Repatriación de bienes culturales, una posibilidad para la reivindicación cultural de nuestro territorio

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Redacción El Nuevo Liberal

a Presidencia de la República, en compañía de los Ministerios de Cultura y de Relaciones Exteriores, las cancillerías y el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), están adelantando acciones en pro del rescate de los bienes culturales que desde la época de la conquista han sido saqueados de nuestra nación. El tráfico ilícito de estos bienes es una problemática histórica que no solo ha perjudicado al tesoro nacional sino también a los colombianos, a quienes se nos ha negado la posibilidad de reconocer nuestras raíces.

En este primer proceso fueron repatriadas 274 piezas arqueológicas, las cuales se recuperaron a través del establecimiento de tratados y concertaciones con instituciones, en su mayoría privadas, que pagaron grandes sumas de dinero por la adquisición de dichos elementos. Según la estudiante de último semestre de antropología de la Universidad del Cauca, Sofía Rubio Leal, “es muy importante que hayan comenzado a adelantar todos estos procesos porque permiten reivindicar nuestra historia, que volvamos a tener memoria acerca de nuestro pasado y también que empecemos a disfrutar de esa historia que otros han vivido y nos han quitado”.

Las labores arqueológicas resultan vitales para comprender y complementar elementos en nuestra historia. /Fotografía suministrada.
El tráfico de elementos culturales es una de las problemáticas históricas que ha entorpecido los procesos de fortalecimiento de las identidades diversas que convergen en el país. /Fotografía suministrada.

Tal como lo explicó Rubio, este tipo de acciones requieren coordinación, investigación profunda y negociación con los distintos actores implicados “También es un proceso muy largo porque tienen que hacer las investigaciones respectivas, saber realmente dónde están estas piezas para poder repatriarlas, porque muchas de ellas han salido del país y se encuentran en manos de entes privados, quienes no van a devolver algo que les costó mucho dinero o fue muy difícil de sacar”.

Las piezas se encuentran en un proceso de revisión y curaduría por expertos para su respectiva catalogación y contextualización, con el fin de determinar el estado actual de las mismas y determinar si deben ser colocadas en un museo o se retornan a su comunidad de origen. Esta decisión final se ha convertido en un punto de disputa para antropólogos, arqueólogos y expertos museísticos, ya que, por un lado, algunos consideran que es en los museos donde se cuentan con las condiciones para salvaguardar estos tesoros de la historia y permitir su democratización a través de actividades de muestra y exhibición, mientras que otros opinan que para desarrollar procesos de reivindicación cultural, de reconstrucción de memoria y devolverle a las comunidades su pasado, es necesario que sean ellas quienes se encarguen de determinar el lugar de estas piezas al interior de sus territorios. “Yo pienso que lo mejor sería devolverlas a las comunidades, dar a conocer la importancia de estos bienes culturales y del pasado, que se pueda reconocer el valor que tiene porque es nuestra historia, la cual fue arrebatada. Con estos elementos se podrían hasta construir museos comunitarios con intervención de la gente, donde se generen espacios participativos de diálogo y de interacción para reconocer todo el material que llega a los territorios… Solo así podremos conocer nuestra historia, saber de dónde se viene, qué culturas se asentaron en estas grandes tierras”, comenta Sofía.  

Si bien, las piezas que ya han sido identificadas no pertenecen a las comunidades aborígenes del Cauca, al interior de nuestro departamento se están llevando a cabo otros procesos que resultan reivindicativos a nivel social y cultural, los cuales han sido adelantados por las mismas comunidades, como fue el caso de la recuperación de la pirámide del Morro de Tulcán, y por los estudiantes de las universidades, quienes, en un afán por conocer sobre el pasado del territorio donde habitan, han adelantado la excavación y clasificación de elementos arqueológicos. Dentro de los investigadores destacados se encuentra el semillero de la Universidad del Cauca, Estudios Arqueológicos y Patrimonios, adscrito al programa de antropología, quienes en compañía del docente Javier Giraldo, adelantan procesos de recuperación de historia y memoria en el municipio de Timbío, donde además se adelantan exhumaciones de dos tumbas encontradas en La Chorrera, para entregar los elementos a la comunidad y acompañar la posible conformación de un espacio museístico que cumpla las funciones de centro de memoria.

Como lo resalta Sofía, quien se encuentra finalizando su proyecto de grado, donde busca determinar a través de la cerámica la existencia y cronología de las poblaciones que habitaron el territorio payanés antes de la conquista, el cual es un aporte a la reconstrucción de la historia de nuestra ciudad como un territorio donde han logrado converger diferentes culturas, “realmente, la arqueología en Popayán no ha sido mucha, pero los estudiantes han empezado a sacar más información en investigaciones al respecto, para saber realmente cómo está conformada Popayán tanto en la época colonial como en la precolombina, entonces se están abriendo nuevas investigaciones donde se permite ver mucho más de lo que ha pasado en la región, como encontrar nuevos sitios arqueológicos, porque Popayán no es solo colonia, es un territorio que tiene una historia que va más allá de la conquista”.

Finalmente, es importante realizar un llamado a las autoridades competentes para reforzar los protocolos para la protección de los bienes culturales del país, al igual que a la comunidad en general para que dimensionen la importancia de estos bienes dentro del espectro cultural y la reestructuración de nuestra historia como Cauca diverso.

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