El Conde en la Casa de la Moneda

LUCY AMPARO BASTIDAS PASSOS

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Complacientes con Blanca Ligia la loquita del parque Caldas, que pugnó por ir a la Casa de la Moneda al evento ‘Popayán Ciudad Libro’, muchos acudimos. Allí vi a un personaje de Popayán, canoso y flaco que afirma pertenecer a la Corte de España: el Conde. Al verme, dijo: Buenas tardes princesa, ¿os puedo acompañar?

Acepté y pregunté: ¿conoces a alguien aquí? A todos, respondió, son amigos. Don Felipe De García y Quintero, cabeza y nervio, miradlo, sin dormir, flaco pero sonriente cabalga su Rocinante, no bajó los brazos para que Popayán Ciudad Libro encumbrara la cultura. Don Felipe, con Don Deibar René De Hurtado, Don Juan Carlos Del Pino, Don Luis Jaime De Paz, y otros de la ilustrísima Universidad del Cauca, en equipo, lograron unir universidades y entidades de esta Villa antigua, para realizar tan magnánimo evento.

El Conde continuó: Cuando leí el programa creí locos a estos señores, ¡exageráis con 11 días de libros!, pero sorprendido he quedado cada día que asistí, ¡la Casa de la Moneda continuamente llena vi!, unos ibais a talleres, otros a conferencias o recitales, otros comprabais libros o asistíais a conciertos o teatro. Cada acto con puntualidad inglesa. Diariamente asistieron en promedio 3.500 personas, que solo la Semana Santa iguala. Con bajísimo presupuesto volvisteis a ser ¡Ciudad culta!, exclamó.

Háblame de escritores, dije. Estuvo Don Víctor Paz y Otero, Don Donaldo De Mendoza, Don Fernando Cruz y Kronfly, y hasta Don José Vicente Katarain de Oveja Negra, que estaba de plácemes por el renacer del libro en Popayán. Docenas más de nobles escritoras y escritores, expusieron.

¿Cuáles escritoras? Arribaron reinas, duquesas, damas de altas letras como Doña Hilda Del Pardo, Doña Paloma D’Muñoz, Doña Pilar De Quintana, Doña Giselle Delgado y Tejada, Doña Gloria Cepeda y Vargas, que estuvo presente en homenaje, pues partió en 2017 hacia el firmamento “…con su tinaja llena de estrellas y libélulas…”.

El Conde visiblemente emocionado dijo: algo de enjundia ocurrió con Don Pablo De Montoya, literato que notificó que mi Hidalga Popayán es más bella que Tunja, porque conserváis mi parque Caldas; Tunja en cambio sufre ¡una plaza gris, helada, donde parque era! Al oírlo y ver que atento allí estaba el excelentísimo Don Guillermo Alberto De González y Mosquera, fundador del Congreso Gastronómico, me acerqué, dijo el Conde, logré decirle que Don Pablo no habría notado el parque Caldas si allí yacieran las carpas que en días instalan para eventos múltiples. Don Guillermo Alberto sonrió. Yo proseguí: para el Gastronómico ¿habéis pensado en otro lugar? Estamos en ello, respondió; tal guiño me sosegó.

Compré libros y cuentos como presente navideño, continuó el Conde. ¿Y su merced, qué hacíais?, me preguntó. Miraba el terreno del parqueadero de este Centro de Convenciones con el ingeniero Rodrigo Castrillón, allí se podría planificar un “Recinto ferial” permanente, dije. ¡Mandad mi señora tales ideas a mi señor Don Alcalde!, con buenos ojos ha de ver tal recinto principal necesario para toda feria, que resultando contiguo al Hotel Monasterio, convenios podemos hacer, agregó el Conde. Más ahora que con “Popayán Ciudad Libro”, símil a su nobiliario título perdido “Popayán Ciudad Culta”, conseguisteis elevar su espíritu cultural, habéis demostrado que sí leéis, que sois puntuales, y que en ferias resguardáis el patrimonio urbano, concluyó.

Sí, dije, pues como escribió el arquitecto Fernando Orozco en El Nuevo Liberal: es ordinario invadir el parque Caldas para ferias, que ya parece galería; galería podría ser, sí, ¡pero de arte!, aclaró Fernando.

Me despedí del Conde, quien insinuó: Permitidme Doña Amparo de la Bastida, acompañarla hasta su carruaje; yo acepté tomada de su brazo.