Solidaridad con los damnificados de Rosas

Editorial

Por: Marco Antonio Valencia Calle

N

Nos acostumbramos por temporadas a ver los desfiles de campesinos, indígenas y comunidades afros buscando salvar sus vidas refugiados en las cabeceras municipales más cercanas, cuando los diversos grupos armados convierten en campos de batalla sus territorios. 

Ellos, por lo menos guardando la esperanza de poder regresar cuando se amaine la guerra. Pero no habíamos apreciado con tanta crudeza, en vivo y en directo, y en el golpeado departamento del Cauca, el impacto de ver a la tierra con los árboles deslizándose sobre la carretera como si tuvieran patines y tragándose y masticando humildes viviendas y colegios, enterrando así el trabajo y los sueños de generaciones de sencillos campesinos que a duras penas alcanzaron a vestirse y algunos a cargar sus mascotas. 

De la noche a la mañana quedaron sin nada y sin esperanzas de regresar.

 A sus parcelas, cultivos, animales y casas con sus muebles y ropas, se los trago el abismo lleno de barro en que quedaron convertidas las cerca de 300 hectáreas de minifundios ubicados en La Soledad, Párraga y otras veredas vecinas a la falla del Romeral, que además de afectar continuamente con sus movimientos de tierras, hundimientos y derrumbes sobre la carretera Panamericana que la atraviesa, mantiene en latente peligro a los habitantes de una vasta zona. 

Afortunadamente no hubo muertos y lesionados gracias a que la tierra aviso con el progresivo agrietamiento y los sobrecogedores bramidos brotados desde sus entrañas de animal herido por la irracional acción del humano talando sus árboles, alterando el curso de las aguas y desgarrando sus entrañas sin medir las consecuencias. 

La oportuna acción de la alcaldía y la Unidad de Gestión de Riesgos, permitió que la mayoría de damnificados salieran a tiempo y a los que quedaron atrapados los rescataron entre los bomberos, la Defensa Civil, la Policía, el Ejército y la Fuerza Aérea. 

Sin embargo, no hay que olvidar que la persistencia del fenómeno climático del Niño, prolongará las lluvias posiblemente hasta abril, y por la cercanía a la falla geológica del Romeral, continúan expuestos a tragedias similares los habitantes de veredas y poblaciones vecinas. 

En Rosas, el 19 de abril de 2019, en la vereda Portachuelo, a escaso un kilómetro de la cabecera municipal y a 7 kilómetros de la actual tragedia, murieron 33 personas que dormían mientras fueron sepultadas 6 viviendas.

Por lo pronto hay que garantizar el albergue, dotación de kits con lo básico y alimentación para todos los damnificados.

 Bienvenida la ayuda de emergencia y las donaciones que a los centros acreditados de acopio hagan llegar las entidades públicas y privadas y las personas de buen corazón.

El presidente Petro ya anunció la ayuda inmediata y reubicación, en tierras fértiles y seguras, de los afectados por la actual tragedia. 

Pero no hay que olvidar, que además de emprender la pronta construcción de la variante Timbio-El Estanquillo, para normalizar la movilidad entre el sur del continente y Colombia, urge adelantar estudios serios de riesgos para la población que habita el área de influencia de la falla de El Romeral. 

Muchos tendrán que ser reubicados para no revivir tragedias anunciadas.

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