La Comisión de la Verdad

CHRISTIAN JOAQUÍ

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A partir de esta semana empieza a funcionar la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición (CEV), que es un organismo que hace parte del Sistema Integral de Justicia diseñado para alcanzar juntos, como sociedad que quiere dejar atrás los años de violencia política fratricida, un relato histórico no judicial sobre las causas del conflicto y responsables directos e indirectos de violaciones a los derechos humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario, en el que prime el derecho de las víctimas a conocer la verdad y, por esa vía se garantice la no repetición.

Cualquier determinación que haga la CEV no tendrá ningún efecto judicial, ni podrá señalar responsabilidades penales y tendrá tres años y medio para realizar las investigaciones que le permitan presentar un informe final que contenga las conclusiones y recomendaciones. Ese documento se constituirá en una valiosa fuente de conocimiento para que las generaciones futuras tengan en su patrimonio la reconstrucción de una parte de lo que conformó nuestra nación y sobre lo cual, sin desconocerlo, se pretende cimentar la construcción una nación colombiana moderna y en paz.

La paz no puede ser entendida, no obstante, como una ausencia absoluta de violencia, sino como un objetivo que se conquista día a día y que, si bien pasa y por la necesaria consolidación del actual proceso, ello no resulta suficiente.

Las profundas desigualdades sociales e históricas de nuestra nación y profundizadas por un sistema económico que en estadio actual ha demostrado que el efecto goteo (favorecer los intereses de los más ricos lleva beneficios hacia las capas más bajas de la sociedad) lejos de alentar un proceso social y humano que contribuya a un progreso sostenible, ha llevado a la pérdida de valores fundamentales humanísticos.

La proscripción económica de la filosofía seguramente condujo a la misma deshumanización del conflicto armado; la pérdida de las oportunidades para el estudio y la reflexión sobre la ética y la política han llevado al mundo y también a nuestra nación a adoptar decisiones que revelan un profundo deseo de enriquecimiento sin barreras éticas, de uniformidad, de segregación, de egoísmo, de xenofobia y venganza.

Ni la CEV, ni todo el Sistema Integral de Justicia, ni la extradición, ni la misma Jurisdicción Penal Internacional tienen la potencialidad de alcanzar una paz absoluta, pero sí hay razones objetivas que nos llevan a concluir que el sistema transicional que se va consolidando es instrumentos idóneo para disminuir el sufrimiento de las víctimas y para reducir ostensiblemente la cantidad de nuevas víctimas.

Mis deseos por el éxito en el cumplimiento de las funciones constitucionales y legales asignadas a la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición.