Víctimas y participación

MARITZA ZABALA RODRÍGUEZ

@mazarito1

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El conflicto armado en Colombia según la Unidad de Víctimas, ha dejado a la fecha, más de 7,3 millones de víctimas registradas. Al respecto, este 10 de junio vence plazo para acreditarse como víctima del conflicto armado interno. Este proceso de inscripción es la puerta a la reparación integral, que espera incluir medidas de satisfacción, restitución, indemnización, rehabilitación y garantías de no repetición.

Según la Ley 1448 de 2011, quienes se consideren víctimas tras haber padecido hechos victimizantes entre el 1 de enero de 1985 y el 10 de junio de 2011, deben rendir declaración para acreditarse como vulnerados en sus derechos ante el Ministerio Público, es decir, Procuradurías Regionales y Provinciales, Defensorías del Pueblo y sus 36 regionales y Personerías Municipales. Allí tendrán orientación psicojurídica y asesoría, previas la valoración de su declaración y de su inclusión en el Registro Único de Víctimas.

Quienes padecieron hechos victimizantes después del 10 de junio de 2011 tienen dos años para exponer su situación; quienes no lo hagan en estos plazos podrán acercarse al Ministerio Público para que revise y estudie el caso y la posible ampliación de plazos; quienes estén fuera del país, podrán hacer su declaración en consulados de Colombia en el mundo. Por su parte, los miembros de la Fuerza Pública serán considerados víctimas del conflicto dentro de procesos de reparación acordes a los regímenes especiales que cobijan a las Fuerzas Armadas y sólo niñas, niños y adolescentes menores de edad, desvinculados de las filas de grupos ilegales, podrán ser considerados como víctimas.

Ante este panorama, la institucionalidad se ha materializado así:

Sistema Nacional de Atención y Reparación Integral a las Víctimas, SNARV, que agrupa a entidades públicas que articulan, formulan,  ejecutan planes, programas, proyectos y acciones de atención y reparación integral de víctimas.

Es válido destacar el rol de la cultura de la participación entre y de las Víctimas, que entendido, como uno de sus derechos, fortalece sus organizaciones, las visibiliza y les da voz para que den a conocer sus propuestas e incidan en la definición de políticas públicas para su atención. En cumplimiento del Decreto Reglamentario 4800 de 2011, el SNARV, diseñó con los entes territoriales el Protocolo de participación efectiva de las víctimas del conflicto armado que garantiza la participación de las víctimas en espacios ciudadanos con enfoques diferenciales e interlocución y facilitación de los medios a las víctimas, en el orden municipal, distrital, departamental, regional y nacional.

En este panorama las Mesas de Participación Efectiva de las Víctimas, son espacios de trabajo, participación, representación, interlocución, capacitación y seguimiento de la Ley 1448. Allí interactúan ciudadanos sin antecedentes penales o disciplinarios, con excepción de delitos políticos o culposos, inscritos en el Registro Único de Víctimas, postulados por una Organización de Víctimas registrada en Personería o Defensoría, que cumplan con la idoneidad para representar un hecho victimizante: vida y la libertad, desplazamiento forzado, violencia sexual, integridad física y psicológica y enfoques diferenciales: mujer, joven, población LGBTI, persona mayor, población en condición de discapacidad o grupos étnicos .Los miembros de estas Mesas de Participación Efectiva de las Víctimas, podrán ser reelegidos por una sola vez.

Durante el primer semestre de 2015 se elegirán mesas municipales y distritales, cuyos delegados serán enviados para elegir 32 mesas departamentales, que una vez instaladas, enviarán delegados para elegir la mesa nacional de participación efectiva de víctimas, con representantes de todo el país, todos los hechos victimizantes y todos los enfoques diferenciales.

Es oportuno destacar lo recorrido a este respecto: este diseño institucional desarrolla principios de democracia representativa y participativa. Hoy por hoy existen espacios de concertación y deliberación democrática en los que se evidencia la mixtura social de su composición y la unidad de las víctimas y sus propósitos, al querer articular escenarios de tolerancia, paz y reconciliación, como plataforma para la Colombia en paz, justa y equitativa que todos anhelamos vivir.