo, para erradicar eficazmente el virus y pasar esta página tan trágica de la historia de la humanidad.
En un extraordinario ensayo publicado en «El Espectador», por el escritor William Ospina denominado » Del miedo a la esperanza», sobre estos días aciagos para la humanidad manifestaba: «… Si hay un mundo cansado y enfermo que cruje y se derrumba, tiene que haber un mundo nuevo que se gesta y que nos desafía», y en otro aparte de dicho ensayo señala: » En el corazón de las tormentas, también puede haber como cedía Chesterton no una furia, sino un sentimiento y una idea».