ÁLVARO JESÚS URBANO ROJAS
Elegimos gobernador Afro y Guambiano, lo que reafirma nuestra vocación multiétnica y pluricultural en pos de nuestro proyecto territorial. Leales a tal concepción, celebramos El día de Blancos y Negros, celebración que data de la época colonial, cuando se pidió un día libre de esclavitud y este fue concedido por el Rey Felipe III. Desde entonces el 5 de enero, los esclavos del Gran Cauca salían a las calles, para revivir y gozar de su música ancestral, vistiendo trajes multicolores y tiznando a todos los españoles y mestizos que se encontraran.
Desde el nacimiento de Colombia, abolir la esclavitud fue un compromiso íntimo del Libertador Simón Bolívar con el presidente haitiano Alexandre Pétion, hijo de un colono francés y de una dama mulata de condición libre llamada Úrsula. Luego de vencer a los ejércitos colonialistas de Inglaterra, España y Francia, en 1815, el líder haitiano asiló en Jamaica al Libertador, quien derrotado llegó deprimido y al borde del suicidio. Pétion condicionó su apoyo militar y económico a que el movimiento andino independentista fuera un proyecto abolicionista. La participación de esclavos y gente libre de color en el ejército patriota tuvo como consecuencia que en la Constitución de Cúcuta de 1821, quedaran definidos e imbricados los intereses de las comunidades afrodescendientes para garantizar sus derechos dentro del nuevo marco político, con leyes como la libertad de vientres, la creación de juntas de manumisión y la abolición del tráfico de esclavos.
El proyecto abolicionista se vio truncado por los intereses de prominentes familias payanesas como los Mosquera, Arboleda, Torres y Arroyo, quienes ejercieron resistencia durante los primeros diez años de la República, saboteando la implementación de las leyes de manumisión. Dos de sus representantes fueron Gerónimo Torres y Joaquín Mosquera, quienes con el pretexto de ser justos con los esclavos sin dejar de serlo con los amos, propusieron al Congreso un proyecto de ley declarando la libertad absoluta de los noventa mil esclavos de Colombia, reconocer como deuda nacional 18 millones de pesos en favor de las familias esclavistas, pagar como interés el 3% anual, hasta que se redima la deuda, y declarar en estado de minoridad a los negros liberados asentados principalmente en el Chocó, Norte del Cauca, la Costa Pacífica y el Valle del Patía
La celebración de la fiesta de Blancos y Negros, incluyó el desfile de los Reyes Magos: Melchor salía de La Pamba, Gaspar de la Calle del Cacho y Baltasar del Callejón del Barrio Bolívar. Ellos caminaban al Parque de Caldas, para actuar en una obra de teatro. A principios del Siglo XX, por las Calles 3ª, 4ª y 5ª entre las carreras 2ª y 9ª desfilaban carrozas y comparsas con elegantes carruajes tirados por caballos, desde donde las reinas de los barrios, saludaban al público ubicado en los andenes. La cultura payanesa se destacaba entre jolgorio y el colorido del desfile.
Desde 1962, la fiesta fue aperturada con una nutrida cabalgata con los mejores ejemplares del caballo criollo colombiano, con jinetes y amazonas hermosas ataviadas con sombreros, trajes a la usanza y zamarros de piel de novillo y aperos realizados por talentosos talabarteros payaneses, se remataba en la caseta Linda Payanesa finalizada la fiesta brava, cuyas primeras corridas se hicieron en una improvisada plaza ubicada en la parte trasera del Hotel Monasterio, hasta que fue construida la Plaza ‘Francisco Villamil Londoño’, ubicada en la parte baja del barrio Las Américas. En 1967, en todos los sectores de la ciudad se incorporó el juego del agua, acopiando miles de litros para lavar transeúntes , se hacían recorridos en camiones y volquetas, se usaba el agua de los ríos, se violentaban hidrantes y lanzaban bombas con agua para bañar a la distancia, algunos facinerosos hasta las congelaban para lesionar a sus contradictores; éste caos y la muerte a tiros de tres participantes en la cabalgata por causa del abuso del alcohol y el porte de armas de fuego, desnaturalizó la fiesta de manera hostil y agresora, obligando a muchos al encierro o abandonar la ciudad. Hoy por la pandemia se invierten 677 millones de pesos para reactivar la economía en el sector artístico pero de manera virtual dejando dudas sobre la selección objetiva y la convocatoria abierta y democrática.