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JESÚS ARCOS SOLANO
“La gratitud es la piedra de toque de las almas nobles”. “Todos los seres humanos tenemos deudas de gratitud con muchas personas, que en algún momento de la vida nos han concedido favores”.
Claro que nosotros también hemos sido consecuentes con nuestros semejantes y hemos brindado servicios oportunos.
En primer lugar, agradecer a Dios por habernos creado a su imagen y semejanza; aunque hay buen número que se han salido del recto camino. Nos acordamos de Dios, sólo cuando lo necesitamos. En segundo lugar, están nuestros padres; quienes nos dieron el ser, y desde el nacimiento viven pendientes de los hijos. No escatimar esfuerzos, sacrificios, privaciones por darnos una buena crianza, bajo los principios morales, religiosos y sociales.
A través del crecimiento del niño siguen los cuidados, y a medida que se van desarrollando, igualmente crecen las obligaciones. Las madres tienen por naturaleza, un instinto maternal, que las hace afectuosas y llenan de caricias a la criatura. Los padres, sin ser académicamente preparados para la crianza, saben realizar su oficio, como algo innato. Naturalmente que esto sucede cuando hay comprensión diálogo y entendimiento entre ellos, y los problemas los saben sortear con tino y prudencia.
Hablo de padres conscientes de su misión. El niño necesita de la presencia permanente de ellos. Entonces, quienes más merecen el eterno agradecimiento son los padres. Desafortunadamente el modernismo ha causado resquebrajamiento en las familias, el hijo, ante la ausencia de sus padres es llevado a una guardería, con el perjuicio latente que esta situación conlleva.
El niño pierde el afecto de sus progenitores porque no los ve, sino en pocos momentos. Otro caso frecuente y que repercute en la formación de los hijos es la carencia adecuada de preparación de los padres.
En los tiempos actuales los jóvenes adolescentes, se unen en pareja, viven juntos, sin responsabilidad, especialmente algunas niñas, que se desesperan por tener un hijo, cuando ni siquiera están preparadas biológicamente para procrear; se pasa de las muñecas de trapo a las de carne y hueso. Sólo ven el momento pasional, no el amor, que es el que debe prevalecer entre la pareja. Vienen las consecuencias fatales de separación, y es la niña madre la que carga con la responsabilidad; pues el padre desaparece, causa el daño y hasta luego. Se trunca el futuro por la falta de reflexión. Hay que oír consejos. No hay valores.
Aquí se puede traer a colación una estrofa de la poesía ‘Las Abandonadas’ de Julio Sesto:
Cómo me dan pena las abandonadas, /que amaron creyendo ser también amadas
y van por la vida llorando un cariño, /recordando un hombre y arrastrando un niño. /En alguna ocasión dijo el Obispo de Cali Luis Fernando Rodríguez: /“Hay hijos huérfanos con padres vivos”.
Si analizamos la estrofa y las palabras del Obispo, deducimos que lo expuesto es una realidad; lo grave, que seguirá sucediendo, a pesar de los casos que ocurren a diario. Que la gratitud sea eterna para los padres.
Posteriormente hablaremos de otros grupos, que también se hace acreedores a nuestro reconocimiento y gratitud.
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