LAS PRUEBAS DE ESTADO

LA GRAN MENTIRA PARA ENGAÑAR A LOS JOVENES. EL ICFES: UN ELEFANTE BLANCO EN VIAS DE EXTINCION

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POR LUIS JESUS SOLIS GOMEZ

uando miles de niños en Colombia luchan, trasnochan y se desesperan por lograr algún día coronar esa carrera con la que tanto han soñado y sus papás muy enojados con los profesores reclaman contra la mala enseñanza, a lo que muchos llaman, calidad de la educación y otros le dicen: la “excelencia”, por fin se destapa la olla podrida con 13 jovencitos que fueron sorprendidos el domingo 27 de marzo de 2022 en distintos colegios de la capital caucana, con dispositivos que les permiten copiar las respuestas a través de audífonos que sólo ellos saben cómo funcionan y los bandidos que se hacen ricos a costillas de las ilusiones de los muchachos.

No es solamente por el esfuerzo de los muchachos y sus padres y también por la desgualgüerada de los rectores pidiéndoles resultados a sus profesores, que ya no pueden trabajar libremente sus propios currículos, ni desarrollar proyectos de investigación sobre el barrio, sobre la vereda, el municipio y uno que otros profesor hablando babosadas de que “si se puede”, que este año si, que lo vamos a lograr, mientras allá en la oscuridad de alguna sala siniestra están preparando los dispositivos, con la complicidad de algún funcionario del icfes, porque si no, de qué otro modo van a lograr llegar hasta los test, que se envían por avión, sólo a quienes van a aplicar la tan sonada prueba y en sobres sellados inaccesibles.

Y al fin cayeron estos jovenzuelos de Popayán y del Cauca que no creo que sean los únicos en el país que lo hacen, porque el negocio está tan bueno, que allí deben estar cientos de padres de familia y jovencitos involucrados en este gigantesco fraude a la educación pública.

A mis estudiantes, yo sí les digo que estudien para aprender, que estudien para ser los mejores en lo que hacen, que estudien por el afán de saber más, pero que no se hagan ilusiones con las tales pruebas, porque cada año los resultados siempre son los mismos y los que ganan, también son los mismísimos colegios privados de siempre, que yo ya sospechaba que era comprando cuestionarios, que pasaban los mismos de siempre; imagínense que un aplicativo de estos tienen un valor entre 5 y 10 millones de pesos, suma que no es nada fácil conseguirla a una madre soltera o a un vendedor ambulante o a un campesino.

En Popayán, los colegios que se presentan a estas pruebas en el mes de marzo, son los del calendario b, es decir, los colegios privados, porque los públicos, hace más de 20 años que cambiamos de calendario y ahora somos del calendario A, por lo cual nuestros estudiantes se presentan es en septiembre y al fin y al cabo lo que tenemos los pobres y por eso lo somos, es que somos pobres pero honrados.

Aquí no se trata tan sólo de meter a la cárcel a los 13 o 20 jovencitos que cayeron en la trampa de algún sapito que ya sabía lo del negocio y como no le dieron mordida, los hizo quedar mal.

Lo que queda en entredicho es la seriedad del Icfes que es el que aplica estas mentirosas pruebas, esa porquería, que lo que debe hacer un buen gobierno es liquidarla, porque si la educación pública es para los más pobres, lo que debe hacer el gobierno es estratificar la universidad pública, sólo para los jóvenes de los estratos 1, 2 y 3, es decir de los más pobres, porque del estrato 4 para arriba, ya es la gente más pudiente, empleados de alto rango en las gobernaciones, las alcaldías, los ministerios y gerentes de la empresa privada que buena plata tienen para que manden sus hijos a las universidades privadas.

Por algo las pruebas de estado, ya son un elefante blanco en vías de extinción, pues los muchachos del campo, y ni quieren presentarse a esa porquería y hasta se esconden de sus papás o se quedan tomando cerveza con algún amigo para no ir.

Yo no les digo que no se presenten, pero sí le digo a quien vaya a quedar de presidente que acaben con esa alcahuetería del icfes, ese cartel de atracadores que para lo único que sirve es para cobrarles a los padres de familia los formularios de inscripción.

(*) El Nuevo Liberal no se hace responsable de la opinión de sus colaboradores y columnistas.

 

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