Metas y Objetivos con Propósito de Vida

Por: Lenny Z. Pito Bonilla – P.S. @CreaciónpsicologíaXXI

El 2023 nos ofrece la oportunidad de atrapar los sueños, visualizarlos y planificar los nuevos contenidos. Altas dosis de deseos, pasión e intenciones, para aprovechar en medio del aire de renovación reinante. Respirar dicho aire, llenarnos de energía de alta vibración, conectar con el Ser Superior, reconocer la divinidad que nos constituye y utilizar nuestro poder interno, con el fin de poner manos sobre nuestra propia obra.

Retomemos la lista de resoluciones del 31, ojalá a partir de la autoevaluación de 2022 y llevémosla a otro nivel, con la siguiente regla de tres:

  1. Convertirla en metas, ¿qué buscamos alcanzar? El más pequeño paso a cumplir con fecha en el calendario.
  2. Definir los objetivos, el ¿para qué de las metas?, ¿cuál es el fin? Respuestas que nos permiten proyectar los cómo, dónde, con quién y con qué recursos.
  3. Recordar para que nacimos; dones, talentos, valores, capacidades, conocimientos y experiencias. Volver a nuestro Yo Soy y al propósito de vida.

Para la mayoría un deseo es estar saludables porque sin ello nada más es posible, así que los invito a que lo extendamos a la salud mental y hagámosla nuestra protagonista. Asumamos con responsabilidad y lejos del victimismo, la forma como percibimos, gestamos las emociones, respondemos a los pensamientos y las actitudes con que miramos la existencia. Con ello dirijámonos a los siguientes tres en la regla:

  1. Practicar el autocuidado, enfocados en los vehementes deseos del corazón, no en la autoexigencia o las expectativas de otros. Qué nos interesa conservar, mejorar y cambiar porque pensamos que es útil, positivo, apetece o motiva. No en los «debería», que lejos de impulsarnos nos someten. Tratémonos sin juicio, con benevolencia, desde el autoconocimiento y a favor del bienestar integral.
  2. Realizar progresivamente, paso a paso, a nuestro ritmo, pero sin desfallecer, con disciplina y perseverancia, creando hábitos. Autoevaluar con crítica constructiva, sin culparnos o culpar a otros. Y solicitar orientación profesional si es necesario.
  3. Buscar el equilibrio, a pesar de las perturbaciones en el proceso. Tomar conciencia, volver siempre a la paz interna, acudir a la inteligencia emocional y atender cada situación, desde el amor propio. Recordemos que esto es solo un «mapa mental», confrontado a diario por las vivencias, por tanto, somos libres de reformularlo una y otra vez, superando cualquier frustración.

¡Lograrlo es posible!, tenemos la capacidad para hacerlo, sin embargo, si sentimos aquel ¡imposible!, revisemos con detenimiento el pasado, los «saldos en rojo», lo que no se cumplió o se hizo mal y preguntemos: ¿Por qué?, pero sobre todo ¿para qué?, ¿cuál son las enseñanzas?

La pandemia ha dejado lecciones: La vida puede dar un giro inesperado y contundente de momento. Nada es seguro. Somos vulnerables y podemos fallecer hoy mismo. Así que aquel «hay tiempo» impulso a la procrastinación, nos aleja del presente, retrasando la acción y la transformación. Queda avanzar con fe antes que otro evento suceda, las preocupaciones diarias nos bombardeen, una situación inesperada aparezca, las emociones de baja vibración nos manejen y todo se nos escape de las manos.

Revisemos los últimos tres pasos:

  1. Escuchar las emociones, guías en el camino. Sigamos algunos ejercicios simples, como parar unos minutos al día y observar el sentir del cuerpo, el latido del corazón o lo qué pasa por la mente e identificar la emoción acompañante. Midamos los niveles de incomodidad o bienestar y de incoherencia o armonía.
  2. Cuidar las relaciones interpersonales, nuestros vínculos y su calidad, promotores del equilibrio emocional y disfrute de la vida, basados en el respeto y el mutuo valor de compartir. Propongámonos, por ejemplo, comunicarnos o salir más con los amigos y reducir la interacción por las redes sociales. Miremos qué es importante para nosotros en las relaciones y qué nos aportan.
  3. Ocuparnos del estado de ánimo, si el año comenzó con las «baterías bajas», tranquilicemos, tampoco pasa nada, recordemos que lo valioso es hacernos conscientes de lo que nos sucede y reconocerlo. Reconectemos con la automotivación y ayudemos con pequeñas actividades que requieren poco impulso, pero que nos permiten mejorar. Un baño relajante, algo de lectura, escritura, música o baile, cocinar el plato favorito, tomar un café, descansar, tener una charla amena, caminar, ir a un lugar nuevo, asolearse, jugar con la mascota, regar las plantas, recordar gustos o no hacer nada solo reír sin razón en el ocio, sin estrés, evitando anclar pensamientos incapacitantes y considerando que todo es temporal. Después volver arriba y seguir la regla de tres.

Merecemos lo mejor, así que las metas y los objetivos planteados son nuestra mayor riqueza y la poseeremos siempre y cuando esté conectada al desarrollo de nuestro propósito de vida. Entonces en nuestras marcas, listos: Tres, dos, uno arranquemos hacia el éxito 2023.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.