Editorial: La accidentalidad ‘no sale a vacaciones’





Comenzó la temporada de vacaciones y festividades de fin de año en el país, época en la cual -infortunadamente- aumenta el número de accidentes de tránsito en las vías vehiculares urbanas y en carreteras, con saldos lamentables de personas muertas, o con lesiones físicas generadoras de discapacidades de diferente intensidad, con amargas secuelas a nivel personal, familiar, económico y social.

En Colombia, en accidentes de tránsito, en 2016 fallecieron más de 7.000 personas, y un número parecido se registró en 2017; en los últimos 10 años hubo más de 50.000 decesos, para no hablar del alto número de seres humanos lesionados. En 2017, cada día en nuestro país fallecieron 18 personas por esta causa.

Tenemos que recordar que para el Cauca, la vía Panamericana ha sido en este 2018, un foco constante de accidentalidad que ha dejado una cantidad preocupante de personas fallecidas o heridas.

Esas muertes han podido no ocurrir, si un determinado número de factores no hubieran sucedido, como el conducir en estado de alicoramiento, o con exceso de velocidad, o imprudentemente, u omitiendo normas de tránsito, o en vehículos en malas condiciones técnico-mecánicas, o usando teléfonos celulares sin el sistema de manos libres, o en estado de ansiedad, o iracundos, o por incurrir en errores en la toma de decisiones al ejecutar maniobras de conducción, o por falta de atención, o con fatiga.

Los accidentes de tránsito son la tercera causa de muerte a nivel mundial, por lo que se considera que son un creciente problema de salud pública global, ya que más de un millón de seres humanos muere cada año en dichas circunstancias y la causa determinante de ello es el erróneo comportamiento humano.

Otro factor que debe tenerse en cuenta en esta materia es que en Colombia las campañas de seguridad vial están mal organizadas, la señalización en las vías es insuficiente y hay imprudencia en el comportamiento de quienes conducen vehículos o bien son peatones.

En este asunto hay tres elementos básicos que interactúan y que frecuentemente no hay entre ellos la armonía que es necesaria: seres humanos, vehículos y vías. La desarmonía que suele haber entre los tres, provoca esta calamidad pública.

Es alto el número de colombianos que cada día mueren en las calles y carreteras del país en accidentes viales provocados por diversas causas. Ya es hora de tomar conciencia que esas muertes pueden evitarse, si el Estado y la sociedad deciden con seriedad afrontar el problema.

¿Es tan difícil acostumbrarnos a respetar las señales de tránsito, a no consumir alcohol si vamos a manejar, a ceñirnos el cinturón de seguridad, a controlar el vehículo antes de salir a las rutas, a no sobrepasar la velocidad indicada, a ser prudentes al atravesar una vía, a usar los puentes y pasos peatonales? Cumplir con estas indicaciones y todas aquellas que han sido elaboradas para protegernos, es un símbolo de algo mucho más profundo: de que nos importa la vida humana.