EDUARDO NATES LÓPEZ
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Aunque suene aparentemente peyorativa la expresión, la intención con que la uso es totalmente contraria. Quizás sí resulta “preocupadora” pero para quienes creían que ella estaba sentada, vegetando, sin ninguna intención de cumplir sus funciones constitucionales de poner orden e impedir abusos de funcionarios públicos que se creen intocables…
Por supuesto, estoy hablando de la Procuradora General de la Nación, Margarita Cabello Blanco y de los funcionarios públicos disciplinados que se sintieron por encima de la ley colombiana, como el alcalde de Medellín, quien con su carita de “yo no fui”, está convencido de que los ciudadanos nos tragamos enteras sus pantomimas, simplemente porque provienen de él… Diría que son tan jactanciosas sus poses de poder que se convierten en afrenta y terminan tratando de tontos a los ciudadanos…
No soy abogado. Soy ingeniero civil. Por tanto, mi opinión está más cerca de la lógica matemática que de la lógica jurídica. (Me declaro ignorante en este aspecto). Pero se me ocurre que, aunque esté de moda que entidades de derecho internacional conceptúen sobre decisiones judiciales y disciplinarias internas de nuestro país, no significa que sean ellas las que deben juzgar y sancionar a funcionarios nacionales que han transgredido nuestro ordenamiento jurídico. Tampoco creo que los alcaldes, por ser funcionarios de elección popular, “asciendan” a una categoría superior que rebasa el ámbito jurídico nacional… El orden elemental indica que los funcionarios deben cumplir lo establecido en la Constitución Nacional y su transgresión debe ser juzgada y sancionada por los despachos facultados para ello, por esa misma Constitución. Por supuesto, existen tratados y convenios internacionales, pero no pueden contradecir el ordenamiento jurídico propio del país. ¡Sería un contrasentido! Por eso discrepo de la tesis peregrina de que “no puede la Procuradora General de la Nación investigar y sancionar al alcalde de Medellín, Colombia” por una serie de actuaciones disciplinables, afrentosas y descaradas, dirigidas a favorecer al candidato presidencial de su preferencia. Aprovechando que su esposa es “modelo”, le instala camisetas del “Camarada Petro” y la manda en ‘comisión política’ a eventos públicos como el reconocido Festival de Música del Pacífico, llamado “Petro-nio Álvarez”. Después aparece él, en un comercial (¿de la campaña de Petro?) manejando un carro, manipulando la palanca hacia la izquierda y diciendo: “…El cambio es en primera…” Para luego, cariacontecido por la suspensión que con toda razón le han aplicado y con ‘ingenuidad alquilada’, salir al aire haciendo pataleta porque: “la Procuradora está violando la Ley” (él, no…) y con ‘egolatría astronómica’, dice que “el mundo entero está conmocionado por lo que le ha sucedido…” Estamos seguros de que a muchos colombianos ni nos afectan ni favorecen directamente las decisiones de la Procuradora y menos las actuaciones megalómanas del personajillo, pero se nos hace agua la boca por decirle: ‘Mire “pinturita”: No nos crea tan pendejos…’
Lo repelente del caso es el comportamiento de la mayoría de los seguidores del alcaldito y de la candidatura de Petro y de la extrema izquierda, -quizás aupados por las encuestas- que, imbuidos de insolencia y fanfarronería, sigan insultando y agrediendo a quienes disienten de su credo político y rechazan su conducta atrabiliaria. Parece que la pléyade de ese movimiento, integrada por “estrellas de la transparencia” como Piedad Córdoba, Gustavo Bolívar, Armando Benedetti, Roy Barreras, Isabel Zuleta (que según ella “quemó” a Sergio Fajardo) y otros, está ignorando a la mayoría silenciosa, que no es beligerante; que no opina en las encuestas; que es respetuosa de la ley; que cree en la democracia y quiere a Colombia. Es oportuno recordarles a los presumidos que hace cuatro años, las cifras de las encuestas eran parecidas a las de hoy y, en la intimidad del cubículo, los votantes escogieron salvar su patria de las garras del mundialmente fallido “Socialismo del Siglo XXI”. Esta vez, con más información y más precaución, por los ejemplos del vecindario, pasará lo mismo.
Es aterrador el cinismo incendiario de Petro: ahora anda gritando que “¡el paro armado del “Clan del Golfo” lo hizo el estado”! y la “ilustrada” Francia Márquez anda diciendo que: “los huevos de gallina que hoy consumimos los colombianos, son importados de Alemania” … (¿Estará ensayando términos para manejar las relaciones internacionales?) …