Homenaje a ‘Floyd’ guía canino destacado de la Policía Metropolitana

Tres años al servicio de la Policía Nacional estuvo este can experto en la lucha contra el tráfico de estupefacientes.

Él era Floyd, acompañado de su guía el subintendente Jonathan Torres Gutiérrez. El pasado sábado murió arrollado por una motocicleta. Torres, a pesar de estar en descanso corrió a verlo pero cuando llegó a la veterinaria ya había fallecido. / Fotografía Suministrada.

Floyd llegó a la Escuela de guías y adiestramiento canino no por criadero sino por compra, lo compraron en la Sabana de Bogotá. Actualmente la Policía Nacional cuenta con un criadero de caninos. / Fotografía: Suministrada,

Aunque es falso que a un perro policía no se le pueda dar cariño, la forma en que se consiente a estos caninos es entrenándolos, manteniéndolos activos, haciendo ejercicio y satisfaciéndoles sus necesidades básicas.

En la memoria del subintendente Jonathan Torres Gutiérrez, adscrito al Grupo de Carabineros y Guías Caninos de la Policía Metropolitana de Popayán, aún está el recuerdo del día en el que conoció a Floyd en el Centro de Adiestramiento canino de la Policia Nacional, hace más de dos años.

Torres llegó hasta Facatativá a hacer el curso de Enfermero Canino, por lo cual le tenían que asignar un perro de la Escuela de guías y adiestramiento canino; mientras tanto Floyd recibía su adiestramiento, sin embargo no respondía a las órdenes ni a los entrenamientos, por eso no había superado el curso que le dan a estos perros policía, el cual dura entre cuatro meses y un año.

Y aunque el subintendente tuvo que hacerle pruebas a varios de los caninos que tenían para escoger como compañero, él vio en Floyd algo especial, hubo una conexión entre las características del perro y lo que Torres estaba buscando.

“No sé si de pronto por la afinidad que hubo entre los dos, el perro empezó a trabajar de una manera asombrosa y empezó a hacer mucho caso y a los pocos meses salió conmigo graduado de la Escuela de Guías. Me incliné por él, por su hiperactividad, porque era muy inquieto, entonces encajó con lo que yo estaba buscando en un perro: que estuviera alerta, pendiente y atento a lo que yo le ordenara y el perro fue preciso para el trabajo”, recuerda el subintendente Torres.

Él es ‘Lucho’ uno de los 19 perros fiscales (con Floyd eran 20) que hay en Popayán, divididos en las dos especialidades: explosivos y narcóticos, además hay dos que son de relaciones públicas, es decir los que hacen presentaciones caninas, que han sido adiestrados en obediencia de la alta escuela. / Fotografía: Alexander Paloma.

Habiendo superado cada uno su curso, los trasladaron a Mocoa (Putumayo), ahí trabajaron durante seis meses, sin embargo al subintendente lo trasladaron para esta ciudad, por lo que tuvo que venir a cumplir sus deberes de policía dejando a su compañero de labores en el grupo canino de la policía de Mocoa.

Sin embargo, Torres sabía que Floyd ya era más que su compañero, que era su amigo, que él lo había entrenado y quería que siguiera siendo su apoyo en las labores policiales, por eso, luego de tres meses y habiendo realizado todas las solicitudes y trámites, desde la dirección de Carabineros le dieron la autorización para trasladar a Floyd hasta Popayán.

No dudó ni un segundo en emprender el viaje hasta Mocoa, no sólo porque su corazón y su instinto de policía le decían que debía tener a su compañero al lado, sino también porque el comandante de guías de esa ciudad le había dicho que Floyd ya no se sentía igual que cuando él estaba allá.

“Tengo muchas anécdotas con Floyd, pero una de las que más recuerdo fue cuando lo fui a traer a Mocoa, el perro sabía –no sé cómo- que yo había ido por él, que yo no estaba allá de paso, sino que iba por él y así fue y nos vinimos para acá para Popayán a trabajar”, cuenta Torres.

En el tiempo que Floyd hizo parte de la Policía Metropolitana de Popayán, realizó un gran trabajo y así lo reconoce no solo su guía sino todo el grupo de Carabineros, además del coronel Pompy Pinzón, quien señaló “era un héroe canino, fue nuestro compañero de trabajo, el cual nos dio excelentes resultados de trabajo en la lucha frontal contra el microtráfico y narcotráfico. Era el más efectivo que teníamos aquí”.

El uniformado Jonathan Torres, guía de Floyd, recuerda que el perro se adaptó bien tanto a la ciudad como al trabajo que hacían, inicialmente estaban en el Terminal de Transporte y en el Aeropuerto, luego, por los buenos resultados Floyd empezó a acompañar operativos de la Sijin y al personal de Tránsito.

“Él era mí compañero, con el que yo mantenía de arriba para abajo y prácticamente en todos los servicios salía conmigo porque yo fui quien lo entrené, quien conocía su forma de trabajar, su desempeño y como él reaccionaba cuando se encontraba en diferentes escenarios de trabajo”, dice con dolor el uniformado, al recordar que Floyd ya no lo acompañará más en sus labores policiales.

Floyd murió arrollado por una motocicleta el pasado sábado, cuando un compañero del Subintendente Torres lo llevó a un operativo de control sobre la variante sur de la ciudad, el canino al percatarse de un olor ‘sospechoso’ hizo fuerza para salir a correr lo que causó la ruptura del collar y cuando fue a cruzar la vía una moto lo embistió y perdió la vida.

“Independientemente que sea un compañero de trabajo, un elemento para el servicio, para la detección de sustancias, la persona que tiene un perro me ha de entender, es que es como si uno fuera el papá del perrito, el perro no habla pero la forma como el perrito lo mira a uno, como se le lanza, le mueve la cola, uno siente ese cariño, esa necesidad que el perro tiene de tenerlo cerca a uno. Es muy triste, uno extraña eso… uno extraña esas manifestaciones de cariño que nos teníamos mutuamente”, dice con un par de lágrimas el subintendente Torres.

Finalmente el uniformado señala que pasarán varias semanas para él poder empezar a entrenar otro perro, pues le está cumpliendo el luto a Floyd, sin embargo siente que con el homenaje que se le hizo al enterrarlo en la remonta y el que se le hizo en la policía y en los medios destacando su trabajo es una forma de honrar la labor de este perro policía.




Los logros de Floyd

En los primeros seis meses del año, Floyd llevaba alrededor de tres operativos exitosos de incautación de marihuana en caletas.

Se destacaba de manera eficiente en el Terminal de Transporte y en los allanamientos donde se llevaba era muy efectivo porque encontraba los sitios donde se escondía la marihuana, el bazuco o la cocaína.

En sus años al servicio de la Policía, fueron alrededor de unos 600 kilos de marihuana incautados.

“Él se destacó aquí porque en su trabajo era excelente y nos entendíamos súper bien. Los casos y la operatividad se dieron gracias al perrito. Apoyábamos la vigilancia, a la seccional de tránsito, a la Sijin en los allanamientos, estábamos presentes en el terminal y en el aeropuerto, y pues gracias al trabajo del perro en conjunto con nosotros pues el perrito resaltaba en la unidad”, señaló el subintendente Torres.