Saludcoop – medimas (3)

SIGIFREDO TURGA ÁVILA

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Insistimos nuevamente en que todo el sistema de atención a los servicios de salud se pervirtió porque con la ley 100 quedó legalizado que NO se trata de solucionar un problema o de la prestación de un servicio, sino de operar un negocio o muchos negocios que giran alrededor de necesidades de la población, por asuntos de la salud.

Dentro de la formulación sistematizada, se presentaron como algo supremamente deslumbrante y como panacea de admirar, las tales EPS e IPS, que no son más que estructuras formuladas para orientarlas como parte del comercio dentro del famoso LIBRE MERCADO y la libre competencia; dando como resultado inicialmente el establecimiento de una especie de tiendas privadas de garaje, repartidas principalmente alrededor de los tradicionales hospitales del estado, diezmándolos hasta llevarlos a su desaparición o a su total deterioro. Eso ocurrió con el San José de Popayán o con el San Juan de Dios de Bogotá, entre muchos del país.

Dentro de la libre competencia de capitales, quienes más influencia privada tenían con los gobernantes, se fueron adueñando del mercado y en la puja competitiva fueron dejando diezmadas por el camino a las que tuviesen poca influencia, aunque incluso fuesen de buena capacidad operativa y elevado profesionalismo.

Ante el propósito arrasador que se tiene con la Ley 100 despojando al estado de la prestación de los servicios de salud, convirtiéndolos en sistemas lucrativos privados, el cooperativismo ofreció una propuesta no lucrativa, dirigida solo en procura de que hubiese solución a la salud y sin ánimo de lucro.

Entonces nació en 1993 SALUDCOOP, como organismo cooperativo de segundo grado y con la consigna obligada de cumplir los principios, valores y métodos cooperativos y como decisión de 33 cooperativas y 6 fundaciones de carácter académico y social, en aplicación del sexto principio, Cooperación entre cooperativas y del séptimo, Interés por la Comunidad. Por ser sin ánimo de lucro no podía repartir sus excedentes entre un grupo de inversionistas. Esos sobrantes solo podía destinarlos a la ampliación de su infraestructura de atención, a la incorporación de tecnología médica para sus clínicas, al desarrollo de nuevos servicios y al apoyo de actividades de impacto social, como deporte o educación.

Ya hemos dicho que tan solo SALUDCOOP tuvo la posibilidad de nacer gigante debido al aporte que podían dar, con toda confianza mutua, las cooperativas y entidades sin ánimo de lucro, tanto en dinero como en usuarios o beneficiarios del servicio de salud.

Envidia y ambición generó Saludcoop en otros organismos de lucro que posteriormente, posiblemente auspiciaron las arbitrariedades cometidas con esta entidad cooperativa en el gobierno del presidente Santos.

Aplicando el principio de la integración, Saludcoop lo aprovechó atendiendo necesidades específicas requeridas para mejorar servicios. Ayudó Saludcoop a organizar cooperativas o microempresas de proveedores que cumplían partes requeridas en su actividad de servicios. Parece que esto generó dudas sobre si se cumplían o no ciertas normas. La Superintendencia de servicios públicos intervino a Saludcoop considerando no muy procedentes ciertos hechos denunciados.

 

Al analizar los finales informes oficiales de la Intervención, es evidente en dichos documentos que, Saludcoop sí cumplió con todo lo reglamentario y sin embargo arbitrariamente ordenaron liquidarla, con el agravante de que hasta el día de iniciar la intervención Saludcoop ofrecía un servicio aceptable y responsable, pero después, como lo denuncian la fiscalía y la contraloría, se deterioraron los servicios y presuntamente desaparecieron cuantiosos recursos, como también en el período liquidatorio.

De Saludcoop, solo quedó la carroña de un sagrado patrimonio económico y cultural de la comunidad cooperativa, que ahora entidades como Sánitas, Prestnewco-sas, Prestmed o Dynamic Business se disputan bajo el nombre de Medimás.