Gracias a la FIFA y al Niño Dios…

Esperemos con optimismo y buena suerte lo que nos pueda suceder en la resaca, en el aterrizaje en la realidad del próximo 2023

Por: Eduardo Nates

No sé por qué razón sobrenatural inexplicable, siempre, a cada suceso trascendental le aparece enseguida otro evento distractor, o agravante, o moderador de los efectos del anterior. Así son la vida y el azar… Estamos aún aplaudiendo la jugada anterior cuando, sin darnos cuenta, nos toca ponernos a llorar por lo que cayó encima… 

Estamos en el punto de hacer las cuentas de los “cien días de gobierno Petro”; Hay unos celebrando los supuestos aciertos, (para ellos…); otros, de catre, con las increíbles decisiones y proyecciones; y el resto, atónitos, como anestesiados, mientras se esperan los efectos de una corriente subterránea que está dedicada a presentar proyectos de ley insólitos y modificaciones a la estructura básica del país, mal que bien, construida durante años de democracia. ¡Cómo será lo que se está fraguando en ese maridaje, a veces oculto, a veces visible, del poder ejecutivo y el legislativo! …

No he podido reponerme del asombro que me causó la noticia de que una ley que pretende introducir modificaciones al Código Electoral, autorizaba a los menores de hasta 5 años de edad a cambiarse de sexo… (Tengo entendido que algunos parlamentarios serios y con algo de vergüenza y de sensatez, alcanzaron a eliminar esos renglones en el proyecto de ley) … ¡Esto es, francamente, delirante…! ¡Qué diablos estarán fumando los que quieren cobijar con una ley, una idea absolutamente desquiciada como esta! ¡Quienes son los interesados en generar semejante caos y confusión, desde la ley, sobre la estructura básica de la naturaleza, y que están agazapados en el Congreso! C

Cuando la senadora Paloma Valencia puso el dedo en la llaga, es decir, destapó el mico, ya nadie apareció a reconocer esa autoría… ¿Dónde están los activistas y promotores de la “ideología de género”? ¿Quién tira la piedra y esconde la mano?

Desde otro punto de vista, también están coincidiendo sucesos (congruentes e incongruentes): Si ya casi no podemos soportar que Colombia se esté derritiendo a causa del cambio climático, ¿qué vamos a hacer ahora cuando desde otros flancos que siempre han atentado contra el país, como la violencia indiscriminada y el narcotráfico, se siguen acrecentando sus ataques? Antes, cuando los que hoy son gobierno eran oposición, inculpaban directa y descaradamente al gobierno de turno de esos hechos… ¿Qué pasa hoy, que se intercambiaron las posiciones? ¿Ya no hay ni siquiera a quien echarle la culpa? ¿Dónde radican las responsabilidades? Todo el que quiera protesta como le da la gana. (Por lo general taponando calles y carreteras) … Los precios de todo inalcanzables, la violencia desbordada; el desorden en su máxima expresión… ¡El caos!…

Yo no soy pesimista ni pretendo buscar o señalar culpables. Prefiero mil veces buscar caminos y soluciones. Pero no puedo dejar de llamar la atención y preguntar a quienes tomaron la decisión de escoger “el cambio” porque “era necesario”, si ¿ese es el cambio que necesitábamos? 

Para recuperar el hilo de lo planteado en los primeros renglones de este escrito, debo agradecer, entonces, que aún nos queda cerca de un mes para aplicarnos el bálsamo del futbol en este campeonato mundial que transcurre, por cierto, lleno de sorpresas, en unos escenarios suntuosos, con derroche de tecnología y dinero, (no propiamente ajeno a cuestionamientos por corrupción…) y con un final impredecible… Pasado este sopor, nos llegan los días de Navidad y fin de año. Esperemos con optimismo y buena suerte lo que nos pueda suceder en la resaca, en el aterrizaje en la realidad del próximo 2023… 

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