Al borde de la muerte

LUIS ARÉVALO CERÓN

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Cada día suena el despertador de acuerdo al horario de cada persona, según su situación laboral, si es asalariado o independiente; se prepara para salir y cuando lo hace se enfrenta a las circunstancias que hay fuera de casa; sol, lluvia, frío, calor, en fin las inclemencias del clima; pero sobre todo, tal vez sin darse cuenta, asume la contaminación del aire; al transitar por los andenes se ve obligado a respirar el gas carbónico que continuamente van dejando los escapes de los vehículos automotores que cruzan raudos por las calles y avenidas de la ciudad; especialmente esas nubes de humo negro que expelen ciertos colectivos de transporte público y algunos camiones deteriorados que necesitan reparación de motor; el común de la gente lo toma como algo normal, sin pensar que ese aire totalmente contaminado va a parar a sus pulmones; de ahí las graves enfermedades respiratorias que van en aumento vertiginoso.

Vale la pena tener presente la cifra estremecedora que revela la Organización Mundial de la Salud OMS, según la cual la contaminación del aire mató aproximadamente 7 millones de personas en 2012; esta cifra quiere decir que una de cada ocho muertes en el mundo en ese año sucedió por culpa del aire contaminado; seis años después, cuando el problema ha aumentado mucho más, uno se puede imaginar el aumento de seres humanos que han perdido la vida por esa razón; hacia el futuro la contaminación del aire se convertirá en la principal causa ambiental de mortalidad prematura en la tierra; según los expertos se calcula que hacia el año 2050 el número de fallecimientos derivados de la exposición a partículas suspendidas en el aire, aumentará más del doble y afectará casi cuatro millones cada año; las muertes por polución están vinculadas a enfermedades cardíacas, apoplejías o casos pulmonares obstructivos y crónicos; también se relacionan con el cáncer de pulmón y con infecciones respiratorias agudas.

Mejorar la calidad del aire en las ciudades constituye un verdadero reto urgente debido al aumento de habitantes y vehículos, como el caso de Popayán, donde no cabe un carro o una moto más; entre las soluciones que se plantean se mencionan las siguientes, aunque algunas son de difícil cumplimiento: restricciones al tráfico automotor, fomentar el uso de transporte público siempre y cuando sea menos contaminante con vehículos híbridos o eléctricos, reducción de la velocidad en las carreteras sobre todo en las circunvalares, favorecer el uso de la bicicleta en el centro urbano adecuando la ciudad a los ciclistas y fomentando su alquiler módico, más calles peatonales o de acceso restringido a vehículos automotores, ubicación de medidores en las zonas de mayor contaminación que ofrezcan datos fiables en los que basarse a la hora de plantear soluciones, auspiciar iniciativas para compartir vehículos privados en la movilidad y finalmente ayudas a la adquisición de vehículos eléctricos; se debe hacer el esfuerzo porque si no se toman los correctivos a tiempo la humanidad está al borde la muerte.