Sobre la igualdad

Por Silvio E. Avendaño C.

 Cuando camino por la ciudad y me encuentro con la estatua de Camilo Torres Tenorio viene a la mente el último párrafo del Memorial de agravios (1809):

“¡Igualdad! Santo derecho de la igualdad justicia que estribas en esto, i en dar a cada uno lo que es suyo, inspira a la España Europea estos sentimientos de la España Americana: estrecha los vínculos de esta unión: que ella sea eternamente duradera, i que nuestros hijos dándose recíprocamente las manos, de uno a otro continente, bendigan la época feliz que les trajo tanto bien. ¡O! Quiera el cielo oír los votos sinceros del cabildo, i que sus sentimientos no se interpreten á mala parte! ¡Quiera el cielo que otros principios, i otras ideas menos liberales, no produzcan los funestos efectos de una separación eterna!”

 Mas la igualdad no se dio en el imperio español y se produjeron “los funestos efectos de una separación eterna”, y vino la formación de la república (1819) que no ha podido alcanzar la igualdad, con las consecuencias que de esta enorme brecha social se deriva. Y, si bien se ha conformado el nacionalismo a partir de la legislación, un sistema educativo y un sistema legal unificado, no se ha podido alcanzar la igualdad, ya no en relación con España peninsular sino en la conformación del Estado-nación. Hay el discurso de unidad en el credo patriótico nacionalista que significa “gente como nosotros” eso no representa la igualdad pues la distribución del poder no se da con las comunidades indígenas, tampoco en la distribución de la tierra, concentración en cuentas bancarias, oportunidades de trabajo, educación, vivienda, salud.

 Mas “los efectos funestos de la separación” se pueden ver en que se quiere que la igualdad se dé por lo bajo. Ejemplo de ello es la consideración de lo que sucede en las cárceles. No se considera justo que unos presos tengan comodidades. Entonces, se dice que a todos se les debe tratar con igualdad de tal manera que todos deben cumplir la sanción en las peores condiciones posibles.

Hay teorías que sostienen la ilusión de que, al crecer la torta, principalmente porque la clase media aumenta se llegaría a una mayor distribución de la riqueza, pero se olvida que al mismo tiempo la informalidad y la pobreza se acrecienta. En realidad, la cuestión de la desigualdad está presente en la educación pues hay formación para los de arriba y para los de abajo, sistema de salud para quien puede pagar y un sistema para los de escasos recursos, y en vivienda se puede ver como en las ciudades hay conjuntos cerrados con alarmas antirrobo, cercas electrificadas, personal de seguridad. Al mismo tiempo que la policía persigue a los ladrones en las barriadas semejantes a guetos. Y, no falta la queja contra los igualados que son aquellos que no se conducen con el debido respeto con la gente de bien.

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