Sobre el método de Marx. Surgimiento de la conciencia (II)

FERNANDO SANTACRUZ

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Asevera Marx que “La producción de las ideas, las representaciones y la conciencia aparece, al principio, directamente entrelazada con la actividad material y el trato material de los hombres, como el lenguaje de la vida real. La formación de las ideas, el pensamiento, el trato espiritual de los hombres, se presentan aquí todavía como emanación directa de su comportamiento material. […] Los hombres son los productores de sus representaciones, de sus ideas, etc., pero se trata de hombres reales y activos tal y como se hallan condicionados por un determinado desarrollo de sus fuerzas productivas y por el trato que a él corresponde, hasta llegar a sus formas más lejanas. La conciencia [das Bewusstsein] jamás puede ser otra cosa que el ser conciente [das buwusste Sein], y el ser de los hombres es su proceso de vida real”. (Citado por Bermudo, José Manuel. “Marx. Del Ágora al Mercado”. Págs. 61 – 62. Editorial Bonalletra Alcompas, S.L. España. 2015).

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El paleolítico superior trascurrió entre los años 40 y 10 mil a. de C. Durante este período convergieron tres pueblos: los Neandertales, cultores del estilo artístico musteriense; los Auriñacienses, creadores del arte auriñacience. Ambas especies que se hibridaron, dando origen a los numerosos pueblos bárbaros. Y, los Magdalenienses –Homo Sapiens, forjadores del refinado arte rupestre del período glacial (cavernas de La Magdeleine –Francia, Altamira–España, entre otras), cuyas fuerzas productivas fueron, sin duda, avanzadas, lo mismo que sus relaciones sociales intragrupales, comparadas con las de los auriñaciences y neandertales, convirtiéndose en el embrión de grandes civilizaciones.

Existen evidencias arqueológicas de que los pueblos antedichos coexistieron pacíficamente en Eurasia y Oriente Próximo, certidumbre que refuta su naturaleza violenta; compartieron abrigo y utensilios, ignorando que sus cerebros estaban separados por miles de años de evolución y que, a la postre, el desarrollo cerebral completo de los sapiens (magdalenienses) y el retraso manifiesto de los barbarus (neandertales y auriñaciences) los enfrentaría a muerte, en razón del choque entre dos sistemas de vida contrapuestos. El antagonismo entre pueblos nómadas y sedentarios es el origen sobre el cual descansa la guerra, reflejando dos cerebros con diferente nivel de desarrollo, causa que los confrontó y los llevó a inventar y utilizar armas cada vez más mortíferas, a construir ciudades-fortaleza (Jericó -Israel, 9 mil años a. C.; Katal Huyuc -Turquía, 7 mil años a.C.), a poner sus capacidades y esfuerzos al servicio de la conflagración, relegando a la mujer a un plano secundario, circunscrito a las labores domésticas, la agricultura, la ganadería y la crianza de los hijos, generando la historia guerrera masculina y la dominación política, estatal y gubernativa por parte de los hombres, situación que persiste hasta hoy.

El desarrollo y crecimiento de las fuerzas productivas es imperativo para toda sociedad porque favorece la existencia humana, implicando determinadas condiciones de vida social y una conciencia concordante con ellas y denota que: i) el entramado de las relaciones sociales que se establecen entre los individuos tiene su fundamento en el modo de producción de los bienes materiales; y, ii) del proceso productivo que realizan los hombres en condiciones materiales concretas, surgen diversas ideas, manifestaciones de consciencia, representaciones y relaciones sociales, independientes de su voluntad.

Inferimos la incuestionabilidad del axioma propuesto por Marx de que la realidad social determina la conciencia de los hombres, sin negar sus vínculos recíprocos de interdependencia, interrelación y condicionamiento. Las expresiones de la conciencia derivan de la realidad material, esto es que sus diversas manifestaciones dependen del nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y actúan, al mismo tiempo, sobre ellas. Para confirmar la anterior aserción, nos apoyamos en las formulaciones expresadas sobre el asunto, desde otro plano, por el profesor Erwin Schrödinger, premio Nobel de Física: “¿Qué clase de procesos materiales están directamente relacionados con la conciencia? […] Se trata de un mecanismo particular con el que el individuo responde a situaciones cambiantes con un comportamiento adecuadamente cambiante, un mecanismo para adaptarse a un entorno. […] La conciencia se asocia entonces con aquellas funciones que se adaptan al entorno cambiante por eso que llamamos experiencia”.