Por Donaldo Mendoza
La columna de Ginna L. Ramos C., pág. 404, fue inspiración para el subtítulo y el epígrafe de esta última entrega de la reseña que escribo sobre el libro La escritura sobrevive. Tomás Eloy Martínez (Argentina, 1934-2010) es un referente del mejor periodismo escrito latinoamericano. Como él dice, y lo insinúa Ginna, el genuino periodismo debe ser un combate día a día por una vida más digna, y “sin ningún tipo de discriminación”. Fue esa, en efecto, otra razón para seleccionar las columnas de la reseña.
Le interesa leer… ‘La escritura sobrevive. La intemporalidad del libro (II)’
QUEIPO F. TIMANÁ VELÁSQUEZ, licenciado en Psicología educativa. En su columna «Hacer realidad la integración del departamento del Cauca» busca precisamente dignificar la vida de los caucanos, en su entorno: “integrados, reconocidos y pertenecientes a un territorio, necesitamos acceso a las comunicaciones…”. Se extraña de que en la Colonia existiera un camino que comunicaba el mar Pacífico con Popayán, y ¿por qué hoy Guapi y Timbiquí parecen pueblos de un remoto continente? SIGIFREDO TURGA ÁVILA, matemático y docente universitario. Honra a ese sabio de la oralidad que fue Álvaro Pío Valencia, de aguda inteligencia para llevar la conversación al plano de la reflexión. La columna de Sigifredo, «Álvaro Pío Valencia y el idioma cooperativo», bien podría empezar y terminar con esa frase del maestro Álvaro Pío: “Mucho cuidado con los cooperativistas de Popayán, hablan varios idiomas, primero hay que traducirlos”. ÁLVARO JESÚS URBANO ROJAS, abogado. Encendida la polémica por una supuesta sugerencia de retirar de su pedestal la obra del artista payanés Efraim Martínez, Álvaro expuso su punto de vista, en: «Apoteosis de Popayán, ¿una apología al esclavismo?». Enfatiza la simbología de este icono de la historia de la ciudad, específicamente en su dinámico proceso étnico, “para forjar la raza criolla caucana, multiétnica y pluricultural”, y el origen mismo de la nacionalidad que llama “a la unidad para transitar la ruta de la paz”. MARCO ANTONIO VALENCIA CALLE, literato y filólogo. Cronista de tradiciones, mitos y leyendas del Cauca. En «La vida no se escribe, se hila» vindica la escritura no convencional (alfabética) de la cultura nasa yuwe. A la arbitraria voluntad gringa del Instituto Lingüístico de Verano, en su cruzada evangélica y alfabetizadora, los nasa se opusieron. Argumentaron que “todos sus saberes, procesos, luchas y pensamientos ancestrales estaban hilados y se podían leer y aprender en mantas, mochilas y ruanas”.
JULIÁN ANDRÉS VALENCIA FERNÁNDEZ, politólogo y humanista. En «La esclava de un presidente» nos presenta un trozo de historia en forma de anécdota. Nos cuenta que Antonia López abofeteó aquella especie de que los negros esclavizados “eran seres sin alma”. En 1823, José Hilario López, que años más tarde como presidente de la República firmaría la abolición de la esclavitud, escribió en «Rasgo de gratitud»: “La única persona que ha cuidado de la subsistencia y educación de mis queridos hermanos ha sido mi esclava nombrada Antonia Lopes”. JESÚS ALBERTO AGUILAR GUERRERO, comunicador social. En el periodismo, ha sido la voz de Bolívar (Cauca). Hace de «La historia no se detiene en Bolívar, Cauca» una oportunidad para visibilizar este territorio del Macizo Colombiano; en el marco de la celebración de su bicentenario (2022), describe esta municipalidad del sur caucano como “una zona bastante vulnerada y descuidada por muchas administraciones, indolentes ante las masacres, la falta de empleo y progreso, y la carencia de bienestar y atención en salud”. JESÚS ASTAÍZA MOSQUERA, abogado. En «El misterioso encanto de la Iglesia de San Francisco», Jesús dora su escrito en ese filón de tradiciones y leyendas que es Popayán. Su objeto de interés son dos momias que rondan el lugar y acaban haciéndose familiar a las personas que por allí frecuentan, como cualesquiera vecinos: “…son almas buenas que quedan por el mundo, y continuó limpiándoles las sandalias a San Pachito”. CAYO BETANCOURT, Ingeniero. Como conferencista y colaborador de ENL, pone el énfasis temático en el liderazgo. Para la formación de equipos eficientes, nos dice, “es fundamental asociar la palabra ‘liderar’ a ‘capacidad y acción’”, y pondera lo primordial que es ‘tener un propósito’ para trabajar en equipo. Consecuente con su escrito, «Liderar equipos es un arte», resuelve: “Un líder es capaz de comunicar sus ideas antes de imponerlas, sabe callar y escucha a su interlocutor y respeta el hilo de la conversación”.
GUIDO EUGENIO ENRÍQUEZ RUIZ, con estudios en teología, filosofía, literatura, filología clásica y derecho. Fiel a esa línea humanista, en su columna nos habla de «La política». En tradición platónica, ‘política’ se refiere “al gobierno de las sociedades humanas”. Y con Platón, “propone un Estado ideal para sustituir a los corruptos”; pero como eso no sucede, lo que tenemos es ‘una mala política’ y ‘gobiernos que llevan las naciones a la ruina’. RAFAEL GARCÉS ROBLES, Lic. en Lenguas Modernas. Sus colaboraciones en ENL forman una saga de tradiciones de su pueblo natal: Bolívar (Cauca). A la usanza costumbrista, escribe «La mujer de los perros». Una extraña mujer de rostro enjuto y mirada fría, con una singular familia: cinco perros. Para nombrarlos, el cronista agota la sinonimia de ‘chandoso’: pichichis, chucho, cruzado… Hay entre los canes uno preferido: Rin Tin Tin. Por la broma de dos majaderos que le escondieron a Rin, nos enteramos de cierto vínculo zoofílico entre la excéntrica dama y Rin Tin Tin. EFRAÍN PIAMBA GÓMEZ, realizó estudios universitarios. Su columna «Caolín de alta pureza se encuentra en el municipio de Bolívar, Cauca» es un ejemplo de emprendimiento. Todo empieza con el hallazgo en la vereda El Juncal de ese mineral de uso industrial. Al principio se empleaba solo en labores artesanales: estucar paredes, elaborar adobes, marcar canchas… Hasta que el profesional Jesús O. Dorado B. vio que ese producto podría llegar lejos. Compró el terreno y tecnificó la explotación. Hoy se exporta a México, Holanda, Albania, España y USA. GINNA LITCETH RAMOS CASTILLO, abogada. Con su escrito «No soy racista, pero…» Ginna pone la brasa en la llaga de la hipocresía. En EE.UU. el racismo y la discriminación existen, y los afroamericanos lo saben, y hallan razón para luchar por su dignidad. En Colombia el cuento es diferente, la Constitución nos define como una nación multiétnica y pluricultural. Letra muerta. La realidad en letra viva es que “el racismo existe”. Existe en innumerables acciones de la vida cotidiana, que Litceth ironiza: “Para ser negra eres bonita, o inteligente”; “para ser negro, no hablas como hablan los negros”. Con vigorosa consciencia, Litceth hace alegoría la Dignidad: “… Depende de nosotros mismos contribuir y romper esa cadena de prejuicios raciales e intolerables”.