Amigos payaneses: Javier Velasco Mosquera nos ilustra, en su artículo que transcribimos hoy, sobre el origen de los espacios urbanos frente a algunas iglesias de Popayán y sus propietarios.
Nuestros agradecimientos para Javier por enfocar este tema que despierta especial interés en Popayán.


LOS ATRIOS DE LOS TEMPLOS

Jueves 7 de agosto, 2003
De: Mario Pachajoa Burbano

Javier acaba de terminar, con un grupo de ingenieros y arquitectos, la restauración del templo del Sagrado Corazón de Jesús de la ciudad de Armenia. Esta iglesia fue construída en la primera mital del siglo XX, en muros en ciclópeo y se trataba de desmontar todos los muros fracturados por el sismo de 1999. Javier hizo en España una especialización en restauración de monumentos.

Cordial saludo,

***

LOS ATRIOS DE LOS TEMPLOS
Por: Javier Velasco Mosquera

Popayán 18 de julio, 2003

Existe una gran desinformación en nuestro medio sobre el origen y razón de ser de aquellos espacios urbanos que popularmente se les conoce como “Plazuelas” o “Plazoletas” ubicadas frente a los templos erigidos en la época colonial, tal como acontece con los existentes en San Francisco, San José, San Agustín, Santo Domingo y la Ermita. Por ser espacios abiertos en el tejido urbano, se les pretende atribuir ingenuamente una función similar a la que cumple la plaza mayor, o Plaza de Armas como se le denominó originalmente, a partir de la cual se llevó a cabo el trazado en damero de las ciudades coloniales.

Por eso, con relativa frecuencia se les asigna la categoría de “espacio público” por parte de algunos “expertos”, que llegan hasta el punto de afirmar que, gracias a su existencia, pudieron ser gestados los templos a su alrededor. Debido a ello, se les considera como espacios urbanos propicios para exponer estatuas de próceres ilustres, o bien, como lugares especiales para cumplir un uso netamente lúdico.

Para corregir esta errada visión y de paso poder entenderlas en toda su dimensión urbana y social, preciso es remitirse ante todo a las Leyes de Indias en las cuales se expresaba que al elegir una provincia o comarca para hacer nuevas fundaciones, estas debían ser además “pobladas de indios y naturales a quien(es) se pueda predicar el evangelio pues este es el principal fin para que mandamos hacer los nuevos descubrimientos y poblaciones”. Esto es lo que se conoce como catequesis.

Ahora bien, la Iglesia en la época colonial era muy celosa en el cumplimiento de sus enseñanzas y no permitía, por tanto, el ingreso al templo de aquellos que aún no hubiesen recibido el bautismo. Pero este sacramento, según las normas de la Iglesia, no puede ser administrado sin que haya catequesis previamente. Para el efecto, el templo contaba con un área aledaña abierta y libre denominada atrio que, al erigirse junto con él, se destinaba básicamente al adoctrinamiento de los catecúmenos y a la celebración campal de ciertos ritos procesionales. Esta misión evangelizadora era única y exclusivamente confiada a las comunidades religiosas masculinas, ya que las femeninas eran de clausura y por tanto, dedicadas a la contemplación. De ahí que los atrios, en orden a su función, solamente existan como parte integral de los templos regentados por las primeras. Por esa razón, los templos del Carmen y de la Encarnación de Popayán pertenecientes a comunidades femeninas, carecen de atrio.

Esto quiere decir, entonces, que aquellos a los que se les pretende denominar como “espacios públicos” y que se sitúan frente a los templos, no pueden ni deben ser considerados como tales sino como los atrios inherentes a ellos. Dichos espacios urbanos, por consiguiente, pertenecen legítimamente a la Iglesia Católica de acuerdo con la tradición, y siempre se deberá contar con su anuencia para realizar cualquier obra ajena a la función para la cual fueron creados.

LAMPARA DEL TEATRO GUILLERMO VALENCIA

De: Mario Pachajoa Burbano

Preciosa Lustry a.s., Kamenicky Senov, República Checa, mundialmente reconocida en el diseño y elaboración de lámparas, fue la fábrica que hizo, en cristal de bohemia, la lámpara principal del Teatro Municipal “Guillermo Valencia” de Popayán. Leamos cómo nos lo relata Daniel Arturo Vejarano Varona en su escrito “Teatro Municipal Guillermo Valencia, Su Historia”, (enero 2003). Foto tomada del escrito de Daniel Arturo.

“” … Como elemento de especial significación ornamental, resplandece en el recinto, la suntuosa lámpara eléctrica en cristal de Baviera, con decorativa sarta de adornos colgantes en cristal murano y prismas, que dan destellos luminosos de variados colores, cuya intensidad se puede variar pausadamente. La referida lámpara es de estilo plafón con estructura básica de acero, guarnecida en bronce. Pesa 400 kilos, mide 4 metros de diámetro y 12,5 de altura y de descuelgue. Su precio comercial en fábrica es el de 37 260 dólares.

Fue donada al teatro de Popayán, debido a la exitosa gestión del entonces embajador de Colombia, Edgar Marino Orozco Agredo, quien tuvo el acierto de contactar en Praga, al Director General de Comercio Exterior y a la Asistente de Relaciones Exteriores de la República Checa, con cuya recomendación logró motivar a los gerentes de 7 empresas comerciales y bancarias de aquel país, ponderándoles la importancia histórica y cultural de Popayán, para ellos desconocida, pero que incitados por aquellos razonamientos, ordenaron por su cuenta la confección de esta joya lumínica, a la factoría de cristal Preciosa Lustry, situada en la ciudad de Kamericky Senov.

El transporte hasta Popayán costó 2 000 dólares, valor que oportunamente prestó el médico payanés Juan Carlos Caicedo C., quien por coincidencia se hallaba en Praga en compañía de sus padres, evitando así se esfumara la altruista donación, pues ya Italia, había ofrecido comprarla a cualquier precio superior.

Tanto esta luminaria como las del hall y del Fóyer, nos hacen evocar “Las siete lámparas de la arquitectura”, que encendiera el esteta inglés John Ruskin (1819-1900), en ese, su libro inmnortal: las del sacrificio, de la verdad, de la fuerza, de la belleza, de la vida, del recuerdo y de la obediencia. … “””

TEATRO MUNICIPAL DE POPAYAN “GUILLERMO VALENCIA”

De: Mario Pachajoa Burbano

Nuestro famoso Teatro Municipal, ahora “Guillermo Valencia”, presenta una nueva cara y un elegante e imponente interior. Un resumen de su historial transcribimos en esta ocasión extractado del archivo virtual de la Biblioteca Luis Angel Arango. Incluimos tres fotos muy especiales:
(1) Elenco de la presentación de una serie de bailes para beneficencia en dicho Teatro en 1954, integrado por, de izquierda a derecha: Carlos Villamil, Josefina Astorquiza, Arturo Negret, Amparo Chaux, ? , María Teresa Hernández, Alicia Lemos, Astrid Simmonds, Yolanda Iragorri y Margot Valencia. (Foto archivo de Margot Valencia de Prada).
(2) Fachada del actual Teatro Guillermo Valencia. (Foto de la Biblioteca LAA), y
(3) Interior del Teatro Guillermo Valencia. (Foto de “Procesiones de Popayán, Arte y Tradición” de la Junta Permanente Pro Semana Santa).

El Teatro nace como idea de un grupo de intelectuales contándose entre ellos a Don Nicomedes Arce, Don Carlos Ayerbe Segura, Don Gonzalo Miranda, los hermanos Gonzalo y Domingo Lemos Bonilla, Don Adolfo Córdoba, y Don Delfín Valdez, quienes suscribieron acciones financiando la construcción cuya primera piedra fue colocada el 20 de Julio de 1892 con planos elaborados por Mario Lombardi, empresario que hacía parte de una Compañía de Fantoches, y calculado sobre un solar del Municipio tras el palacio de la Gobernación hasta la calle de los próceres.

Para 1897 se convino un Proyecto con el ingeniero Augusto Aragón asesorado por Roberto White y el Maestro Adolfo Dueñas.

Luego de iniciada la obra, la guerra civil de los Mil Días paralizó los trabajos desde 1899 a 1903 cuando los socios mencionados cedieron sus derechos al Municipio. Para 1897 se convino un Proyecto con el ingeniero Augusto Aragón asesorado por Roberto White y el Maestro Adolfo Dueñas. Luego de iniciada la obra, la guerra civil de los Mil Días paralizó los trabajos desde 1899 a 1903 cuando los socios mencionados cedieron sus derechos al Municipio.

En el año de 1915 se dio comienzo nuevamente a la obra de construcción con planos dibujados y la dirección del Ingeniero José Maria Obando Rebolledo, intervinieron en la construcción de la estructura de cubierta y refuerce de arcos superiores, el Concejal Julio Manuel Ayerbe Segura, con el apoyo de los Alcades Don Julio Garrido y Don Ramón Rada.

Don Luis Paz, Tesorero Municipal entre 1918 y 1926 manifestó: “Me consta personal y directamente que el Municipio de Popayán construyó a sus expensas el edificio denominado Teatro Municipal”. Al dejar la dirección de la obra el Ingeniero Obando, se designó al Ingeniero Isaac Sarria Rojas quien aseguró refuerzos estructurales.

El Teatro se inauguró el 22 de Diciembre de 1927 con la presentación de El Trovador de Verdi de la compañía operática de Adolfo y teniendo como tenor a Hipólito Lázaro, ¡El Gran Lázaro!.

Para entonces y hasta hoy el recinto de Teatro y la Boca del Escenario fueron enlucidos con latón repujado traído de Bélgica, gracias a un empréstito acordado por el Presidente de la Junta de Empresas Municipales, Don José Maria Varona Otero, así mismo el decorado de fachadas presentaba un aspecto novedoso para el Popayán de la época. El llamado Estilo Republicano.

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Así pues este recinto, desde entonces, ha albergado al público que ha asistido a diversas representaciones en su Escenario, alternando con otras pertenecientes al genero del Cinematógrafo. Entre todas ellas se destaca:

* Compañía Teatral Argentina con La Casa de la Salud en 1928.
* Compañía Dramática Argentina con La Dama de las Camelias actuada por la primerísima actriz Margarita Quiroga.
* Para el Cuarto Centenario de Popayán se llevo a cabo un elegante Baile y la concurrencia danzó a los acordes de la orquesta de Efraín Orozco, con asistencia del Presidente Eduardo Santos.
* En 1938, la cubana Dalia Iñiguez interpretó poesía con grandes elogios cuando declamó “Popayán refugio de Blancura y Silencio”.
* Para este mismo año, Andrés Soler el mejicano, dirigió la obra “Brujerías”.
* En 1939 el Ballet Roderwiser acompañado de la Orquesta de Marcel Jorder presenta Riviera Vienesa.
* En el año de 1941 la espectacular bailarina Kira sufrió un percance en una de sus inolvidables presentaciones.
* Para 1943, 44, 45, 46 se presentaron el Ballet Nacional Español, la compañía de Luis Enrique Osorio, la española de Maria Antinea, los tangos de Francisco Canaro, la Gran Compañía de Operetas de Jaime Santamaría, la Compañía Cómica de Olinda Bozán, la declamadora argentina Berta Singerman y la Novia de América Libertad Lamarque.
* Para el 47 vinieron de México la Compañía de Alta Comedia José Cibraín, el Orfeón Mexicano con 32 voces y el médico cantor de boleros Doctor Alfonso Ortiz Tirado.
* En el 49, se presento el ballet de la Gran Alicia Alonso. Y en el 50 los Niños Cantores de Viena.
* En la década del 50 y 60, pasaron por el Escenario del Municipal: Los Argentinos teatreros de Delia Garcés y Francisco Petrone, la cupletista Sara Montiel, el ilusionista Fassmann y la Revista Critica Política del Maestro Campitos, el Ballet italiano de Nino Verchinina y el Español de Carmen Amaya.
* En la siguiente década, la de los 60, el Festival de Música Religiosa de Popayán, inicia sus conciertos en el Escenarios del teatro, presentando grandes figuras nacionales e internacionales que le han dado relevancia a este evento. A partir de estas fechas fueron esporádicas las proyecciones de películas, presentaciones del Teatro Experimental de la Universidad del Cauca, hasta su cierre definitivo.
* Luego de haber sido remozado en 1973, el Senado de la Republica de Colombia sesiona en el Teatro sancionando la Ley Valencia que a la postre denominó el viejo Teatro Municipal como Teatro Guillermo Valencia.
* En 1978 dentro de los actos de conmemoración de la muerte de General Tomás Cipriano de Mosquera, que trajo a Popayán La Opera de Colombia y se escogió la fecha del 25 de Septiembre para la presentación de “Elixir de amor” de Donnizetti. Ese día durante el acto el Teatro se atentó contra la ciudad al producirse el estallido de una Bomba ubicada en los pasillos de palcos del primer piso ocasionando graves daños a algunos asistentes y a las instalaciones del edificio.
* Cinco años después en 1983 se ve afectado brutalmente por el sismo del 31 de Marzo.

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Se le consolidan sus ruinas gracias al apoyo de algunos artistas tales como los Maestros Edgar Negret y Santiago Cárdenas, Rafael Puyana y Harold Martina quienes enviaron dineros recogidos en una colecta realizada en Bogotá.

Es así como el festival de Música Religiosa con su director Edmundo Mosquera Troya, secundado por el Ingeniero Juan Caicedo Ayerbe y el Arquitecto Luis Eduardo Ayerbe González, quienes hacían parte de la Administración Municipal de entonces, se encargaron de dar inicio al Proyecto de Restauración y Adecuacion del Teatro donado por este último, para evitar la demolición del edificio propuesta en determinado momento luego del caos causado por el terremoto, del mismo año 83.

Quince años duró la ejecución de las obras del Teatro Municipal, desde 1983 hasta 1998, interviniendo en ella: El Municipio de Popayán, Colcultura, El Ministerio de Obras Públicas, El Instituto Nacional de Vías, La Dirección de Monumentos Nacionales y El Ministerio de Cultura. Contando con el apoyo de las Administraciones Municipales de los Alcaldes: Alfredo Solarte Lindo, Rodrigo Cerón Valencia, Víctor José Gómez M, Luis Fernando Velasco Ch., José Gabriel Silva R. y Felipe Fabián Orozco.

El Proyecto Arquitectónico redistribuyó las diversas dependencias del Teatro en las diversas áreas existentes, respectando el trazo primigenio y adecuando nuevos diseños para el foyer, al cual se le agregó una bóveda de arcos entrecruzados soportada sobre columnas dóricas, y un acceso por una nueva escalera. Se suprimió una construcción de dos pisos habilitada para camerinos, lo que liberó espacio quedando suficientemente amplio.

Las escaleras para el público se solucionaron nuevas en el mismo sitio que existían y que no eran continuas. Se aprovecharon los espacios originales para escaleras de emergencia y se diseñaron las nuevas en forma de abanico soportadas sobre estructuras de perfiles metálicos con transparencias en las contrahuellas y amplias huellas en madera.

La terraza se habilitó para albergar 120 personas acomodados bajos cuatro módulos metálicos con marquesinas. La silletería del Recinto fue importada de España y se colocaron nuevos telones en área del Escenario.

El Embajador Edgar Orozco Agredo consiguió con los Empresarios e Industriales de la República Checa la donación de una araña de cristal de Bohemia de cuatro metros de diámetro para el plafón del recinto.

El Embajador Pedro Felipe Valencia López solicitó al Ministerio de Relaciones Exteriores del Japón la donación de toda la dotación del menaje de luces y sonido para el Teatro, material este, instalado por técnicos japoneses quedando el Teatro dotado como uno de los mejores.

La Abogada Nelly Eugenia Vallecilla Ortega, obtuvo ante la Presidencia de Granahorrar, la donación de ocho esculturas que representaban a las Musas del Arte que habían sido propuestas en el único documento que se conoce elaborado por el Ingeniero Obando Rebolledo y que fueron ejecutadas por la escultora Marina Forero de González en Bogotá.

La obra fue contratada al Consorcio Álvaro Barrera Herrera y Fernando Ortiz Casas; se nombró como arquitectos Residentes a José Díaz y Olga Sofía Velasco Acevedo. Se intervino el escenario y se produjo la Caja Escénica calculada por el Arquitecto Álvaro Tobón y sustentada por el Arquitecto Ayerbe González autor del Proyecto arquitectónico para el Teatro. Del cálculo acústico se encargó al ingeniero Gonzalo Durán. Del cálculo estructural fue encargado el Ingeniero Armando Escobar Rojas.

Finalizados los trabajos se reinauguró el 4 de Agosto de 1998 con un concierto del Coro de Cámara de Popayán presidido por el doctor Carlos Lemos Simmonds Vicepresidente de Colombia.

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