2022: el periodo electoral más violento contra la prensa en la última década

En su más reciente comunicado, la FLIP advierte sobre el aumento de las amenazas contra reporteros y reporteras, situación que deteriora el panorama del ejercicio periodístico en Colombia.

Por: Laura Manzano

De acuerdo con la fundación para la libertad de prensa (FLIP), en los primeros cinco meses del presente año, ha habido un aumento del 59% en el número de periodistas y medios amenazados, en comparación con el 2018. La FLIP explica que “estos hechos impactan de manera directa en la ciudadanía que deja de recibir información sobre lo que sucede”.

Las amenazas son el tipo de agresión más común, quienes amenazan suelen exigir censura para algunos temas o que se dejen de investigar algunos temas. Según los reportes de la organización, durante el 1 de enero y el 20 de mayo del 2022, la FLIP registró 84 amenazas que implican 97 medios y periodistas víctimas de estas vulneraciones. Es decir que una o un reportero ha sido amenazado cada día y medio.

Los medios digitales son los que más ataques a sus periodistas registran con un 37 casos, seguido de las emisoras y cadenas radiales con 30 (17 de estas comunitarias). De igual manera, la mayoría de las amenazas son realizadas por desconocidos, otras por grupos armados y algunas por particulares. “Cuando no se conoce la identidad de quien amenaza, no es posible identificar si este hace parte de algún grupo armado, una banda criminal o si es un particular. Por eso, en estos casos es más difícil desactivar el riesgo de la víctima, pues al no poder identificar al autor, también se desconoce cuál puede ser su capacidad de daño”, apunta la FLIP.

Las medidas preventivas para esta alarmante situación sobresalen por su ausencia en todo el territorio nacional, pues no se ha evidenciado la priorización y activación de rutas de protección a periodistas y muchas veces las solicitudes de los medios no son atendidas. “Este panorama de violencia contra la prensa se agrava por la falta de respuesta estatal, rechazo público y procuración de justicia. El Estado, a nivel nacional, departamental y local, no se ha enfocado en atender las necesidades y riesgos de la prensa”, señala la FLIP en su informe.

Si bien, en general, el Cauca no figura como una de las regiones protagonistas de estos fenómenos de violencia, uno de los casos de censura fue el vivido por la periodista Salud Hernández, quien el 9 de mayo fue “hostigada, retenida, intimidada y obligada a abandonar” La Betulia y La Toma, en Suárez, al norte del departamento, donde realizaba reportería acerca de la situación de seguridad.

Cartografía de la información en el Cauca para el 2016. Fuente: FLIP

Los riesgos siempre están

Si bien el comunicado de la FLIP permite reconocer una problemática en un momento preciso (temporada electoral), la violencia hacia la prensa no solo existe durante la época de elecciones. Además no todos los medios o periodistas reportan los ataques o amenazas recibidas. De hecho, los riesgos que se ven obligados a asumir los periodistas para su ejercicio profesional son una constante. «Más allá de que sea época electoral o no, en regiones como el Cauca, cuando se sale de las oficinas de redacción y se visita los territorios siempre hay riesgos», explica el periodista de investigación Alejandro Córdoba, oriundo de La Sierra.

La FLIP también ha hecho mención a lo mencionado por Córdoba, pues “en territorios en los que hay enfrentamientos con grupos armados es más riesgoso hablar de temas que afectan los intereses de personas que tienen un poder económico, social, político e, incluso, militar”, se lee en su más reciente comunicado.

El año pasado, durante el Paro Nacional que comenzó el 28 de abril , las agresiones contra la prensa también prendieron las alertas en todo el país, particularmente en Popayán, Cali y Bogotá. Según otro de los informes de la FLIP, el Cauca cerró el 2021 (considerado el periodo más violento para la prensa en años recientes) como uno de los 5 departamentos donde se presentaron más agresiones a la prensa.

Aunque el periodo electoral y las jornadas de protesta son escenarios de cubrimiento diferentes, la necesidad de garantías para el buen ejercicio periodístico y la seguridad de las reporteras y los reporteros es clara.

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