Adiós a Jaime Vejarano: Se ha ido un gran payanés

¿Quién quiso más a su ciudad? Yo creo que él. Aquel poeta, escritor, crítico, caballero y señor. El inagotable contemplador del paisaje natural y arquitectónico de la Blanca Ciudad e insigne veedor de su cultura.

Fue arduo lector de la excelsa literatura, como también, bardo y analista custodio, de las letras del patojo ingenio, quien antes de partir, se ha despedido de manera bella, genuina e idílica, dejando que su trémula voz dijera, los versos del amigo de su padre, don Guillermo Valencia, con el poema HAY UN INSTANTE…

Así despedimos a Don Jaime Vejarano Varona, otro ganador del Realismo payanés.

Los guardianes del cielo reclaman para él desde ya, las condecoraciones y reconocimientos pendientes, como gran hijo de la hidalga Popayán. / Juan Diego Vejarano

De Guillermo Valencia, ‘Hay un instante’

Hay un instante del crepúsculo /en que las cosas brillan más, /fugaz momento palpitante /de una morosa intensidad.

Se aterciopelan los ramajes, /pulen las torres su perfil, /burila un ave su silueta /sobre el plafondo de zafir.

Muda la tarde, se concentra /para el olvido de la luz, /y la penetra un don suave /de melancólica quietud,/ como si el orbe recogiese /todo su bien y su beldad, /toda su fe, toda su gracia /contra la sombra que vendrá…

Mi ser florece en esa hora /de misterioso florecer; /llevo un crepúsculo en el alma, /de ensoñadora placidez; /en él revientan los renuevos /de la ilusión primaveral, /y en él me embriago con aromas /de algún jardín que hay ¡más allá!…