Pedro Pascasio Martínez

JESÚS ARCOS SOLANO

[email protected]

En la Historia de Colombia han ocurrido sucesos trascendentales, como el que relata el historiador boyacense Héctor Muñoz en su obra “Bolívar en Anécdotas”. Dice él:

“el 19 de junio de 1819 Simón Bolívar se hospedó en la casa solariega de don Juan José Leiva en Cerinza. El Libertador era amigo de este patriota, desde 1813. Al héroe le fue ofrecida aquella noche una excelente comida. Entre las personas del servicio doméstico, le llamó mucho la atención un muchacho que servía a la mesa, muy hábil dicharachero y listo para todo. Al darse cuenta de este detalle, el señor Leiva, con la galantería de un caballero culto, le ofreció al sirviente a Bolívar, por si lo estimaba de alguna utilidad. Como el Libertador vio que al mozo le bailaban los ojos por irse con él, lo aceptó, asignándole como funciones privativas, el cuidado de sus caballos.

El inquieto y simpático muchacho se llamaba Pedro Pascasio Martínez.

Este joven me inspira confianza y me ha de ser muy útil, le dijo Bolívar al Señor Leiva. Vinieron luego las batallas del Pantano de Vargas y del Puente de Boyacá. Al perder la batalla del Puente, los jefes españoles Barreiro y Jiménez se vieron acosados y rodeados por numerosos patriotas. El segundo se entregó prisionero, pero el primero prefirió ocultarse entre unos matorrales, con la esperanza de escaparse al amparo de la noche del 07 de Agosto. Decidida ya la gran batalla, como a las cinco de la tarde, Pedro Pascasio Martínez, el indiecito de Cerinza y el negro José, otro de los ordenanzas, notaron que dos oficiales españoles estaban ocultos entre matas y barrancos, cerca del camino que conduce a Bogotá; se dirigieron a ellos armados, el negro José con un fusil y Martínez con una lanza. Como los dos oficiales españoles intentaron defenderse con sus espadas; el uno fue muerto por José y Pedro Pascasio acosó al otro; quien pudo escapar de los terribles lanzazos, gracias a la coraza que resguardaba su pecho, pero fue ligeramente herido en la garganta. Viéndose perdido el español le ofreció a Pedro Pascasio en cambio de su libertad la faja de onzas que tenía al cinto, que el ordenanza apenas conocía y cuyo valor total, no alcanzó a vislumbrar. Yo soy el General Barreiro, toma y suéltame: Siga adelante, le ordenó Martínez, siga o lo arreo, añadió el muchacho de Cerinza, enristrándole la lanza. Momentos después se presentaron Martínez y José al Libertador; quien los recibió severamente. Les dijo: No tenía quien recibiera a “El muchacho”; que así se llamaba el caballo que Bolívar montó en la batalla de Boyacá. En dónde estaba?.

El indio contestó: coger a su berriondo traidó, güen prisionero, y se lo presentó. Los dos militares se miraron. ¿Quién es usted? Preguntó Bolívar. El jefe realista, sin agachar la cabeza, mirando al Libertador fijamente, le contestó: “Soy el coronel Barreiro”. Estaba presente Salvador Salcedo, patriota que estuvo en la batalla; quien quiso alancear a Barreiro; Bolívar le impidió. Luego Bolívar dijo a su ordenanza Pedro Pascasio Martínez. Muy bien, Sargento Martínez, se ha lucido, tendrá usted cien pesos de gratificación. El valiente y leal muchacho, no se dio cuenta, ni del ascenso, ni de lo que representaba la recompensa en dinero”.

Nota Social: La familia Arcos Solano celebra con sincera complacencia la notoria mejoría de la Señora Ana Cecilia Córdoba; quien fue sometida a una intervención quirúrgica. Gracias a Dios y a su fe en él, ha superado pacientemente sus dolencias y se recupera satisfactoriamente. Sus amigas y amigos esperan el regreso a su vida normal, para compartir su amable compañía e incomparable amistad. !Chilita! Optimismo, que pronto estará con nosotros.