El erotismo del poder

ROBERTO RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ

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Henry Kissinger tiene 95 años, y aún hay gente que admira su postura de halcón republicano. Se ha declarado “realista político”, postura que le ha servido para mantenerse como el maestro de la duplicidad, como el diplomático que nunca precisa nada pero que hace mucho.

Este “héroe del capitalismo” nació en Alemania, pero por ser judío marchó a los Estado Unidos en 1938. Allí estudió y luego trabajó para Rockefeller, con quien perdió la presidencia. Pero fue enviado a Vietnam como asesor de los negociadores de Jonhson en 1968, negociaciones que el mismo asesor hizo fracasar a fin de facilitar el ascenso de las posturas presidenciales de Richard Nixon. Muchos muertos se produjeron.

En 1969 Nixon y Kissinger atacaron Camboya para hacerse fuertes allí ante el desastre de Vietnam, pero lo hicieron mintiendo y suplantando al Congreso de los Estado Unidos: muchos aviones salieron con órdenes de atacar Vietnam, pero terminaron bombardeando a Camboya sin que los pilotos se enteraran. Grandes cantidades de muertos civiles, asiáticos, costó esta aventura. Cuando se descubrieron los hechos, el Pentágono ordenó chuzar muchos teléfonos para averiguar las filtraciones, de todo lo cual nunca se supo nada.

Kissinger, igualmente a espaldas del Congreso, abrió negociaciones de paz con los vietnamitas, al tiempo que ordenaba grandes bombardeos contra sus ciudades en 1972. Muchos estudiantes protestaron en las Universidades norteamericanas, que fueron brutalmente reprimidos. Finalmente, en 1973 se firmó la paz (como “salida honorable de los EU”), con los mismos criterios y términos de 1968: pudieron evitarse miles de muertos norteamericanos y asiáticos.

Sin embargo, Kissinger recibió el Premio Nobel de Paz en 1973.

La guerra, por supuesto, continuó en todo el sudeste asiático en 1974, con mas pérdida de vidas, destrucciones y refugiados, todo lo cual terminó llevando al poder de Camboya a los Jemeres Rojos en 1975. Ni Nixon ni Kissinger fueron culpabilizados a pesar de la gran cantidad de víctimas; el Presidente Ford los indultó frente a las acusaciones por “crímenes contra la humanidad” por todos estos hechos, a cambio de lograr el respaldo a Indonesia en su invasión a Timor Oriental, otro genocidio.

El corrupto golpe militar de Chile devolvió a los empresarios multinacionales lo que Allende había nacionalizado, empresas que en pago financiaron las campañas republicanas en los Estados Unidos. Nuevamente Kissinger estuvo al frente de los planes de la CIA en Chile, pero –como siempre- el diplomático sostuvo en público su inocencia mientras en privado daba las órdenes de ataque.

Es claro que la mezcla de el ejercicio del poder estatal y la puesta en marcha de las estrategias de la geopolítica en un país como los Estados Unidos, convirtieron a Kissinger en un político muy peligroso, concretamente en el estandarte de poderío norteamericano en el mundo. Sin embargo, en uno de sus libros, “Orden Mundial” (2016), plantea la necesidad de que exista un equilibrio entre los Estados, algo en lo que nunca creyó. Hoy, solo la China Capitalista parece reproducir sus enseñanzas como el paraíso mundial de las maquilas.

Kissinger siempre ha tenido miedo a ser detenido, como le ocurrió a su amigo Pinochet en Londres – 1998, y siempre ha sostenido que el mejor afrodisiaco es el poder, y que existe una eroticidad en su ejercicio, por lo cual teme caer en su viudez. Lo trágico es que varios países lo han reclamado como criminal de guerra, y solicitan la intervención del TPI.

Pero, EU ha establecido que los documentos que comprueban estas acciones solo podrán ser conocidos luego de 5 años de la muerte de Henry Kissinger.