Saludcoop – medimás (4)

SIGIFREDO TURGA AVILA

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Hemos argumentado cómo, todo el sistema de atención a los servicios de salud se malogró con la Ley 100 de 1993, al privilegiar en dicha ley que fuesen operaciones de negocios privados y lucrativos.

Le interesa leer… ‘Salucoop . Medimas (3)

SALUDCOOP fue constituido como una estructura empresarial privada, guiada por un pensamiento económico orientado bajo los principios valores y métodos cooperativos, dirigida por horizontes de solidaridad con la gente y ausente de mezquindades del dominante lucro y sin tener nada que ver, con diseños sectarios con que se dinamizan economías socialistas.

SALUDCOOP podía ejercer la acción cooperativa protegida por la constitución Colombiana, según el artículo 58, donde garantiza que “El estado protegerá y promoverá las formas asociativas y solidarias de propiedad” y por los Artículos 38, 60, 334, 336 y 365 a 370.

Igual que la Superintendencia de Servicios públicos, también los interventores como los liquidadores, nunca respetaron los derechos de dicha empresa, dejándola maltrecha con sus recursos extraviados, como lo han denunciado los principales cuerpos de control y vigilancia oficiales del país.

Razón tiene el senador Robledo, al interponerse, para evitar el negocio que quiere ejecutar el gobierno, entregando en venta esa empresa comodín llamada Medimas, en la que convergieron todos los recursos y programas de SALUDCOOP. Con ello el gobierno pretende curar las heridas y corregir inconmensurables daños, causados a la seguridad social colombiana. Y mucho más grave, entregándole a un organismo extranjero un patrimonio y un servicio nacional para que quede al arbitrio normativo de tribunales internacionales que en nada les importa la salud de los colombianos, sino proteger y afianzar el lucro de los inversionistas privados.

Si bien es claro que la quiebra de SALUDCOOP fue causada al aplicar injustificada intervención y luego su liquidación, los cooperativistas que ocuparon cargos directivos en esta entidad, como se dice en el argot popular, paso a paso “fueron dando papaya”, saliéndose de la prudencia con que debía administrarse en cuanto a las aspiraciones personales de esos dirigentes.

Dentro de los dirigentes de las empresas de economía solidaria se dan casos en los que se comparan con los que dirigen las empresas de capital y pretenden igualar o superar sus salarios y otras retribuciones monetarias, como viáticos y primas especiales. Eso sucedió en SALUDCOOP.

Hay también evidencias de que promovieron programas económicos de los cuales solo salían beneficiados los directivos y un muy reducido entorno de familiares o amigos de los mismos dirigentes, caso concreto el de Villa Valeria.

Al ser notorio este proceder, los interesados en que desapareciera tamaña empresa, muy difícil de competir con ella y de la cual aspiraban adueñarse, encontraron “el papayaso” expedito para lograrlo. Desinformaron entonces sobre SALUDCOOP y aplicaron aquello de que “calumnia, calumnia que de la calumnia algo queda”.

Algo fácil de corregir, era suficiente con solo exigirle a las cooperativas dueñas, el cambio de esos oportunistas dirigentes, en especial al gerente Palacino. Pero como el objetivo era que desapareciese SALUDCOOP, magnificaron los errores y presentaron a la cooperativa como inviable y quebrada; todo en beneficio de los que se lucran inmisericordemente a costillas de la salud de los colombianos.

Pero hubo otro error más grave que cometieron los dirigentes de la cooperativa, no educaron a los beneficiarios sobre lo que era esa empresa, diferenciada de las de los inversionistas lucrativos. Nunca se interesaron tampoco por darles a los beneficiarios, la oportunidad de participación en el proceso administrativo y de control como es natural que ocurra en toda empresa de economía solidaria. Esos beneficiarios comprometidos y conscientes de su empresa, solidariamente no hubiesen permitido las arbitrariedades del gobierno colombiano.