El armisticio

MATEO MALAHORA

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“El otro día me encontré con dos leones y los sometí… Los sometí a una serie de ruegos y llantos.”

GROUCHO MARX

Según Kati Prudic, entomóloga de la Universidad de Arizona, USA las hormigas llamadas esclavistas, emprenden redadas contra otras especies de hormigas; y Newton Fischer, también norteamericano, observó el comportamiento de los chimpancés y sostuvo que esta clase de animales sostenían en sus comunidades relaciones altamente conflictuales.

El término guerra no sería utilizable para calificar el enfrentamiento de las termitas y los antropoides, invención irracional de los seres humanos, pero sus verdaderas batallas, para desalojar a los intrusos, podrían ser una forma provocadora de calificar la defensa de sus territorios.

Lo que sí es evidente es reconocer que con el correr de los tiempos los leones y los venados, sin necesidad de rigurosos estudios, se enfrascaron en una guerra sin cuartel, como se observa en los zafaríes y las películas de National Geographic.

A tal extremo llegó la destrucción de los venados que los animales, en un acto de solidaridad, celebraron una gran asamblea y eligieron por unanimidad a las jirafas y las águilas, por su habilidad visual y disposición aérea para ejercer la vigilancia, como observadoras para garantizar el éxito del ‘Primer Encuentro Universal Animal’, destinado a hacer las paces y ponerle fin a una desigual y sostenida disputa por los leones y los venados que pretendían ejercer control territorial sobre los bosques y praderas de ‘Cerro Tranquilo’.

Para celebrar el acatamiento de los acuerdos fueron invitados todos los animales del continente a un festín estrictamente vegetariano, con miras a que ningún animal comiera de su propia carne.

Sorpresivamente, de manera insólita, los leones, en uno delos más temibles y premonitorios rugidos escuchados en la Tierra rechazaron de manera concluyente asistir al banquete de la concordia y el sosiego animales.

No obstante, los cérvidos leyeron una extensa comunicación que calificaron como: “Declaración de sometimiento para evitar la extinción y la muerte”, mediante la cual aceptaban, con algunas condiciones y exigencias, su asistencia al banquete de la paz.

Sostuvieron, entre ellas, que los astros, los ríos, la lluvia y las plantas eran símbolos ecodemocráticos de su medio ambiente desde tiempos inmemoriales y que, ellos mismos, en ese entorno, eran agente de paz.

El documento impresionó a la humanidad porque los venados manifestaron que su comunidad era herbívora y había sido pacífica, apacible y tranquila, y se encontraba ante el inminente peligro de extinción.

Animalistas, de consagrada reputación, sostuvieron que la relación humano animal estaba en crisis y que el abuso carnívoro de los leones era un simple y mecánico traslado de la irracionalidad que en las guerras sostenían los seres humanos, razón por la cual se requería implementar una visión integradora de los seres vivos.

Finalmente, considerando que los venados nunca habían ejercido el despotismo ni la represión, ni mucho menos el monopolio de la violencia, como sí ocurría con los seres humanos, se impuso la estrategia de salvar a las partes en conflicto, prescindiendo de la fuerza y la violencia para garantizar mejores condiciones de vida.

Las enormes discrepancias, dudas y vacilaciones que, rayaron en la perplejidad, fueron resueltas por los mediadores y mediante comunicados urgentes se avaló el convite y despejaron todas las dudas surgidas en torno a la realización del pacto animal.

Los tratados, ratificados por homínidos de elevado rango universal, y aceptados por las partes, fueron una fórmula salvadora para que los leones, después de exterminar a los venados, no extendieran su acción depredadora contra la naturaleza humana.

Inesperadamente, pudo más la cizaña, introducida por las zorras, de avezadas prácticas sociales, tanto que los leones cambiaron de estrategia y optaron por asistir al “Primer Banquete Animal para Salvar al Mundo”, vestidos con impecable traje de ovejas.

En el establecimiento ‘La Madriguera de la Paz’, esta vez engalanado para el trascendental acontecimiento, patrocinado por faraones, reyes, príncipes, nobeles de la paz, quedó para la posteridad y enseñanza para los venados, ciervos, alces y renos, un impresionante reguero de huesos.

Salam Aleikum