Sobre el método de Marx: surgimiento de la conciencia

FERNANDO SANTACRUZ

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Confrontaremos dos tesis diametralmente opuestas o, para ser exactos, una tesis y su antítesis: TESIS: “No es la conciencia de los hombres la que determina la realidad; por el contrario, la realidad social es la que determina su conciencia (Marx, 1859). ANTÍTESIS: “La Nueva Mentalidad, la Nueva Conciencia, cambia el Ser Social y el ambiente natural, y no al revés, […] esto es, si no hubiera cambiado la Conciencia de los humanos, no habría podido transformar la realidad” (Mauro Torres, 2014).

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Según Marx, “En la producción social de su existencia, los hombres entran en relaciones determinadas, necesarias, independientes de su voluntad; estas relaciones de producción corresponden a un grado determinado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales.

El conjunto de estas relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, la base real, sobre la que se eleva una superestructura jurídica y política y a la que corresponden formas sociales determinadas de conciencia. […] No es la conciencia de los hombres la que determina la realidad; por el contrario, la realidad social es la que determina su conciencia” (Marx, Carlos. “Prefacio”. En, Contribución a la Crítica de la Economía Política. Pág. 37. Alberto Corazón Editor. Madrid.1970).

Son rasgos distintivos de la estructura económica en las comunidades del paleolítico superior: La base material para la existencia y desarrollo de los grupos nombrados fue la naturaleza. En su condición de nómadas se apropiaron de cuanto ésta les brindaba. Al mismo tiempo, natura determinó sus comportamientos como recolectores de frutas y raíces silvestres, pescadores y cazadores de fauna y megafauna salvaje. También aprovecharon las materias primas que les eran útiles para confeccionar sus armas, vestuario, utensilios domésticos, instrumentos de trabajo, y para dotar sus cavernas-vivienda, etc. Como parásitos del medio ambiente natural consumieron todo cuanto este les proporcionaba, sin posibilidad de que sus esfuerzos les rindiera un excedente. La caza, pesca y recolección, sus arcaicos instrumentos de trabajo y su trasegar permanente de un lugar a otro, condicionaron la economía de autosubsistencia. El trabajo de apropiación era colectivo y las relaciones sociales intragrupales fueron comunitarias, es decir que el producto obtenido mediante la actividad común se distribuía entre sus miembros para la supervivencia del grupo. Sus fuerzas productivas estuvieron infradesarrolladas durante milenios.

Con el transcurso del tiempo perfeccionaron sus herramientas de trabajo. Sus manifestaciones institucionales y religiosas fueron incipientes. Abreviando, las comunidades paleolíticas exhibieron una estructura económica muy rezagada, a la que le correspondieron unas relaciones sociales retrasadísimas. En cuanto a su desarrollo cerebral, el dominio del hemisferio derecho irracional, inconsciente, onírico, sobre el hemisferio izquierdo racional, consciente, reflexivo, fue evidente.

Dentro del contexto descrito se desarrolló el cerebro del hombre paleolítico y se modificaron sus funciones mentales, pulidas y refinadas en el transcurso de millones de años, lo mismo que sus comportamientos y, muy lentamente, las funciones conscientes del hemisferio izquierdo fueron alzando vuelo hasta alcanzar y desplazar de su posición dominante a las funciones inconscientes del hemisferio derecho. Durante ese prolongadísimo lapso, al finalizar el paleolítico superior, los homo primitivos descubrieron el fuego y algunos de sus semillas, en la domesticación de animales, rudimentos que con el decurso del tiempo se transformarían en la agricultura y la ganadería, en los antecedentes del trueque y el comercio, en el origen del lenguaje oral, del arte rupestre, de la construcción de caminos y aldeas.

El desarrollo lentísimo de las funciones racionales, miradas en conjunto, constituiría el basamento de las primeras comunidades sedentarias. En este período no se vislumbra aún la aparición de las clases sociales, ni del Estado, ni de las instituciones, ni de las ideologías jurídicas, políticas o religiosas. Conforme a Marx, sólo la producción tiene historia propia, “realidad sustantiva”; las manifestaciones de la conciencia son emanaciones suyas, efectos carentes de historicidad.