La economía, el otro renglón de la paz

El analista Aurelio Suárez Montoya aseguró que, aparte del conflicto, el otro debate es la desacelerada economía colombiana, que está a la espera del impacto que le pueda generar el acuerdo final de paz.

Reinaldo Hoyos Molina

@comunicauca

Aurelio Suárez Montoya es ingeniero industrial de la Universidad de los Andes y miembro de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas. En visita a El Nuevo Liberal expresó que es necesario ponerle atención a la economía del país. Foto: El Nuevo Liberal.


Con cada anuncio de un nuevo acuerdo o de avances en algunos puntos claves de la negociación entre el Gobierno y las Farc, la sensación de que se acerca el acuerdo final de paz es más palpable. Por lo que se empiezan a debatir sobre nuevos temas de fondo, como es el caso del impacto que el acuerdo de paz podría tener sobre la economía colombiana.

El gobierno ha dicho en varios escenarios que dejar de invertir en la guerra genera un dividendo que puede destinarse a otras acciones de inversión; y funcionarios como el Ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas y el jefe del Departamento Nacional de Planeación (DNP) Simón Gaviria, no han dudado en proyectar que el país crecería entre 1 ó 2 puntos porcentuales en el Producto Interno Bruto (PIB) de manera anual, cuando se deje de invertir en la lucha contra las Farc.

Sin embargo, otros analistas económicos no están cien por ciento de acuerdo con estas tesis. Como es el caso de Aurelio Suárez Montoya quien argumentó en El Nuevo Liberal, que aún está por verse qué tan grande será el dividendo que dejará el no invertir en este conflicto; pero también recordó que el país está en un proceso de desaceleración de la economía el cual hay que atender. ¿Será entonces el acuerdo final de paz sinónimo de una mejoría de la economía colombiana?

Reinaldo Hoyos Molina: La economía colombiana ya no está en los niveles de crecimiento de hace algunos años, ¿podrá el acuerdo de paz darle de nuevo ese impulso?

Aurelio Suárez Montoya: Es obvio que hay un dividendo con la terminación del conflicto, eso no lo puede discutir nadie. Ahora, lo que sí es discutible es el tamaño del dividendo. Desde el gobierno se cree que habrá un crecimiento que podría llegar al 2% del PIB. Pero por otro lado están quienes descreen de todo esto porque observan, por ejemplo, que hay un agro que está postrado, que viene de una enfermedad holandesa y una industria en la que ha sucedido lo mismo, entonces ¿cómo se va a reaccionar para crecer? El agro y la industria son los mayores sectores de arrastre económico del país, esto no lo podemos olvidar. Aquí el problema no es solo del conflicto, aquí también hay un problema de seguridad económica mucho mayor que no va a ser corregido con los acuerdos de La Habana, Cuba.

R.H.M: ¿En dónde está, precisamente, ese problema que está golpeando la economía colombiana?

A.S.M: Fíjese usted que las encuestas más recientes muestran que la principal preocupación del país es el tema económico, y esto ha sucedido a buena hora. La verdad es que estamos viviendo una desaceleración económica bien importante. El país está creciendo al 2.5% (PIB), pero si descuenta de ese PIB lo que el país exporta en forma de retorno del capital extranjero invertido, el crecimiento del país termina siendo negativo. Pero se está tratando de corregir el problema donde se manifiesta y no en donde se ocasiona. El problema no se causa en la parte fiscal, sino en la política económica, especialmente lo que tiene que ver con la política comercial y política cambiaria. Es decir, el país decidió inscribirse en el mundo del capital extranjero, y está estudiado, no solo por economistas colombianos, sino por economistas de todo el mundo, que ese modelo tiene unas contrapartidas no tan favorables. Al final, salen más caro ‘el caldo que los huevos’. Y todo esto genera una economía dependiente y por eso, el 20% de la inversión nacional tiene que financiarse con capital extranjero.

R.H.M: Entonces ¿de qué se trataría la reforma tributaria que se tiene pensada presentar en el segundo semestre de legislatura de este año?

A.S.M: Conozco en detalle el informe de la Comisión de Expertos y la reforma se reduce a tres grandes ejes. Primero, una elevación de los impuestos indirectos, empezando por el IVA que podría pasar del 16% al 19%, incorporando nuevos productos. Aumento de otro tipo de impuestos, los llamados impuestos al consumo que contemplan, por ejemplo, la telefonía móvil pre y pospago, o el impuesto a la gasolina. Así como en el caso del impuesto de renta donde se plantea una disminución para las empresas grandes, pero un aumento de la base de contribuyentes; de manera tal que todo ciudadano que tenga una renta líquida de 1.5 millones de pesos deban ser incorporados. Y un tercer capítulo que es el de los impuestos territoriales: aumento de la autorización catastral por el impuesto predial; aumento de impuesto de industria y comercio; igual para los impuestos al Tabaco, cerveza y licores.

R.H.M: Es claro que con estos cambios de las reglas de juego hay un sector de la sociedad colombiana que se va a ver más impactado por la crisis…

A.S.M: Yo tengo la preocupación de que la crisis se está trasladando a las mayorías trabajadoras nacionales. Si se hace un recuento de lo que ha sucedido este año, así lo indica. La inflación ha crecido el 8.2%, frente al alza del salario mínimo que fue de 6.7%. Ha habido despidos masivos en los sectores más afectados, empezando por el sector petrolero. Está creciendo la informalidad, la ocupación que usted ve crecer está en el subempleo, en el rebusque, para términos más precisos. Aumentan las tarifas de la energía, el agua, el transporte. Entonces uno ve que ha habido una operación muy calculada de ir trasladando poco a poco la crisis al sector social del país.

R.H.M: No está al margen el sector de la economía agropecuaria del país, ¿se logrará los objetivos de crecimiento con la inversión que se pretende dar en el posconflicto?

A.S.M: El año 2016 va a ser el año de mayores importaciones en volumen de la historia agrícola de Colombia: vamos para 12 millones de toneladas de productos agrícolas. El 98% del trigo, el 100% de la cebada; el 92% de la Soya; ya vamos en más del 25% del arroz y el 33% del frijol, y estamos importando productos primarios como estos, pero también agroindustriales como el Etanol. Le podría decir: La generación de colombianos que nació en el década de los 90 y que hoy supervive, toda ha sido alimentada con productos importados. Colombia en cualquier escenario mundial será un tomador de precios, no un formador de precios. Incluso en productos tropicales. Por ejemplo, somos tomadores de precio en el café, porque Brasil pone el 50% del café mundial. Entonces, reitero, ¿cómo se va a reaccionar para crecer?