El Cauca, conflictos y alternativas

RODRIGO SOLARTE

Pediatra

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Columnas de opinión como esta, es escrita por un ciudadano caucano, pediatra, sensible a la problemática económica, cultural, social, ecológica y política por consiguiente, liberal en su pensamiento, sin militancia en directorios, gestado y desarrollado, familiar y por experiencias vitales en sus más de setenta años de existencia.

 He pretendido ejercer laica ciudadanía de pensionado unicaucano, pensando más en lo vivido y sufrido por muchas colombianas y colombianos, en más de medio siglo de lucha armada, desarrollada predominantemente en los campos colombianos, latinoamericanos conocidos, ciudades, pluralmente habitadas, centrando la atención, más en las consecuencias sobre los SERES HUMANOS, su hábitat, y la herencia que dejaremos a las actuales y futuras generaciones, con sus limitaciones.

Valores religiosos y políticos, han conformado procesos que explican históricamente, confluencias y diferencias del proceso vital, individual y colectivo de las caucanas y caucanos, diferenciados por etnias, culturas, estratos, luchas, esperanzas, relación con la tierra, salud, educación, biodiversidad, ciencias, creencias, otras regiones, países y universo.

Cada vereda, etnia, barrio, cabecera municipal, ancianos, mayores, adultos, jóvenes, niñas, niños, adolescentes, tienen historias, recuerdos, presente y esperanzas por compartir.

 Academia, investigadores y actores en todas las disciplinas del conocimiento, formal e informal, también las tenemos y debemos compartir grupal y colectivamente, como participantes que somos en esta sociedad del conocimiento e inclusión que las sociedades democrático restrictivas, actualmente clasistas, deseamos conformar plural y conscientemente, basados en la verdad y justicia que la historia y resiliencias desarrolladas por todos los actores y víctimas irá aclarando con perspectivas, más de futuro que de venganzas, retaliaciones o repetición del calvario vivido.

Los conflictos que comprometen la vida, son los primeros a resolver. La subcultura de la muerte ha deshumanizado nuestra sociedad a extremos inverosímiles. Es evidente que la salud mental está comprometida y también es heredable culturalmente.

Las razones estructurales exigen abordajes integrales para la rehabilitación, atención, prevención y promoción de ella, desde las familias con la primera infancia.

Es un acierto, universalmente reconocido, el dar prioridad a las víctimas en los Acuerdos para parar la lucha armada con sus consecuencias, lograda entre los actores, gobierno y Farc-Ep. De allí, la esperanza que otros grupos armados, legales e ilegales, también retomen la cultura de la vida, la paz, la justicia, y el cumplimiento de derechos y deberes, justos y concertados que merece nuestra descendencia, pues no son procesos logrables de inmediato o por decretos represivos, necesarios también ante la patología mental que sus promotores y actores manifiestan, y han evidenciado con masacres y muertes selectivas.

La apropiación de la tierra con sus recursos básicos para la subsistencia ( agua, agricultura, energías, biodiversidad, aire sano) y riquezas del subsuelo, ha sido convertida en medio de poder económico, político y factor de violencias para su apropiación.

Conflictos y alternativas de solución de todos y cada uno de ellos como sistema integrado, requieren liderazgos a todos los niveles, no solo gubernamentales e institucionales, que compartan las bases fundamentales de las aspiraciones colectivas o intereses sociales más que particulares o de pequeños grupos.

La Unidad en la diversidad, el diálogo de experiencias y saberes para la construcción de alternativas viables y sostenibles, son principios democráticos para el trabajo familiar, comunitario, gremial, empresarial, posibles pero no fáciles de asumir, cuando el autoritarismo, imposición por todos los medios, fue convertido en el modus operandi de las políticas orientadas fundamentalmente por la rentabilidad económica de sus impulsadores, teniendo muy poco en cuenta las consecuencias para la mayoría de ciudadanas y ciudadanos.

Como trabajadores de la salud, centrados en Niñas, Niños y Adolescentes con sus familias, presente y futuro de las sociedades, oportunamente retomaremos, con las nuevas generaciones de profesionales en ciencias educativas, alimentarias y del proceso salud enfermedad, entre otras, la responsabilidad social que nos corresponde como parte de la sociedad colombiana y Unicaucana, de las cuales hacemos parte como ciudadanos.