El estreno de la película de una de las precursoras del narcotráfico del mundo

Es la actriz Catherine Zeta-Jones representando el personaje de Griselda Blanco, la mujer que fue una de las pioneras del narcotráfico en el mundo, bajo el alias de La Madrina.




Como bien dice al inicio de la cinta, antes del ‘Chapo’ Guzmán y Pablo Escobar, estaba ella, la colombiana que emigró a los Estados Unidos para comercializar directamente la cocaína para así obtener más ganancias y no conformarse con el poco dinero que dejaban los traficantes estadounidenses que llegaban al país en su afán por conseguir más barato el alcaloide. Fue más bien superar a los intermediarios.

Sí, Griselda Blanco abrió el comercio del polvo blanco en el país del norte, junto con otras personas como Carlos Ledher Rivas.  En los años sensenta y setenta ellos hicieron mucho, mucho dinero, con este negocio que en un principio no era más que algo de loquitos marihuaneros en los momentos del ‘hippismo’,  de la contracultura, del triunfo de la revolución Cubana y la sanguinaria guerra de Vietnam.

Para esa época, los hijos de la clase media estadounidense llegaban locos de las guerras que su país libraba en el exterior, en su afán de controlar los países subdesarrollados para no perder terrenos con la entonces Unión Soviética, encontrando en los ácidos y narcóticos la forma de librarse de las pesadas cargas emocionales de la realidad.  Griselda Blanco, entonces, apareció para lucrarse de ese amplio mercado que iniciaba, era solo cuestión de darle el producto a los gringos locos para que soltaran los dólares.

Así se forjó entonces la figura de esta Madrina, quien debió recurrir a la violencia para blindar su actividad y mantenerse en el tiempo. Ahora, con esta película, se rememora su vida, su trasegar desde la infancia, su ingenio al servicio del tráfico de ese polvo milagroso,  en medio de una producción que fue severamente criticada por esa postura de la industria  hollywoodense de representar a los latinoamericanos con personas nativas, forzando a que hable dialectos no propios, todo bajo la mirada racista, la misma que se da desde vieja producciones como El Nacimiento de una nación de D. W. Griffith.