Francia Márquez es la primera mujer afrodescendiente en convertirse en vicepresidenta de Colombia. Márquez representa la voz de las mayorías negras, campesinas, populares e indígenas que la política colombiana ha marginado desde hace décadas.
El primer dato que se rescata de la vicepresidenta electa de Colombia, Francia Márquez, es su afrodescendencia. Pero sus orígenes son más relevantes que lo evidente a primera vista. Fue su historia como militante de derechos humanos y abogada de causas sociales lo que la llevó al protagonismo que tiene hoy.
Francia nació en 1981, en la aldea de Yolombó, ubicada en Suárez, un pueblo del departamento del Cauca ubicado al suroeste de Colombia donde la explotación minera es el principal factor de la dependencia económica y de las luchas sociales.
Su familia dependió de esa industria. Mientras su madre era partera del pequeño sistema de salud zonal, su padre obrero trabajó en las minas y ella misma tuvo su primer trabajo como minera del oro artesanal. Luego fue empleada doméstica y a los 16 años tuvo al primero de sus dos hijos.
Siendo madre adolescente estudió en la Universidad de Santiago de Cali y se recibió de abogada, mientras el daño medio ambiental y el desplazamiento forzado de cientos de habitantes en su pueblo natal crecían. Así y todo, esos dos fueron los disparadores para su militancia social y política.
No solo se opuso al extractivismo indiscriminado provocado por la entrega de títulos mineros a empresas por doquier, sino que hizo propia la defensa del medio ambiente y los derechos humanos también afectados por esa industria.
Su activismo comenzó en 2009, durante unos reclamos para salvar al río Ovejas de la contaminación que provocaba la minería y desde entonces escaló en distintos reconocimientos. Uno de los hitos de su larga lucha social fue haber recibido el Goldman Environmental Prize, considerado el premio Nobel medioambiental.
En el 2014 participó en la mesa interétnica e intercultural que le exigió al gobierno nacional de Colombia detener la minería ilegal y el otorgamiento de títulos mineros sin consulta previa en territorios de comunidades originarias. Denunció “corrupción” y se convirtió en blanco de los grupos paramilitares que acosaban a pobladores.
En 2019, el medio británico BBC ingresó a Francia Márquez en el listado del top 100 de mujeres más influyentes del mundo/Imagen tomada de Gatopardo
Víctima por luchar
Fue desplazada forzosamente de donde vivía y luego organizó, junto a unas 70 mujeres afrodescendientes, «La Marcha de los Turbantes», una actividad que también fue reconocida como «Mujeres Negras por el Cuidado de la Vida y los Territorios Ancestrales». Con ellas partió el 17 de noviembre desde Suárez hasta Bogotá. Hizo 600 kilómetros para exigir una solución al problema de la minería ilegal.
También viajó a Cuba durante los diálogos de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos con los líderes de las FARC. Y en 2015 participó en una asamblea comunitaria del Norte del Cauca para reclamar al Estado colombiano garantías de protección a los líderes y lideresas continuamente amenazados.
No obstante, su militancia étnica y campesina le valió nuevas y varias amenazas, y hasta un atentado contra su vida por parte de los paramilitares; fue en 2019, durante su representación legal a en el Consejo Comunitario del corregimiento de La Toma de Suárez, un cargo que ocupó desde 2016.
Un símbolo de las comunidades marginadas
Desde ya que su condición de mujer y su afrodescendencia también fueron otros frentes en los que tuvo que batallar. Es más, fueron tópicos por los cuales los sectores más conservadores de derecha cuestionaron su competencia para el cargo que ganó como compañera de fórmula de Gustavo Petro.
Vestida con trajes coloridos propios de su región y su facilidad de oratoria, Márquez cautivó al electorado, especialmente al joven. Se convirtió en un fenómeno político y un símbolo de las comunidades tradicionalmente marginadas en la política y abrió un resquicio a la esperanza de la representatividad.
Otro de los lugares comunes por donde se la atacó durante la campaña electoral fue por su falta de experiencia en la arena político partidaria. “Muchos dicen que no tengo experiencia para acompañar a Gustavo Petro a gobernar este país y yo me pregunto ¿por qué la experiencia de ellos no nos permitió vivir en dignidad?”, respondió en uno de sus discursos.
“¿Por qué su experiencia nos ha tenido tantos años sometidos a la violencia que generó más de ocho millones de víctimas? ¿Por qué su experiencia no logró que todos los colombianos viviéramos en paz?», añadió.
Cuando Francia Márquez nació, las parteras que la recibieron le cortaron su cordón umbilical y esa pequeña y viscosa conexión carnal de la madre con ella fue enterrada en la tierra. Tierra y madre quedaron convertidas desde ese mismo instante en una sola cosa. Este acto ritualístico, tradicional de esta zona del Pacífico colombiano, ha conjurado desde el inicio de todas las vidas esa relación profunda, intensa y, para muchos, incomprensible, que siente Francia Márquez y todo su pueblo, por los territorios que les heredaron sus ancestros/ Ilustraciones de @Borelis_art
A quiénes dedicó el triunfo
Durante su primer discurso como vicepresidenta electa, Francia les dedicó un párrafo especial a las luchas sociales y de las minorías. «Vamos las mujeres a erradicar el patriarcado de nuestro país, vamos por los derechos de la comunidad diversa LGBTIQ+, vamos por los derechos de nuestra madre tierra, de la casa grande. A cuidar nuestra casa grande, a cuidar la biodiversidad, y vamos juntos a erradicar el racismo estructural», expresó.
Su cargo, agregó, fue para los «líderes sociales que tristemente fueron asesinados en este país, a la juventud que ha sido asesinada y desaparecida, a las mujeres que han sido violentadas y desaparecidas. A todos ellos que sé que desde algún lugar nos están acompañando en este momento histórico para Colombia», concluyó.
Francia Márquez ha sido reconocida por convertirse en la voz en defensa de las comunidades, el medioambiente y los territorios ancestrales del Pacífico colombiano. Durante la carrera presidencial, irrumpió en la agenda pública con un discurso enfocado en las comunidades y las regiones históricamente excluidas, el feminismo en la política, la dignidad, la justicia y los derechos, y logró poner sobre los debates temas como el racismo, clasismo y machismo.