Por calamidad pública y urgencia manifiesta urge construir la variante Timbio-El Estanquillo

Columna de opinión

Por: Felipe Solarte Nates

Terminando las tradicionales fiestas de Reyes que celebraban en la mayoría de municipios del sur, nadie esperaba la tragedia desencadenada por las interminables lluvias que por la prolongación del fenómeno climático del Niño y el invierno, se tragaron varios veranos y convirtieron la tierra en esponja reteniendo aguas y afectando la movilidad y el ciclo de cultivos y cosechas.

 Afortunadamente no hubo fallecidos y la mayoría de habitantes del área afectada abandonaron a tiempo, al ver que se ampliaban las grietas antes que la tierra se deslizara y engullera tantos años de esfuerzo: ladrillo a ladrillo construyendo sus casas, criando sus animales y cultivando minifundios que garantizaron la subsistencia de varias generaciones de sus numerosas familias.

 Según declaró ante radio 1040, José Roberto Campo, alcalde Rosas, la universidad del Cauca había hechos previos estudios geológicos del sector y les informaron que no presentaba alto riesgo.

La oportuna acción de la alcaldía, la gobernación del Cauca, el Ejército, Policía Nacional y Fuerza Aérea,  la Unidad Nacional de Gestión de Riesgos y Desastres y Bomberos de Rosas, Timbio y Popayán, permitieron la evacuación de los damnificados que lo perdieron todo, y en los centros temporales de atención les brindaron ayuda inmediata.

Hasta ahora, el presidente Petro con su equipo de gobierno coordinado por el caucano  Luis Fernando Velasco Coordinador para las regiones, en su visita a Rosas anunció la compra hacienda y pronta ayuda para la reubicación de los damnificados, aunando esfuerzos y recursos con instituciones locales y seccionales, para estructurar proyectos a corto, mediano y largo plazo.

Antecedentes.

Hace más de 50 años expertos saben que la falla del Romeral atraviesa por el municipio de Rosas, donde se han registrado tragedias premonitorias como la del 19 de abril de 2019, en la vereda de Portachuelo, en el kilómetro 82.5, (a 7 kilómetros del masivo deslizamiento de tierras actual) y a un kilómetro de la cabecera municipal, cuando un deslizamiento sepultó 6 viviendas, muriendo 32 personas

Cuando los ingenieros descubrieron que la “nueva” carretera Popayán-Pasto, en el tramo por Rosas había sido construida sobre la falla del Romeral, que en poco tiempo se tragaba tramos construidos y pavimentados, en cabeza de Paulo Emilio Bravo, hace 44 años hicieron los estudios previos y la propuesta de la variante Timbio-El Estanquillo.

Desde entonces gestionarlo ante el Ministerio de Obras Pública, el INVIAS, la Presidencia, pero la presión de la dividida clase política caucana y el aislamiento con dirigentes del Valle y Nariño, hizo inútil la débil gestión ante varios gobiernos que enfocaron presupuestos y diseños a vías en otras regiones del país, con más peso económico e influencia política en bloque.

El anunció del presidente Petro de hace ya no una vía sencilla, limitada a la variante el Timbio Estanquillo, sino ampliada en doble calzada Popayán-Chachagui, es muy halagüeño, pero hay que cogerlo con pinzas, sino se parte de lo que hay avanzado en fases y estudios de diseños, sobre todo en el tramo más crítico: la variante Timbio-El Estanquillo.

El proyecto, ya en fase 3 de estudios y está a tiro de firma para su aprobación y tendría un costo aproximado a cuatro billones de pesos, en una calzada ampliada en tramo de 78 kilómetros que evita la falla del Romeral.

 De acuerdo a los estudios y licencias ambientales actuales, podría empezar a construirse por tramos, -según declararon por radio 1040, los ingenieros Juan José Cisneros y Manuel José Bravo, quienes han estudiado el proyecto-, empezando por el sector de 27 kilómetros, que partiendo de Timbio desciende hacía el sur y después del actual trancón empataría con la Panamericana, conectándose con otras vías secundarias a las que habría que hacerles movimiento y mejoras, para beneficio de los campesinos de la región y que también sirvan de vías alternas en caso de emergencias como la actual.

Al hacer un nuevo proyecto con estudios y diseños para la doble calzada, tal vez se irían los 4 años del gobierno de Petro adelantándolos, y con el nuevo presidente no se garantizaría que los apruebe e inicien las obras como sucedió con todos los mandatarios que han dormido en la casa de Nariño durante 44 años,  desde 1978 cuando se los presentaron al entonces presidente Turbay Ayala.   

Gracias a la gestión que encabezó el ingeniero Jorge Campo, Presidente de  la Asociación de Ingenieros del Cauca, junto a directivos de la Cámara de Comercio, el Comité Gremial y Empresarial del Cauca y la Gobernación, para desempantanar la doble calzada Popayán-Santander de Quilichao, para que cedieran el contrato y no fuera sometida a nueva licitación y  -que afortunadamente ya empezó a ejecutarse después de seis años de ser adjudicada-; también lograron que el gobierno del presidente Duque pusiera en la agenda la licitación de la variante Timbio-El Estanquillo, que en el gobierno de Santos había actualizado los estudios de impacto técnicos de impacto ambiental y financiero, antes de incluirla entre las obras 4G destinadas a construirlas mediante concesiones a cambio del cobro de peajes.

Sin embargo, terminó el período de Duque, no lo firmó y el proyecto quedó congelado.

Más realista sería partir del proceso adelantado, aprobar lo que hay, emprender el gobierno con presupuesto de la nación o en cofinanciación y en el camino de construcción ir ajustando los diseños para la construcción de la doble calzada. Sería lo más práctico y realista. Sino corremos el riesgo de esperar otros 44 años y competir en demora con la ejecución del metro de Bogotá que se propuso hace casi un siglo.

Ante la emergencia actual, por  “Calamidad pública y urgencia manifiesta”, al actual gobierno le tocará agilizar los trámites para construirla, pues hay un infarto entre el sur del continente y Nariño…   No deja otra alternativa la magnitud del deslizamiento actual y el grave daño a la carretera y la prolongada interrupción del tráfico entre el sur (Nariño, Ecuador, Suramérica) y norte del país, impidiendo el normal flujo de vehículos, personas y bienes y causando enormes pérdidas económicas, qué, en el sólo renglón lechero de Nariño, represa el transporte diario de 364.000 litros hacia las plantas industriales del norte del Cauca y Cali y frena el flujo de papa, hortalizas y legumbres que abastecen los mercados del Cauca, Valle y otras regiones del país, agregando combustible a la inflación que nos afecta.

La tragedia también desnuda la ruina en que se encuentran la Panamericana, y las vías secundarias y terciarias al sur del Cauca, qué, si estuvieran en mejores condiciones, habrían ayudado a descongestionar el enorme trancón que demorará varias semanas.

Por lo pronto garantizar refugio, alimentación, dotación de vestido y enseres y reubicación temporal de las familias directamente afectadas por la desaparición de sus viviendas y campos de labranza, en segundos devorados por la tierra en movimiento continuo alrededor de la falla del Romeral.

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