La historia de San Juan de Queipo Timaná

NELSON EDUARDO PAZ ANAYA

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En la semana se presentó la circunstancia de encontrar en las oficinas del Diario El Nuevo Liberal, el libro ‘HISTORIA DE UN PUEBLO. SAN JUAN – CAUCA’ del Maestro Queipo Timaná Velásquez, edición con caratula impresa en un fuerte vino tinto, con el frontis de la iglesia del poblado, arquitectura armónica de líneas rectas y curvas, con la conspicua figura en el atrio, de dos curas y un perro, que intrigan sobre su actuar, en contraste con las colinas exuberantes y las nubes espesas en un cielo inmenso del Macizo Colombiano.

La publicación viene a ser parte de la prolífica producción literaria del Municipio de Bolívar, a no dudarlo el sitio con más historia rescatada por sus propios hijos en todos los tiempos, además, llena de circunstancias del mayor interés por sus referencias lugareñas que contienen el encanto de ser contadas de tal forma que permiten su interpretación universal.

Como lo dice su prólogo, se trata de un libro con una historia de tres generaciones de familia, a través de la cual, se adelanta la narración de la forma como se funda y se establece el caserío de San Juan, a partir de los procesos migratorios dados por varias circunstancias, como el del simpático caso del matrimonio Timana- Guerrero, que por la incomprensión social, se aventuró a lo inhóspito de estos lugares, por allá en el año de 1.880.

Un repaso cronológico desde 1571, hasta agosto de 2010, permite seguir los procesos de cambio en las formas de tenencia de la tierra, siguiendo al historiador Fredy Augusto Zúñiga Dorado (2010), se parte de las Encomiendas, el usufructo de las recompensas, la posesión de Ignacio de Aguinaga, su extinción, la vinculación del indio con la tierra y el crecimiento demográfico de la región.

Es la memoria de cómo se fueron formando los grupos poblacionales en el mundo rural, la construcción de la cultura campesina, que contiene las jornadas de colonización en aventuras fantásticas que pasan el umbral de lo real, más allá de lo posible, el acontecer de cómo las familias se fueron ubicando en los más distantes lugares , los medios que la naturaleza brindaba, el cruce de saberes y de destrezas conjugados en la inquebrantable voluntad de hacer territorios para el presente y para las generaciones venideras.

Asi se fue haciendo la frontera agrícola, la apreciación del autor sobre San Juan, contiene la historia de los pueblos del Cauca, los planos urbanísticos, la ubicación de la iglesia, de las oficinas públicas, los centros educativos, de salud y de servicios, el inicio de los caminos de herradura, luego las vías carreteables, el ir y venir de las Comisiones a las capitales en busca de ayuda y la actuación de la política, las frustraciones y los logros.

En el aspecto de la producción lugareña, el autor, dice: “Los renglones principales de la economía del corregimiento son la agricultura, la ganadería vacuna, porcina, ovina y el cultivo avícola.

La agricultura está limitada por dos factores: la precaria extensión de los predios, por cuanto lo predominante es el minifundio; y la carencia de tecnología que permita conocer las características del suelo, el uso de abono orgánico y la rotación de cultivos”.

Aspecto de singular importancia, rescata el doctor Queipo Timana, en la historia de su pueblo, cuando afirma:” Junto a lo anterior se encuentra la presencia y el poder de convocatoria que tiene la iglesia católica, el orgullo que sienten los protagonistas de esta historia de su piedad y que los inspira para seguir trabajando por el progreso y mejora de su comunidad, como se alcanza apreciar en la superación de las dificultades para tener su propia parroquia, lo que fue no solo una proeza espiritual sino también arquitectónica”.

De hecho la narración histórica, los nombres de santos y la categorización de la Parroquia como Santuario de la Virgen de los Remedios, acompañada de situaciones y anécdotas de excepcional interés, resaltan la importancia que la espiritualidad religiosa tiene en la conformación de los pueblos del Cauca.

Atrae la atención, la historia del señor Pedro Antonio Chimborazo, sobre San Juan, citado por Timana Velásquez, sobre las relaciones creadas con la Republica de Suiza, a través del Sacerdote Reverendo Padre José Leber Ficler, primer párroco designado en el año de 1953, cuya capacidad de trabajo se sumó a la de los fundadores para continuar el desarrollo del Corregimiento.

Acompaña el texto, la intrepidez del Sanjuaneño, nacida de la necesidad de tierra, que siempre lo ha tenido en el interés de desplazarse a otros lugares, uno de los cuales, ha sido el territorio de Granadillos, en límite con el Parque Natural de la Serranía de los Churumbelos Auka – Wasi, cerca del complejo volcánico Doña Juana, y que crean un profundo ejercicio de pedagogía ecológica en los pobladores, nacida del respeto por la relación del hombre con la naturaleza.

El Maestro Queipo, logra hacer de una historia sencilla, un texto indispensable para conocer, diseñar y saborear el futuro del Cauca.