Redescubrir a Popayán

HORACIO DORADO GÓMEZ

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En Popayán no hay una cultura del amoblamiento urbano. No hay conciencia respecto a todos aquellos elementos que prestan un servicio complementario al espacio público, que va desde la zona para esperar el bus, la caneca para las basuras, nomenclatura, señalización, semáforos y, bolardos para regular la velocidad. Cada quien construye lo que necesita: un andén adoquinado para el señor del almacén de ropa, una bahía con parqueo para el dueño del restaurante, sin tener en cuenta las necesidades del peatón. Cada día avanza la ignorancia en esta ciudad, que era culta por excelencia. Todo ello, genera un crecimiento desordenado de la ciudad y de sus muebles. He ahí las razones del caos a pesar de los esfuerzos que hacen las instituciones oficiales para entregar un inmobiliario urbano adecuado. “Amoblamiento urbano”, parece un concepto desconocido en el lenguaje de los payaneses. Un ejemplo es suficiente para ilustrar esta situación. El vandalismo y la destrucción de los bolardos para regular la velocidad en Popayán, dejó el paisaje digno de un bombardeo.

Esta ciudad otrora cívica, una de las más antiguas del país con 482 años de vida, no la conocemos todavía. En Popayán, no hay políticas de gestión en espacio público. Las autoridades han estado empeñadas solo en construir ciudad; los constructores explotan hasta el último centímetro de tierra, pero no construyen ciudad. Todo para ellos ha sido un buen negocio a corto plazo, pero a la larga la ciudad perdió. ¿En dónde están las áreas que por ley los urbanizadores deben ceder a la ciudad? Total, tacañería de los constructores, para dejar más parques, zonas verdes y más cupos de parqueos que exige la ciudad, porque solo ven un buen negocio inmediatista.

En medio de esta situación desoladora generalizada, resaltemos las obras viales en la ciudad que adelanta la administración municipal desde la empresa “Movilidad Futura. Es innegable que la reconstrucción de las vías tiene un impacto notable. Además, de generación de empleo, directo e indirecto, disminución en los costos de transporte, dinamización de la economía, aumento de usuarios de las vías de doble calzada, reducción en los tiempos de desplazamiento y, el restablecimiento de viviendas para quienes impactó el trazado de la vía.

Pero, falta más, es hora de conformar un comité local de seguridad vial y cultura ciudadana, en donde se planteen propuestas que apoyen la creación de estrategias contundentes con base en la cultura ciudadana para prevenir y disminuir los accidentes de tránsito; para crear un buen ambiente que potencialice el sentido de pertenencia de los ciudadanos en el sistema integrado de transporte. Y, sobre todo, una cruzada para que quienes viven en ella, aprendan a conocer y a respetar a Popayán. Hay que acometer campañas agresivas tendientes a extinguir la “epidemia de las excusas” que reina entre los ciudadanos. Es muy posible que mucha gente no la conozca, de allí su falta de sentido de pertenencia que no les permite redescubrir a Popayán.

Que levante la mano quien, al deambular por sus calles, no sienta el despertar en ese lugar indefinible del cerebro, sentimientos que llevan en sus alas retazos de lo mejor de cada vida. Démosle entonces, a esta añeja Villa de Popayán, la parte de afecto que con razón y urgencia reclama.

Civilidad: Construyamos ciudad.