Popayán, historia y cultura

Todos los payaneses compartimos con felicidad la visión de Eladio para nuestra Ciudad Blanca del 2020: paseo del Río Cauca, calles del centro histórico adoquinadas y cerradas al tráfico del despiadado automotor, amplio y confortable centro continental de Convenciones. Muchas gracias Eladio ¡Que así sea!. Hoy Eladio nos ha suministrado su articulo completo que lo transcribimos
en esta nota.

POPAYAN: 2020

De: Mario Pachajoa Burbano

(Alguien que salió de la ciudad a principios del siglo 21, regresa, buenos años después. Y hace esta crónica, en mayo del año 2.020.)
Llegamos del aeropuerto en el autobús de turismo, hasta el comienzo del Humilladero. Jóvenes uniformados, muy cordiales, nos reciben el equipaje. Mi hotel queda a  cuatro cuadras de allí, pero no hay acceso en carro. Todo el centro antiguo está peatonalizado. (Recordé Venecia: mi habitual hotel queda a varias cuadras del canal hasta donde llega la góndola. Desde allí, alguien lleva mi equipaje por estrechas callejuelas medievales.)

Las  calles están llenas de  estudiantes. El joven  maletero (fue mi guía unas buenas horas) me va contando: Popayán es, ante todo, una ciudad universitaria. Hace varios lustros logró la categoría de Distrito Estudiantil. Y algunas de sus universidades se empeñaron en ambicioso plan de ofrecer calidad óptima en todos los aspectos. Lo lograron: una demanda muy grande de matrículas se fue gestando, para estudiantes de todo el país y del exterior. El 28% de la población de la ciudad es universitaria: estudiantes, docentes, administrativos, personal de apoyo. Y buena parte de ese gran total, son estudiantes foráneos. Así, el rubro mas alto de la economía local está dado por la vida universitaria: matrículas,  sueldos de profesores y administrativos,  servicios de alojamiento, comercio, recreación,  suministros, transportes, etc.

No hay “ciudad universitaria” según aquel anticuado concepto de un gheto dorado, aislado de la gente. No. Toda la ciudad es “La Ciudad Universitaria”. Y se concentra grandemente en el sector antiguo. Un alto porcentaje de sus construcciones – viejas o nuevas – es usado como facultades, aulas, salones de estudio, bibliotecas, sedes administrativas, laboratorios diversos, vivienda, servicios a la gente universitaria. Muchos estudiantes – en horas libres – hace trabajos diversos para el sector turístico. (Como mi maletero-guía…). Así, pues, de muchas maneras, la vida universitaria permea toda la ciudad.

Imagen tomada de internet.

Hay – a lo largo de todo el año – diversos eventos de dimensión continental, que traen universitarios extranjeros en torno a temas o actividades específicas. Festivales universitarios de música, de teatro, campamentos ecológicos, bienales de arte, congresos de acción política, justas deportivas. Festivales Universitarios Nuestra América es el acertado nombre que identifica toda esa serie de acontecimientos. La ciudad se ha caracterizado ya, en el mundo iberoamericano, como un centro universitario de avanzada, de innovación, de intercambio.
La gran fiesta ciudadana es el día clásico de fundación de su mas antigua universidad, la U. del Cauca, el 11 de Noviembre. Pero toda la ciudad y todas las universidades de la ciudad festejan la gran fecha. El centro histórico se convierte en una inmensa verbena ciudadana. La fiesta no es en recintos cerrados, es toda en las calles. Grupos musicales de universidades de todo el continente, de España y Portugal, las recorren, se detienen en tarimas dispuestas en plazoletas, en esquinas.  Tres días – habitualmente un puente –  en que la ciudad exalta y festeja  su mas preciada identidad.
La ciudad con tan grato aire juvenil, ha dejado atrás aquella imagen conventual, triste,  que le imponían sus celebraciones de Semana Santa. (Era su única identidad visible…) Y este aire alegre de su gente universitaria –  a mas de la belleza total de su centro histórico – le ha dado otro carácter, de gran dimensión económica: ciudad de convenciones.  Al año hay no menos de veinte grandes congresos. La ciudad tiene capacidad instalada  para eventos hasta de 5.500 personas.

Lo que fue hasta principios del siglo el vergonzoso Centro Comercial – a una cuadra de la plaza de Caldas – fue demolido para el Centro de Convenciones. Pero integrado funcionalmente en toda programación de congresos, a los muchos pequeños auditorios, salones, teatros, ubicados en la ciudad antigua. Coordinados  y debidamente dotados de ayudas audiovisuales, son sitio de comisiones parciales, de grupos específicos, de reuniones y foros de cada evento. Así, los convencionistas se recorren las amenas calles de la ciudad antigua  pasando de una salón a una tienda de artesanías, a un auditorio, de una pequeña heladería a un teatro, a un puesto de comunicaciones, tomando fotos en tantos sitios bellos…. La ciudad antigua es, en realidad, el verdadero Centro de Convenciones.
La última noche de cada congreso, sus asistentes son sorprendidos con algo único, a las 11 p.m.: un concierto de campanas. Despedida bellísima a los visitantes, en que los ocho campanarios antiguos de la ciudad suenan armónicamente según partitura preparada por músicos expertos en tan singular instrumental.  Si, definitivamente: la despedida de la hospitalaria ciudad a sus visitantes, con el concierto nocturno de campanas… si, es algo único, algo inolvidable.
Talvez no hay en Colombia una ciudad con mas hermosas y singulares áreas de recreación pública. El gran eje del sistema es el enorme parque lineal – 18 kilómetros de largo – del río Cauca. Sus orillas son un bosque continuo de robles, guaduas y guabos, guayacanes, mayos y cucharos, mortiños, uvos, guayabos y minchinches.  Y a todo su largo, por ambas orillas, rutas para ciclistas y patinadores, para caminantes y trotadores, senderos para cabalgatas. Bajo manejo perfecto de una entidad privada que presta vigilancia, aseo, mantenimiento. Tan espectacular parque urbano – una selva en medio de la ciudad, exactamente – da albergue a gran cantidad de ardillas, armadillos, venados, micos, aves canoras, pájaros de muchas especies,  que hallan aquí ambiente natural perfectamente restaurado, y el respeto de los cientos y cientos  de usuarios que se gozan tan maravilloso escenario natural.  Por el centro del larguísimo parque, las aguas turbulentas del Cauca – en medio de piedrones enormes – son emocionante ruta de canotaje, en muy diversos modelos. Popayán se ha convertido, gracias a   su sonoro río, en foco nacional de estos deportes de alto riesgo.  Y es tal la calidad y belleza del inmenso parque, que su visita es parte indispensable de la programación de todos los muchos y diversos eventos que suceden en la ciudad.
Pero  otro deporte, este sí autóctono, ha tenido también enorme difusión: los columpios de vuelo. En todos los parques, en colegios y escuelas, en sitios privados de recreación, hay grupos de altos mástiles para tan típico y divertido juego. Se celebran con frecuencia campeonatos nacionales, pues se ha difundido ya por todo el país. Las justas – obvio – son ganadas siempre por los equipos locales, que han desarrollado increíbles piruetas, complicadas coreografías de grupo, hasta formas riesgosas con deportistas que giran en sentidos contrarios sobre el mismo mástil… Los otros ríos urbanos – Molino y Ejido – tienen sus márgenes restauradas ambientalmente, también como franja forestal, con caminos ecológicos.
Hace buenos años ya, la autoridad y el orden se impusieron – al fin! – en todo el País. Con ocasión de un nuevo aniversario de la paz, se inauguró recientemente  la ciclovía turística Popayán – San Agustín. Para el próximo año estarán ya concluidos varios  ramales que llevarán a los ciclistas-turistas, hasta los mas bellos pueblos indígenas de la cordillera y al parque del Puracé. Se dice que con semejante escenario de práctica dura del ciclismo, prontamente la Vuelta a Colombia será ganada por deportistas locales…
Todos los habitantes de Popayán se sienten  dueños de su centro histórico. Lo aman, lo defienden, lo viven con respeto. Y lo muestran con orgullo a los muchos visitantes que llegan  por asuntos universitarios, por convenciones, por turismo.
Se redujo sensiblemente la dimensión del área a preservar: las calles Quinta, Cuarta y Tercera, desde el Cacho hasta la Ermita y los Quingos de Belén. Hay un control estricto en la totalidad de detalles del centro histórico: Al suprimirse el acceso vehicular, las enormes puertas de garaje en las viejas casas se redujeron a las dimensiones correctas.
Todas las canales son ya de sección semicircular, con pintorescos perfiles de latón en los embudos que descargan a  sozcos oblicuos. Se recuperó “la piel de la Ciudad”: no ya de boñiga, pero sí de cemento rugoso encalado al carburo, sin estucos de yeso, sin pinturas acrílicas.  No hay mas puertas de aluminio, no hay mas ventanas de perfil metálico.

Desde hace buenos años, el cuidado llegó a la forma de los techos. (algo poco controlado luego del terremoto del año 83). Se retiraron las claraboyas de eternit, las cubiertas acrílicas, las formas de techos ajenas al estilo tradicional. Así, la fachada aérea del centro se ha convertido en uno mas de sus atractivos. Los altos edificios de la periferia inmediata orientan sus ventanas hacia la vista de tan amable paisaje urbano.
Y los patios centrales de claustros y casonas, recuperaron de tiempo atrás su amable vegetación.  En muchos de ellos, funcionan agradables bares, cafés,  restaurantes y heladerías.  Este bello y novedoso uso se originó desde los primeros años del ya muy famoso Festival Gastronómico de Popayán. Así, los patios bellísimos que antes eran gozados tan solo por las familias residentes, con el uso público de la mayoría de las casonas, se han vuelto parte vital del espacio ciudadano.  Y valiosos elementos del atractivo turístico de la ciudad.
Se adoptó – para las manzanas vecinas al centro histórico – el criterio de contraste. Esto ya se había iniciado, desde fines del siglo 20, con el edificio de la Lotería y con el edificio Edgar Negret: la belleza de la ciudad vieja se exalta, se evidencia mas, si está rodeada de edificios totalmente modernos. Sin detallitos coloniales (pues lo que hacen es confundir y mimetizar el estilo colonial de lo realmente valioso).  Existe la elemental norma de aislamientos entre edificios vecinos. Así se evitó – muy oportunamente, desde principios de este siglo – el desastre urbano de Cali, de buena parte de Bogotá, de Medellín: las culatas de altos edificios. Que pueden tener decentes fachadas a la calle, pero a los lados…vegonzantes culatas ciegas.
Y se prohibió – en toda la ciudad – la publicidad comercial visible desde el espacio público. Hay, claro está, información de lugares comerciales. Pero no publicidad de marcas. En Popayán, muy pioneramente, se había logrado ya esto – aunque solo para el centro – desde los años 70. De nivel constitucional fue el suspender la privatización del espacio público por vendedores callejeros.
Pero fue Popayán la primera ciudad que logró aplicarlo en toda su área urbana. Si, es cierto, el desarrollo económico que trajo la paz a todo el país con el imperio de la  autoridad, anuló la motivación de subsistencia que habían tenido los vendedores callejeros.
El turismo tiene importancia enorme en la economía local. Tomó un gran impulso cuando se pavimentó la vía Isnos-Paletará. Así se abrió el acceso desde Popayán al gran atractivo turístico de San Agustín. Los miles de  extranjeros que antes llegaban allí por Neiva, lo hacen ahora por aquí.  Y aquí se demoran, pues la ciudad y su entorno tienen mucho qué ofrecer.
Luego de mil peripecias diplomáticas, jurídicas, comerciales, se logró el rescate de la Corona de los Andes. (Se dice que hasta hubo actos violentos… ). El interior de la Torre del Reloj se forró como una enorme caja fuerte, pero a la vez escenario de exhibición de la mítica  Corona y las nueve custodias. Con acceso por controles electrónicos desde el segundo piso del palacio arzobispal, es una de las visitas claves de todo turista. Ahora el emblemático campanario de la catedral lo  llaman “La Torre del Oro”.
El turismo ecológico tiene en el Cauca uno de sus puntos clave de atracción.  Hay cinco grandes parques nacionales, muy concurridos gracias a vías y dotaciones adecuadas. Las antiguas haciendas se han transformado en lujosos  hoteles de campo.
Hay no menos de treinta sitios en la región, para turismo en carpas, con los servicios necesarios. El cierre del centro a todo tipo de vehículos, dio al excepcional conjunto urbano una calidad insuperable. El comercio floreció, los servicios de restaurantes, hoteles, bares,  cines, recreación, etc. son actividades de muy buena rentabilidad. (Así pasa en todo el mundo, con programas de peatonalización). En torno al centro hay un buen sistema de parqueaderos, sin control de tarifas. (Cosa que volvió competitivo el servicio).
Se están concluyendo los estudios para un enorme parqueadero de dos niveles bajo todo el parque de Caldas. Tecnología española, sin afectar los centenarios árboles. Y las ciclovías. Radiadas desde la periferia inmediata del centro, llegan a todos los extremos de la ciudad. Cuando se construyó la primera – de Chune al Cacho – la Facultad de Medicina inició un metódico estudio para evaluar el efecto en la salud de los usuarios.
Fueron tomados datos indicativos de salud (peso, triglicéridos, oxigenación, tono muscular…) y un año después de inaugurada, se evidenció el efecto enorme en la salud de los usuarios. (Tal estudio fue premiado por la Academia Nacional de Medicina).

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