El primer año del gobierno del alcalde de Popayán, Juan Carlos López, transcurrió entre atender la emergencia causada por la pandemia y el interés de proyectar la ciudad hacia el futuro
No habían pasado diez semanas desde el inicio de su período como primer mandatario de los payaneses cuando ‘El pollo’, como se le conoce coloquialmente en la ciudad al alcalde, tuvo que enfrentar el que se le convirtió en el mayor obstáculo de su gestión: era positivo para Covid y se le acusaba de no haber dado toda la información al ingreso de una reunión en la Casa de Nariño con otros alcaldes y el propio Presidente de la República, por lo que habría podido propagar el virus entre sus colegas y los funcionarios del Gobierno Nacional.
A López le preguntaron, al ingreso de la sede presidencial, si había estado fuera del país en los últimos 14 días y él contestó que no, a pesar de que justo hacía dos semanas había llegado de un viaje en el que había hecho escala en Madrid, uno de los focos de una pandemia incipiente que apenas llegaba a Colombia. Pocos días después se confirmó que estaba contagiado con ese virus desconocido y ahí fue Troya, la Fiscalía lo acusó de violación de norma sanitaria y quiso encausarlo penalmente. Casi siete meses duró el alcalde tratando de que la Fiscalía reconociera, lo que al final el juez y la propia fiscalía aceptaron y es que esa conducta no constituía delito.
La acusación que lo puso en las primeras planas de los medios nacionales lo distrajo y le sirvió a sus opositores para atacarlo. Solo en septiembre, cuando el juez cerró el caso comenzó verdaderamente el gobierno del ‘pollo’, eso explica retrasos en la ejecución presupuestal e incluso bajos registros en su favorabilidad según las encuestas que se han aplicado en la ciudad.
La tormenta de su reunión en Bogotá y las acusaciones de la Fiscalía arrancaron con un golpe duro para la ciudad, quizás el que económicamente produce el mayor impacto que fue la cancelación, unas horas antes de que comenzaran las celebraciones de la Semana Santa, el evento más importante y esperado en Popayán.
Las restricciones a la movilidad decretadas por el gobierno trajeron como consecuencia casi inmediata que la ciudad alcanzara el 33% de desempleo, una de las cifras más altas de la historia, que si bien, se redujo unos meses después, se mantiene por encima del 20%, que sumado a la informalidad denota una crisis sin precedentes.
El Gobierno Nacional decretó subsidios de emergencia a través de los programas de Colombia Mayor, familias en acción y jóvenes en acción que paliaron parcialmente la tragedia social que produjeron las medidas que se adoptaron para frenar la pandemia mientras se preparaba el sistema de salud para atenderla, sin embargo los efectos fueron enormes y eso obligó al gobierno local a promover medidas de reactivación económica para las que no estaba preparado suficientemente porque la alcaldía suele promover más programas sociales que de desarrollo económico.
Se promovió un fondo, con más de 16 millones de pesos, para otorgar crédito a pequeñas empresas para ayudarles a salir de la crisis y se aceleró el programa de 1.000 empleos que López había ofrecido crear para que se pudieran atender desde la casa y beneficiara especialmente a mujeres cabezas de familia. Ese programa ha sido exitoso, alcanzó la meta del número de beneficiarios, un porcentaje de los cuales son personas en situación de discapacidad y permite que mujeres estén desarrollando sus proyectos productivos de confecciones, artesanías e incluso producción y comercialización de plátano en polvo.
Seguramente en el segundo año la alcaldía tendrá que pensar ideas nuevas para generar empleo de calidad en el corto plazo y probablemente tendrá que trabajar más para que programas como el del subsidio a la nómina llegue en proporción mayor a la ciudad que lo que lo hizo en el 2020.
Hay muchos programas nacionales que, sin embargo, en Popayán se desperdician por falta de difusión o de gestión local. Casi que cualquier ejemplo que se tome mostrará que el Cauca, en general, y Popayán en particular recibieron proporcionalmente menores recursos que otras regiones. Al azar revisamos los que van dirigidos a apoyar al sector cultural y en varios de ellos no hubo proyectos presentados por personas de la ciudad.
El departamento tiene una de las cifras más bajas de contagio por cien mil habitantes, sin embargo, el impacto social y económico con el cierre de actividades presenciales en el sector educativo, para citar solo un caso, le quitó a la economía local el flujo de dinero que representan los más de 10.000 estudiantes que llegan cada semestre a recibir su educación superior en la ciudad.
Haber sido una de las ciudades con menor contagio hasta ahora se convierte en una paradoja porque tiene mayor proporción de su población susceptible de ser contagiada y por tanto mayor incertidumbre sobre la reactivación.
López sabe que tiene que atender este incendio sin embargo trata de mantenerse enfocado en lo que llama “estratégico” que para él es especialmente mejorar las condiciones de competitividad de la ciudad especialmente en el sector turístico que el alcalde considera, de acuerdo con los estudios que se hicieron hace poco por el Banco Interamericano de Desarrollo BID, como el de mayor potencial económico para la ciudad.
La peatonalización del centro histórico de la ciudad y el desarrollo de los patrimonios inmaterial y natural de la ciudad, que se concreta en la promoción de doce nuevas rutas turísticas, dentro de las cuales está el avistamiento de aves y otras de turismo ecológico representan la mayor preocupación del gobierno de la ciudad. El “pollo” está convencido que eso en el mediano plazo generará el crecimiento económico que la ciudad necesita, pero corre el riesgo de que a los gobernantes normalmente la gente los evalúa por el corto plazo.
López parece apostar a que el cambio de la cara de la ciudad con la intervención del centro, el malecón del río Molinos, la avenida de Los Próceres y la nueva Galería del barrio Bolívar será su gran legado, ahí tendrá que enfrentar con las dificultades de ejecución de la administración pública que normalmente lleva meses haciendo un estudio o gestionando una licitación.
En este año, la alcaldía logró avanzar en la intervención de vías necesarias para el sistema estratégico de transporte que la ciudad gestiona hace casi una década sin que el arranque se vea pronto.
El Alcalde tiene dificultades políticas en el escenario local. No logró que aprobaran el presupuesto para el 2021 y debió adoptarlo por decreto, tendrá que convocar sesiones extraordinarias para conseguir autorización para contratar algo tan básico como el programa de alimentación escolar y enfrenta una especie de oposición pasiva de la gobernación que prácticamente no hace inversiones en la ciudad y dirige su capacidad de asignación de recursos de regalías a municipios donde tenga alcaldes de su mismo sector político.
López trata de compensar esas dificultades políticas con una buena alianza con el gobierno nacional que hasta ahora le ha funcionado bien. Duque apoya los proyectos de la alcaldía y tiene buena relación con el alcalde.
La ministra de cultura saliente, Carmen Vásquez, fue una buena aliada de López. Le devolvió la administración del plan especial de manejo patrimonial de la ciudad y apoyó la creación de la Secretaría de Cultura que López cuenta dentro de sus mayores logros.
La alcaldía ha dedicado parte de sus esfuerzos a cumplir con la agenda ambiental que el “pollo” ofreció durante la campaña y el alcalde ha concretado su interés en la protección animal en acciones que tienen el reconocimiento de sectores animalistas de la ciudad.
El segundo año tendrá el coletazo de los efectos fiscales de la pandemia especialmente en el recaudo del impuesto de industria y comercio donde seguramente habrá una considerable disminución como consecuencia de que las actividades que generar ese tributo han estado en buna parte paralizada durante el 2020.
El primer año ha sido de dificultades, sin embargo, López parece no haber perdido el norte, esperemos que consiga el equilibrio entre lo urgente y lo importante.