La existencia como proyecto

Columna de opinión

Por: Javier Orlando Muñoz Bastidas

Una pregunta fundamental es qué es la existencia. Aunque muchos pensadores afirmen que la pregunta no es importante, porque ya estamos en la existencia y de lo que se trataría sería, entonces, de existir más que de preguntarse por la existencia misma, a pesar de esto lo cierto es que la respuesta a esa pregunta tiene profundas implicaciones sobre la dignidad de la existencia misma. Podríamos decir incluso que la pregunta es ya un acto de dignificación. El origen de todo conocimiento es el asombro que genera un auténtico proceso de cuestionamiento sobre lo que es importante. La calidad de un individuo y de una sociedad se implican en el tipo de preguntas que se realicen. De forma que el momento de la pregunta por la existencia debe surgir cuando se tiene la conciencia y el deseo de una afirmación y elevación de esta. Preguntarse qué es la existencia, está más relacionado con una afirmación de la misma, que por una intención de descubrir lo que es.

Si bien es cierto que la pregunta sobre la existencia está en directa relación con el ser humano, no es una pregunta que se quede ahí, sino que se amplía hacia el intento de comprender toda existencia posible. La pregunta es doble: ¿Cómo surge y es posible la existencia? ¿Cómo pueden crearse nuevas formas de existencia? Lo anterior es importante porque es lo que fundamenta a la filosofía como un modo de existir. Hay toda una tradición de pensadores para quienes el filosofar no consiste tanto en la creación de sistemas de pensamiento, como en la expresión de modos de existencia en los que son posibles las preguntas y reflexiones fundamentales. 

Junto con el asombro también está tener la capacidad de observar las cosas por primera vez, como origen y fundamento del conocimiento. Es una actitud que implica una apertura de la consciencia, en la que se asume que todo puede ser diferente. Se trata de estar siempre dispuestos a crear nuevas posibilidades del pensar. Esto tiene todo que ver con el hecho de asumir a la existencia como un proyecto. Es innegable que todos los seres existen de modos particulares, pero también es posible y necesario comprender que estos modos son infinitos. El ser humano no es ni puede ser la medida de lo existente. Todo lo contrario: el ser humano es aquel que está siendo, aquel cuya existencia no tiene un fin determinado, sino que se le pueden crear múltiples sentidos. Eso también lo podemos afirmar de todo lo que existe y puede llegar a existir. Los animales tienen un alto grado de desarrollo instintivo, pero también tienen una gran capacidad de adaptación y transformación. Los modos de lo existente son infinitos.

La existencia como proyecto quiere decir que para que algo exista se lo debe planear, diseñar y crear. El problema es si ya estamos en las condiciones de asumir esa posibilidad. ¿Qué formas crear? ¿Cuáles pueden ser las mejores formas de una existencia? Es innegable que la optimización es deseable, aunque pueden existir muchas formas de lo óptimo. Que la existencia en sí misma no tenga sentido, se presenta como el gran reto del futuro, en el que nuevas e insospechadas formas de lo existente pueden generar profundos interrogantes en la consciencia de sí mismo. Lo cierto es que aunque estas cuestiones nos afecten y tal vez no estemos preparados siquiera para vislumbrarlas, debemos dar el salto a lo nuevo. Somos lenguajes que se interrogan sobre lo posible, pero que también se atreven a invocar lo imposible. Somos lo que vendrá. 

Gracias.

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