Editorial: El Día sin carro ¿Sirve?

Este jueves, las calles de la ciudad estuvieron descongestionadas y sin el trajín diario que producen los cientos de carros y motos que por ellas transitan y que sufren, en muchos tramos, interminables trancones, generando el caos, vehicular y ambiental al que nos estamos acostumbrando, en especial en las llamadas horas ‘pico’.

Sin duda alguna, la descongestión y tranquilidad citadina durante 8 horas, es el máximo logro que alcanza esta jornada que para este año adornaron al llamarlo ‘Día del Peatón, El Ciclista y el Medio Ambiente’, pero que todos conocemos como el día sin carro (y sin moto).

En principio tendríamos que decir que estas propuestas de restringir el transporte privado solo son viables cuando existe un transporte público eficiente que estimule el no uso del carro particular. Pero lo cierto es que en Popayán no existe un transporte masivo de estas características, pues las empresas actuales no han logrado cubrir las necesidades de desplazamiento de muchos de los habitantes de forma eficiente y muchas zonas permanecen aún sin cobertura.

Asimismo si se analiza desde el punto de vista pedagógico, habría que preguntarse si conviene tratar el tema del medio ambiente en un día en el que la mayor parte de la ciudadanía manifiesta sentirse incómoda porque han alterado su forma cotidiana de transportarse. Y, además, porque las escasas actividades que se han implementado en la calle para cumplir ese papel educativo no alcanzan a llegar sino a una ínfima proporción de ciudadanos.

También caben las preguntas si se ve desde el punto de vista del beneficio directo que el medio ambiente recibe, que debe ser pírrico porque se detiene a los carros particulares, que en su gran mayoría son, precisamente, los vehículos más nuevos del parque automotor de la ciudad y los que se mantienen en mejores condiciones mecánicas, incluso porque la ley lo obliga. Mientras tanto, se mantienen en circulación otros, como buses y busetas que emiten en gran cantidad el material particulado que es el mayor contaminante del aire.

Por supuesto que nadie se opone al espaldarazo de iniciativas que preserven el medio ambiente, pero iniciativas reales. ¿Qué sentido tiene, por ejemplo, insistir en un día sin carro en Popayán, cuando personas particulares persisten en la idea de talar grandes zonas boscosas en el noroccidente de Popayán para la construcción de viviendas? O cuando hay ausencia de autoridad para controlar urbanizadores ‘piratas’ que están secando humedales con la finalidad de usar lotes para construir viviendas; o, ¿cómo fomentar el uso de la bicicleta como medio alternativo de transporte, cuando las escasas ciclorrutas de la ciudad son un remedo de vías que no respetan los motociclistas? O ¿de que sirve insistir en un día sin carro, cuando las autoridades ambientales no ejercen verdadera supervisión sobre las empresas contaminantes del aire y los ríos, ni hay un control efectivo de las emisiones de gases de los vehículos?

Más que pensar en un día sin carro, llámese como se llame, lo que debería promoverse desde las administraciones locales son medidas a largo plazo y reales para preservar el medio ambiente, como recuperar la iniciativa de obligatoriedad del reciclaje, control de las emisiones de gases y contaminantes de vehículos y empresas, freno a la construcción en las rondas de los ríos, entre muchísimas otras.

Mientras tanto seguiremos viviendo la falacia de un Día sin carro, que solo sirve para ver a algunos funcionarios en bicicleta y terminar el día con pérdidas en los comerciantes.