Editorial: A reflexionar por el reciclaje

Este martes se conmemoró Día Internacional del Reciclaje, una fecha que busca concientizar a las personas por la reutilización de los elementos cotidianos que se usan a diario en los hogares, oficinas y en general donde la movilidad humana interactúa con el ambiente en general.

Las ciudades colombianas tienen muchos cuellos de botella, atraso y graves problemas sanitarios en materias que tienen como eje los desechos o basuras y su reciclaje. Basta detener la mirada en la crisis sanitaria y ambiental relacionada con los sitios de relleno sanitario; se piensa que solo afecta a las zonas en sus inmediaciones, cuando su impacto es sobre urbes enteras y el planeta mismo.

El atraso existente en materia de reciclaje de los desechos, preocupa. Colombia genera millones de toneladas de residuos cada día y de estos solo se recicla cerca del 17%, mientras hay países que llegan hasta el 90%. Así, cada día crece la cantidad de basura que contamina las ciudades y los centros poblados que hay en el territorio nacional. Establecer en cuántos millones de toneladas crece al año la cantidad de desechos que contaminan a los colombianos, quita el sueño.

Con el propósito de facilitar el proceso de reciclaje, Colombia adoptó recientemente la separación de los residuos sólidos por medio de códigos de colores. La medida busca que se pueda hacer una clasificación en la fuente, de forma que quienes se dedican a la actividad de recolectar estos materiales reutilizables puedan obtener un mejor aprovechamiento.

Toda esta normatividad no es nueva y a pesar de la difusión que ha tenido en redes sociales y en uno que otro programa de los entes que manejan y protegen el medio ambiente, al parecer, aún muchos ciudadanos desconocen la manera en que se deben clasificar sus residuos y el tiempo parece corto para llegar a todos los barrios de la ciudad.

La Alcaldía junto a la empresa privada de aseo incluyendo también a la CRC, habrán de intensificar las campañas de divulgación para hacer un cubrimiento total, pues en las viviendas, las empresas, los colegios y las entidades oficiales es obligatorio hacerlo.

A nivel de nuestra comarca, es urgente enfatizar en esta medida ya que aquí el tema del reciclaje está ‘en pañales’. Solo basta con pararse en las plazas de mercado, poniendo otro ejemplo más, y ver como se mezclan toda clase de residuos. Lo orgánico y lo no orgánico termina convertido en una pasta maloliente y grasosa que se despacha en un carro recolector directo al relleno sanitario. Y algo peor. Si hay desechos que contaminen, causen gran daño por los metales pesados y elementos químicos que tienen y generan vapores de mercurio, plomo, etc., son las neveras, refrigeradores, pilas, televisores, parlantes, teclados para computador, impresoras, computadores, mouses y demás desechos eléctricos y electrónicos; todos ellos liberan peligrosas sustancias químicas. Basta resaltar que en el país se venden más de un millón de neveras al año. ¿Y cuántos televisores, computadores, pilas y bombillos?

De aplicarse la medida, tal como se indica en el papel, se beneficiarían, en primer lugar, quienes se dedican al reciclaje, pues la correcta distribución de los residuos no los obliga a destapar las bolsas en busca de algo aprovechable; obtienen mayores ingresos y se generan nuevos puestos de trabajo. También se ahorra energía, se reduce la contaminación y el país puede cumplir las metas ambientales que se ha propuesto. Con la correcta separación de los residuos ganamos todos.

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