Reflexiones citadinas

CARLOS E. CAÑAR SARRIA

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Primera. Las obras de infraestructura vial avanzan significativamente en Popayán. Hacía muchas décadas en que no se realizaba una inversión tan contundente en el mejoramiento de la malla vial colapsada por todas partes que daba una apariencia de ciudad bombardeada; cráteres por todo lado, que no pocos censuraban y consideraban como ciudad de nadie.

No se puede desconocer el esfuerzo del alcalde César Cristian Gómez en cambiarle la cara a la ciudad, dándole a nuestra localidad un aspecto atractivo y amañador. Es cierto que aún falta bastante por hacer en este tema, el panorama pinta alentador. Se viene implementando también un plan de señalización de la ciudad, tan necesario en la superación de ambigüedades en el tránsito y para evitar accidentes:

Segunda. Las programaciones de la Alcaldía durante las jornadas de Noche de Museos están siendo acogidas por la ciudadanía con mucho ímpetu; es un paso importante para el reencuentro con la historia y la cultura. Se nota por la asistencia, que la gente se siente identificada con este tipo de eventos que coinciden con una sana recreación, al tiempo en que se dan espacios de integración dentro de un ambiente de ética ciudadana que nos hacía mucha falta.

Tercera. Se anuncia que próximamente comenzarán a operar las cámaras para las fotomultas; se instalarán en sitios estratégicos de la ciudad como alternativa en el castigo a los infractores del tránsito. Si las alcaldías colombianas diseñarán e implementaran verdaderos programas de cultura ciudadana, no habría necesidad de recurrir a las sanciones que finalmente afectan los bolsillos de las personas. La ciudadanía está dividida en cuanto a la conveniencia o no de instalación de las cámaras fotomultas.

Cuarta. Ya lleva mucho tiempo el cierre de la carrera octava en el centro histórico, tanta demora para reparar-imaginamos-redes de acueducto y alcantarillado. No se ven hombres trabajando y no hay diligencia para superar los trancones e incomodidades a la ciudadanía, la cual ha comenzado a expresar su descontento con La administración municipal que debe hacer responder al contratista o entidad correspondiente.

Quinta. Sigue el descontento de los maestros afiliados a Cosmitet; no entregan los medicamentos completos; reiterativamente se les dice que los medicamentos están agotados y que estén preguntando, o que dejen el número telefónico para informarles cuando pueden completar las fórmulas; algunos medicamentos de uso esencial tienen que costearse los docentes porque de las drogas negadas por Cosmitet dependen los tratamientos de las enfermedades y la vida de los pacientes que no se pueden interrumpir. Cada mes pasa lo mismo y no hay como hacerle entender a esta empresa de salud que debe responder adecuadamente por las necesidades y requerimientos de sus afiliados. La Superintendencia de la Salud ya tiene los ojos puestos en esta entidad que debe mejorar en la prestación de un servicio que raya en la mediocridad.

Sexta. Quejas también por el incremento de la inseguridad en todos lados. Cuando la inseguridad le gana el pulso a las administraciones locales dan la sensación de ciudades al garete, lo que demuestra deficiencias en las autoridades encargadas de velar por la tranquilidad ciudadana, producto de la escasez de políticas públicas encaminadas a garantizar una ciudad segura donde el crimen sea la excepción y no la regla. La Policía debe ponerse al tanto de controlar los desmanes de los delincuentes. En las redes sociales se difunde las escenas de unos jóvenes pandilleros enfrentados a cuchillo en pleno Parque de Caldas.

Séptima. Es necesario hacer revisión, mantenimiento y reposición de semáforos que presentan deficiencias en el funcionamiento; muchos semáforos dificultan y desordenan una movilidad que se hace logísticamente caótica. De otro lado, es importante hacer un estudio que permita identificar sitios donde sea necesario la instalación de nuevos semáforos y suspender otros que a leguas se destacan por superfluos.

Octava. Ese enredo por los bolardos instalados hace varios meses en el anillo vial norte, cerca a los cementerios, son unos laberintos que no están exentos de producir graves accidentes; han dado lugar a muchas críticas de la ciudadanía para que se opte por otros mecanismos de señalización y seguridad en la vía. Que eso le compete a Invias, dicen unos; que le corresponde resolver a la administración municipal, dicen otros. Lo cierto es que sea quien sea que le corresponda resolver el asunto, debe hacerlo pronto porque los riesgos de accidentes son múltiples. Pensamos que la Alcaldía de Popayán tiene la palabra, le compete la responsabilidad de velar por el bienestar, tranquilidad y seguridad de los habitantes y ciudadanos; evitarles los riesgos sobre todo aquellos que ponen en peligro la vida de los asociados.