La prudencia de un expresidente

Columna de opinión

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Por Harold Mosquera Rivas

Barak Obama ejerció la presidencia de los Estados Unidos de Norte América desde el 20 de enero de 2009 hasta el mismo día del año 2017, el máximo período que el ordenamiento jurídico de su país permite ejercer ese cargo a cualquier ciudadano. A pesar de todo el ajetreo que le tocó afrontar en sus 8 años de gobierno, hasta hoy, no existe un solo escándalo por corrupción en su administración. 

En materia de salud, promovió la política de protección al paciente que luego se conocería como el Obama Care, la ley de protección al consumidor, la ley sobre homosexualidad en el ejercito, que ha servido de ejemplo para muchos ejércitos en el mundo, autorizó la ejecución de Bin Laden, quien por muchos años fuera la persona más perseguida del mundo, también normalizó las relaciones diplomáticas con Cuba, lo que facilitó mejorar las condiciones de vida de muchos habitantes de la isla. Sin embargo, una vez entregó el poder a su sucesor Donald Trump, Obama se dedicó a recorrer el mundo dando conferencias sobre su experiencia de vida, en especial la política. 

Acompañado de su esposa y sus hijas, han sido una familia modelo para muchos de sus compatriotas. En especial, a pesar de todo el poder que llegó a manejar, se ha caracterizado por ser un hombre prudente y respetuoso de quienes lo han sucedido en la presidencia de los Estados Unidos, entendiendo que cada quien tiene su cuarto de hora y hay que permitirle ejercer el poder de acuerdo a la propuesta que la mayoría del electorado votó.  

No hay parámetro de comparación entre su proceder y el de su sucesor, quien por sus acciones y afirmaciones se ha convertido en una verdadera pesadilla, incluso para su partido político. En Colombia los ex presidentes vivos deberían seguir el ejemplo de Obama, pues basta hacer un seguimiento a los doctores Gaviria, Samper, Pastrana, Uribe y ahora Duque, para constatar que les ha faltado prudencia en sus opiniones respecto a sus sucesores en la presidencia.   

Debo señalar que el ex presidente Santos, es quizá el que mayor prudencia ha guardado desde que dejó su cargo y sin embargo, en el actual gobierno nacional encontramos a muchos de sus alfiles, formando parte del denominado gobierno del cambio. Cuan grato sería que los presidentes, gobernadores y alcaldes al dejar sus cargos, salieran con índices de popularidad por encima del 70%, que la gente sintiera verdadera alegría al encontrarlos en las calles y les solicitaran una foto para el recuerdo, en vez de insultarlos y decirles hasta de qué se van a morir como le sucede a la mayoría de nuestros ex mandatarios, que por ello tienen que pasar al anonimato, procurando invisibilizarse para no tener que estar sufriendo en su día a día. 

Hay personas retiradas de la política que por la forma como ejercieron la misma, pueden caminar tranquilos por la calle, pero quienes forman parte de ese selecto grupo, se encuentran gozando de buen retiro y jurando que nunca más volverán al ejercicio de la política.

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