Popayán: historia y cultura – Chirimías

Este género musical, tan típico, carnavalesco y popular, ha representado el departamento del Cauca desde el tiempo de los pubenenses cuando adoptaron los instrumentos y ritmos a sus tradiciones ancestrales. 

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Por: Mario Pachajoa Burbano

hirimía es un instrumento músico de viento, hecho de madera, a modo de clarinete. Este artefacto árabe fue llevado a España y de ahí pasó al Nuevo Mundo hispánico. Los misioneros lo introdujeron con éxito a los indios y desde esa época, en Popayán, se convirtió en un instrumento inmensamente popular entre las comunidades indígenas.

Los indígenas lo aprendieron a construir en forma rudimentaria y con seis agujeros, el árabe tenía nueve, colocándole como boquilla, un trozo de pluma de pavo.

Antiguamente este instrumento era fabricado de forma rudimentaria con 9 agujeros laterales.

Pero el instrumento se empezó a utilizar cada vez menos, llegando casi a desaparecer de los conjuntos musicales. Desde entonces se dio el nombre de chirimía al conjunto musical integrado generalmente: por dos flautas hechas de carrizo, una para los tonos altos y la otra para los bajos; por tambores, de varios tamaños, hechos de madera y cubiertos por ambos lados con piel de vaca o de oveja; por redoblante a manera de tambor militar; por triángulo de hierro golpeado con un clavo; por carrascas hechas sobre calabazos o sobre trozos de guadua partida por la mitad; maracas hechas también con calabazos vaciados y secos y finalmente por quijada de bovino o equino. Algunas veces se emplean también la ocarina y pifanos.

Generalmente las comunidades indígenas tenían sendos conjuntos o chirimías, lo mismo que algunos barrios de Popayán. La música más autóctona, por supuesto, provenía de los conjuntos indígenas, cuyas tonalidades reflejaban su ancestro quechua; aunque también ejecutaban bambucos y pasillos.

Después de la década de los 1930, las chirimías no solamente eran integradas por indígenas sino por gentes de escasos recursos económicos. En los 40 estos grupos empezaron a usar uniformes y nombres para facilitar su identificación, tales como «Los Gavilanes», «Los Sotareños», etc.

En los 50 los grupos mayoritarios estaban conformados por gente joven y empiezan a aparecer dentro del conjunto personas disfrazadas de, por ejemplo, «El Diablo», «La Viuda», «La Bruja» que eran los encargados de recoger la ayuda monetaria para su chirimía.

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