Opiniones honrosas

JESÚS ARCOS SOLANO

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En “EL NUEVO LIBERAL” del jueves de este mes y año, tuve el grato placer de leer la columna titulada “EL NUEVO ESPAÑOL” autoría del respetado y distinguido periodista Eduardo Nates López, en donde hace alusión a mi nombre, con estos términos: “Profesor de verdad, de los de antes”. Nada más grato para mí, que un columnista, que hace gala, de un fino estilo idiomático, me enaltezca con tan elogiosas palabras. Desde lo más recóndito de mi sinceridad, le hago llegar mi voz de eterno agradecimiento, por tenerme tan en alto concepto. Son pocas las palabras, pero con mucho significado. Conociendo, porque lo he leído con frecuencia, de su autoridad como cultivador del Idioma de Cervantes, considero más útil su apreciación. Valoro sus términos en alto grado.

En verdad, muchos de los profesores de épocas pasadas, teníamos como lema, la responsabilidad, la honestidad y la vocación docente; con estos atributos salíamos adelante. No se necesitaban especializaciones, posgrados, doctorados; a veces éstos sólo sirven para obtener títulos, que al alumno poco sirven. Con la trilogía de cualidades, que antes enumeré, suficiente, para que un conocimiento sea asimilado, y eso es lo que cuenta. Formar personas para la vida, es la misión del profesor; formar antes que informar. Actualmente falta formación en valores.

Señor  Nates: Le reitero mis rendidas gracias, y aunque no he tenido el honor de conocerlo personalmente y contar con su amistad, acepte mi leal admiración y gratitud. Sus palabras me estimulan y alientan. Que Dios lo siga iluminando para que su copioso número de lectores, continúe nutriéndose con sus escritos.