Por una mujer, por un mundo

marco valencia tradicionalMARCO ANTONIO VALENCIA

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El ocho de marzo es el día internacional de la mujer. Mi hija quiere que le cuente una historia antes de dormir “una de mujeres”, me dice con entusiasmo. Cierro los ojos, tomo aire y trato de recordar un hermoso libro que leí hace mucho tiempo.

Un día el dios Zeus organizó una fiesta en el Olimpo. Invitó a todo el mundo menos a Éride, la diosa de la discordia para evitar problemas porque siempre donde iba esta mujer había chismes y peleas, pero no invitarla fue peor, la diosa se enojó muchísimo. Entonces, hizo una manzana de oro y escribió en ella “para la más hermosa” y astutamente la puso en el comedor donde cenaban los invitados. Y ahí fue Troya, como te podrás imaginar, todas las mujeres presentes, que eran diosas y semidiosas se creían dignas de ser coronadas como la más bonita.

Casi estoy seguro que allí, en esa fiesta se inventaron los reinados de belleza, o al menos, es el primer reinado del universo del que tenemos noticias. Ese día, una a una las mujeres fueron pasando frente a los ojos de Zeus que finalmente seleccionó a tres. Por supuesto a Hera su mujer, a Palas Atenea la diosa de las Artes y la Guerra y a la diosa del Amor: Afrodita.  Como imaginarás elegir a la mujer más bonita donde una de ellas es la esposa puede ser complicado hasta para un Dios, por ese motivo, Zeus encomendó a Hermes, su hijo la misión de hacerlo. El muchacho, que tampoco quería tener semejante responsabilidad sobre sus hombros les propuso ir hasta la tierra y preguntarle al primer mortal que encontraran. Todos estuvieron de acuerdo y al sobrevolar  la tierra, vieron en el monte Gágaro a un joven bien parecido cuidando ovejas. Fue un asunto de azar, como cuando alguien se gana una lotería sin comprar la boleta.

Ese campesino se llamaba París. El dios Hermes le pasó la manzana de oro y le dijo que se la entregara a la mujer, que según su criterio, era la más bonita de las tres. París las miró de arriba abajo, las mujeres desfilaron una y otra vez frente a sus ojos, y al final el pastor eligió a la diosa Afrodita.  Como ya te imaginarás, las mujeres que no fueron favorecidas, muy malas perdedoras, hay que decirlo, se sintieron muy heridas en su amor propio y se declararon enemigas de París.

La diosa Afrodita, que como ya te había mencionado era la diosa del amor, le dio como regalo de agradecimiento a París la oportunidad de encontrarse, enamorarse y poseer el amor de Helena,  la mujer más bella sobre la faz de la tierra en aquel tiempo.

Y aquí es donde la historia se pone vibrante. Pues resulta que Helena era casada. ¿Te puedes imaginar la decepción del pobre París? La mujer más bella de la tierra está enamorada de él, pero resulta que ella es casada, y para peor señas con Menelao, el rey de Esparta, un tipo de mal carácter y  vengativo que todo lo solía arreglar a puñalada limpia.

Pero hay otro ingrediente más, que hace que el cuento se ponga interesante, resulta que ese campesinito cuidador de ovejas, capaz de enamorar a la mujer más bella de la tierra, era ni más ni menos que el hijo repudiado del rey Príamo, dueño y señor de Ilión.  Y cuando Menelao, el rey engañado se da cuenta de eso, junto a su hermano Agamenón (rey de Argos y Micenas) y otros reyes amigos, e incluso con la ayuda de las diosas Heras y Palas Atenea van hasta Ilión, destruyen el reino de Príamo. E inicia una guerra que habría de durar diez años.

¿Qué por qué París era un hijo repudiado? Porque al nacer el oráculo le dijo a sus padres que ese niño traería la destrucción del reino, como en efecto sucedió, y por eso Príamo ordenó a un campesino que lo llevara al bosque y lo matara, pero el campesino no fue capaz de cumplir la orden y lo crio como propio, en el campo, cuidando ovejas.

Entre los amigos de los griegos Menelao y Agamenón que atacaron a Príamo, estaban Ulises rey de Ítaca  y Aquiles, que era hijo de la diosa Tetis.  ¿Has escuchado hablar del talón de Aquiles? Se refiere a la debilidad de una persona y es porque Aquiles al ser hijo de diosa tenía el cuerpo blindado contra flechas, y su única debilidad física estaba en los talones, aunque en realidad su debilidad mayor estaba en su corazón, en sus pasiones.

Para no hacerte más largo el cuento resulta que Agamenón  se roba a Criseida, una bella mujer, hija de un sacerdote para hacerla su esclava, y por ese motivo su pueblo los griegos son castigados con una peste. Entonces Aquiles, le pide a Agamenón que devuelva a la esclava para calmar la furia de los dioses, y Agamenón, a regañadientes la devuelve, pero altanero va y secuestra a Briseida la hermosa esclava de Aquiles, quien furioso y ofendido, se retira de la guerra  y en vez de ayudar a sus aliados, le pide a su madre Tetis que ayude a los contrarios.

-Entonces, ¿por culpa de Helena se inició una guerra, y por culpa de Briseida se perdió esa guerra?

-Podría decirse, pero no, no. No es tan simple. Y no quisiera hoy entrar en el terrero de señalar culpables. Con este fragmento de La Ilíada, de Homero, quisiera más bien a que habláramos un poco en el significado de la belleza para la vanidad de la mujer, y lo que son capaces de hacer las mujeres por ser consideradas las más bellas. Pero también, en el impacto de las mujeres y de su belleza en el imaginario de los hombres, que somos capaces hasta de sacrificar un mundo, por obtener sus favores.