“En el Cauca el movimiento de mujeres se apropió del Acuerdo de paz”: Ruta Pacífica

Desde el año pasado la Ruta Pacífica de las Mujeres inició un seguimiento a la implementación del Acuerdo final de paz, específicamente lo que tiene que ver con las más de 100 medidas con enfoque de género que este contempla y desde la perspectiva de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ambos de importante cumplimiento por parte del Estado.

Por: Olga Portilla Dorado

@olguitapd

Las áreas para mejorar en el índice de los ODS para Colombia son: igualdad de género (ODS 5), trabajo decente (ODS 8), desigualdades reducidas (ODS 10); paz, justicia e instituciones (ODS 16); este último el que más preocupa por cuestiones relacionadas con la violencia y conflicto, ya que en 2017 en promedio de 1000 personas 133 fueron víctimas de desplazamiento forzado. / Fotografías: Olga Portilla Dorado.

Isiria Collazos Yule, es una mujer indígena del resguardo Kite Kiwe, caucana y víctima de desplazamiento forzado. Nelly Paví Trochez, es oriunda de Toribío, actualmente hace parte de una Junta de Acción Comunal del municipio de Caloto, donde llegó hace algunos años desplazada por la violencia. Además de tener en común el ser víctimas de ese flagelo, ambas pertenecen a la Ruta Pacífica de las Mujeres, una organización en la que la palabra que más identifica a sus integrantes es: resistencia.

La Ruta Pacífica de las Mujeres es un movimiento que surge en 1996, 22 años de luchas, exigencias, logros y retos en el marco del conflicto armado del país con el firme propósito de denunciar y visibilizar las violencias y los impactos de la guerra sobre la vida, el cuerpo y los territorios de las mujeres. Son nueve regionales en igual número de Departamentos, entre ellos el Cauca.

Tanto Isiria como Nelly, al igual que otras mujeres que hacen parte de la Ruta participaron del proyecto denominado “Mujeres enrutadas en la implementación del Acuerdo de paz: avances y desafíos del enfoque de género en los territorios”, un informe de seguimiento que desde el año pasado esta organización empezó a realizar con el fin de mostrar cuantitativa y cualitativamente los procesos territoriales de la implementación del Acuerdo y la participación de las mujeres en ellos; información que además permitió mostrar el avance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en las regiones más afectadas por la guerra en el país.

“Los ODS conllevan promesas transformadoras para lograr la igualdad de género y cumplir con los derechos humanos de las niñas y las mujeres, los cuales han estado por mucho tiempo reprimidos en todos los países por políticas y prácticas que han normalizado la discriminación de género y agravado la desigualdad”, indica el informe nacional ‘Datos impulsando cambios: presentando el índice de género de los ODS en Colombia’ elaborado por Equal Meausures 2030 y la Ruta Pacífica de las Mujeres, publicado este año.

Que en palabras de Marina Gallego, coordinadora nacional de la Ruta, significa que “las más de 100 medidas logradas en el Acuerdo de paz son una posibilidad para mejorar condiciones de pobreza, igualdad, justicia y paz, es por ello que nos propusimos en alianza con Equal Measures hacer seguimiento del Acuerdo, que a partir de los indicadores y datos de género podrá monitorear el avance de los ODS de Colombia y en los territorios más afectados por la guerra, este ejercicio además de contribuir a enriquecer el índice de genero global, da cuenta de cómo va la implementación de las medidas de género en el Acuerdo de paz en siete regionales: Bolívar, Chocó, Valle, Putumayo, Norte de Santander, Antioquia y Cauca, y permite comprender mejor la realidad de las mujeres resilientes de la guerra”, explicó

Ambos informes fueron presentados el pasado martes en la capital del país, con la asistencia de más de 70 mujeres de las diferentes regionales donde la Ruta Pacífica tiene incidencia, así como la participación del Gobierno Nacional, una magistrada y una comisionada de la JEP, y una representante de ONU Mujeres.

Uno de los desafíos para lograr la equidad de género es incrementar los índices de participación política de la mujer. Actualmente, solo el 23,4% del Senado está conformado por mujeres y solo el 18,3% de la Cámara de Representanres.

Sobre el informe del índice de género de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en Colombia, este da cuenta de los indicadores en los territorios que muestran la situación de las mujeres, niñas y adolescentes para la exigibilidad de sus derechos, demostrando la realidad de las brechas de género existentes y los retos para alcanzar esos (ODS) en el país.

De acuerdo al informe global, para Colombia -y en el marco de los 17 ODS analizados que incluyen 43 indicadores- se debe mejorar en temas de salud, igualdad de género, trabajo, reducción de las desigualdades, justicia y paz, para cerrar la brecha de género que en comparación con otras naciones, es una de las más altas en el mundo.

Temas e indicadores que coinciden con las más de 100 medidas que contempla el Acuerdo de paz con enfoque de género, tal como lo ha registrado la Ruta: “poner fin a la discriminación a la violencia contra las mujeres, garantizar la justicia de género, promover la calidad de las mujeres en todos los espacios de participación, la salud sexual y los derechos reproductivos, asegurar derechos económicos, tierras y recursos financieros, el acceso y uso de tecnologías para el empoderamiento de las mujeres, son algunas de las metas que contemplan los ODS y que tienen directamente conexión con la implementación del acuerdo de paz integral”.

El Cauca, sus mujeres, sinónimo de resistencia

En el marco de la presentación de estos dos informes, representantes de las diferentes regionales de la Ruta hicieron un ritual simbólico denominado ‘Las diosas de la justicia’.

Nelly Paví Trochez, no es oriunda de Caloto, llegó ahí huyendo de la violencia, pero se ha apropiado de varios procesos con las mujeres de ese municipio, especialmente los que tienen que ver con la participación política.

Ella y otro número significativo de caloteñas hacen parte de las Juntas de acción comunal, que aunque se desempeñan bien en este rol, reconoce que cuando se tiene la oportunidad de participar o elegir, terminan votando por un hombre.

“Con el trabajo que iniciamos en las Juntas nos dimos cuenta que tenemos un liderazgo innato, no ha sido fácil, porque a unas mujeres no les es todavía factible llegar a esas juntas porque hay muchas reuniones, porque si tienen que participar con otros hombres despiertan los celos de sus esposos y la prohibición para que lo hagan; pero aun así estamos en un proceso político para ser candidatas al Concejo de Caloto, estamos caminando, empoderándonos y dejando el miedo porque sabemos que somos capaces”, indica Nelly.

Actualmente, las once curules que hay en el Concejo municipal de Caloto están ocupadas por hombres, por eso la meta es que para las próximas elecciones esto cambie.

Sobre el tema de seguridad, teniendo en cuenta, que el Cauca es el Departamento con más líderes, lideresas, defensores y defensoras de Derechos Humanos asesinados, y a nivel nacional un alto porcentaje de estos homicidios corresponde a miembros de Juntas de Acción Comunal, Nelly señala que sí hay temor, que el miedo es latente porque hay personas que por querer callarlos los matan, y con la muerte de un líder mueren las ideas; sin embargo afirma que su consigna es resistir, y que quizá puedan perder una o dos, pero con ello se van a levantar diez o quince mujeres más.

En otro punto cardinal del Cauca se encuentra Isiria Collazos Yule, indígena del resguardo Kite Kiwe que se asienta en Timbío. Ella llegó hace más de 15 años a este municipio a raíz de la masacre del Naya, al igual que ella y su familia, otras 69 familias llegaron huyendo de la violencia.

En su comunidad, y gracias a los aprendizajes dados por la Ruta, ella y otras mujeres y hombres del resguardo crearon la estrategia de la “tarjeta morada”, que se usa cuando un hombre de su comunidad empieza a alzarle el tono de voz a una mujer, entonces se saca la tarjeta y él debe corregir esa actitud.

Isiria recuerda que como colectividad indígena entre 2013 y 2015 hicieron el ejercicio de ser solo autoridades mujeres, pero eso no fue bien visto por los hombres; por lo que dejaron de hacerlo, pero esperan retomar ese proceso para el 2022 y lograr el apoyo de toda la comunidad.

Estos testimonios coinciden con lo que se plantea en los ODS respecto a la desigualdad en las oportunidades laborales, la justicia, y el acceso a sus derechos como mujeres, niñas y adolescentes.

“Tenemos un buen desempeño en relación con los países africanos, asiáticos y latinoamericanos que encontramos en el piloto; hay retos, pero no podemos desconocer lo que ya como Estado colombiano se ha avanzado, que además también viene de la fuerza del movimiento de mujeres, lo que uno ve en los ODS son el resultado de las luchas en la agenda de las mujeres y de su movimiento”, explicó Juliana Rodríguez, investigadora de la Ruta Pacífica.

Por ejemplo en el informe de seguimiento del proceso de paz, la igualdad de género puede verse reflejada en la participación de las mujeres en los Planes de desarrollo con enfoque territorial (Pdet), que llega un 36% en la madia nacional, y por ejemplo en el Cauca en la fase veredal el Pdet de Alto Patía y norte del Cauca, la participación de las mujeres fue de 53,16% frente a un 46,80% de participación de los hombres. Ya en lo que tiene que ver con la participación de las mujeres como delegadas de la fase veredal Pdet, en el Alto Patía y norte del Cauca, el porcentaje cambia: 37,94% mujeres y 62,06% hombres.

“Eso quiere decir que ese 60 por ciento no tuvo dificultades para participar, no tuvieron que decidir entre la participación y su casa, cosa que sí les tocó decir a las mujeres”, añadió Rodríguez.

De otro lado, la investigadora señaló que como conclusión del estudio realizado en este Departamento, la respuesta es positiva y se resalta la participación de las mujeres, incluso en la fase de representación, “eso es una expresión de cómo el movimiento de mujeres se apropió del Acuerdo de Paz, exigió su participación allí a costa de todo, contra viento y maridos, como dicen ellas”.

Así mismo, y en el análisis que hicieron del punto 3, sobre el fin del conflicto, no desconoce la preocupante situación de las lideresas (es) y defensoras (es) de Derechos Humanos, donde de acuerdo a la alerta temprana de riesgo, en el Cauca son 28 municipios y 38 organizaciones en riesgo, y ya van 84 asesinatos (desde enero de 2016 a agosto de 2018).

Pero además, de acuerdo a las cifras que presenta el observatorio de la Red por la Vida y los Derechos Humanos, pese a la firma del Acuerdo de paz, la violencia contra las mujeres aumentó; por ejemplo en 2016 fueron 46 asesinatos (en 2015 solo hubo 26), en 2017 a un total de 57 les arrebataron la vida; y en los primeros seis meses de este año fueron asesinadas 33 mujeres.

Hechos que de acuerdo a Juliana Rodríguez, investigadora de la Ruta, corresponden a un reacomodamiento de los actores armados en los territorios donde antes estaba las Farc, son asesinatos de mujeres por diversas razones: economías del narcotráfico, exacerbación de violencia por la llegada de esas personas.

“Pero pese a esos números, de todas las regionales, en este Departamento lo positivo es la resistencia, porque uno diría es el temor el que podría apoderarse de las organizaciones, y no, por el contrario, las organizaciones y sus líderes participan y eso se verá reflejado en lo que se logre, de la mano del Estado, con los Pdet para esta subregión”, puntualizó Rodríguez.