Olga Portilla Dorado
Haciendo cada ilustración, Fernando Ayerbe Quiñones puede demorarse hasta cinco horas. Con sus colores acuarelables y su papel especial, empieza a plasmar cada detalle de las aves que ha visto durante sus recorridos por todo el departamento del Cauca.
Sentado en su casa o en los museos, este ornitólogo nacido en Bolívar, Cauca, abre su libreta de apuntes, revisa ejemplares de museos, fotografías, guías y publicaciones científicas que incluyen la descripción de la especie que va a dibujar, y empieza a ilustrar cada detalle. Hermosas aves como las tángaras, sus favoritas, y los colibríes, hacen parte del último grupo de aves que dibujó para lanzar su publicación.
“Desde niño me gustó pintar. Mis materias favoritas fueron educación física y dibujo, incluso, por encima de biología”. En la Guajira hizo sus primeras ilustraciones en compañía de una amiga y colega, a quien asistió en el proyecto de producir un plegable de las aves en los humedales costeros de ese departamento limítrofe.
“En algún momento mi colega llevó a trabajo de campo sus colores acuarelables y papeles para pintar; le ayudé y resultó que mis dibujos estaban presentables, decentes; entonces el plegable salió con algunas de mis ilustraciones que gustaron a varias personas quienes luego me propusieron hacer otras guías”, comenta Fernando.
Y así empezó su interés por dibujar y por publicar una serie de guías en las que además de encontrar bellas imágenes de aves, hay información detallada sobre las especies y las zonas en las que habitan. Y aunque solo hasta que estaba en la Universidad, Fernando empezó a ilustrar, ya su amor por la avifauna colombiana había nacido desde que tenía tres años y salía a caminar por el campo en compañía de su tío ‘Pacho’ y su madre Lucía.
“Francisco Quiñones, mi tío, me enseñó a andar el monte desde que aprendí a caminar. Él, todos los fines de semana de su vida sale a recorrer el cerro de Bolívar o algunos sitios aledaños, desde que yo era pequeño ‘me le pegaba’. Él me enseñó todo lo que tenía que saber de andar en el monte y cómo aprender a observar cosas ahí. A los 10 años, cuando salí de Bolívar, ya tenía el gusto por los animales y la experticia de poder moverme en el campo”, cuenta el biólogo egresado de la Universidad del Cauca.
Inicialmente también le gustaban las culebras, pero como casi no las podía ver en las zonas por donde viajaba, empezó a encariñarse con los pájaros, ya que a estas ‘joyas’ de la fauna colombiana las podía ver todo el tiempo.
El cerro tutelar de Bolívar es especial para Fernando. No solo porque le trae recuerdos de su infancia, de las caminatas con su tío, sino también porque allá conoció las tángaras, unos azulejos pequeñitos y muy coloridos. “Desde que conocí esos animalitos ahí en los arrayanales del cerro, vi muchos colores y me fasciné por ellos, y pues en cada viaje que hacía los buscaba”.
Conociéndolas en su hábitat, pronto llegó la lectura y la investigación en guías y libros sobre aves de Colombia. El interés por las tángaras fue teniendo mayor importancia en su vida como ornitólogo y más, cuando el gusto coincidió con el de su padre, quien también es amante de estas “joyitas del bosque”.
“Empecé a dibujar unas tángaras por pedido de mi papá y, aunque él solo me pidió las cabezas, decidí hacerlas completas para elaborar una publicación. Me propuse pintar todas las Tángara que hay en el departamento del Cauca y exponerlas en un folletico, algo pequeño; pero ya habiendo dibujado las 28 especies que están en el Cauca, se me ocurrió hacer el libro ‘Tángara del Cauca’”, explica Fernando.
Lo que él no sabía era que buscando el apoyo para sacar esta publicación, encontraría el respaldo de su jefe Padu Franco de la ONG Wildlife Conservation Society (WCS), quien al enterarse que de las 34 especies del género Tángara que hay en Colombia, 28 están en el Cauca, le propuso hacer las ilustraciones de las seis restantes y así sacar una publicación con impacto nacional. Es así como en 2013 se publica ‘Tángara de Colombia’.
Un año más tarde, y con la gran acogida que tuvo esa publicación, el ornitólogo Fernando Ayerbe no dudó en “seguir con el cuento” y escogió otro grupo de aves más grande y más ambicioso: los colibríes, aves de las que en el Cauca hay aproximadamente 100 especies.
“Hice más de 300 ilustraciones a mano y las pasé a formato digital para poder hacer algunas correcciones, sobretodo de color, y logré sacar el libro ‘Colibríes de Colombia’. Luego de ilustrar hice los textos, WCS contrató a la editorial El Bando Creativo, y a través de “El Pato” Salcedo apoyó el proceso editorial. Así fue como la guía quedó completa”, dice Ayerbe.
La riqueza geográfica del Cauca, un paraíso para las aves
El Cauca es un departamento rico en fauna y flora y todas las zonas geográficas han sido recorridas por el ornitólogo Fernando Ayerbe Quiñones, quien desde pequeño aprendió a desenvolverse en el campo como si fuera su propio hábitat.
En 2008 en una publicación que realizó con varios colaboradores para la ‘Revista Biota Colombiana’, el trabajo de campo y las investigaciones arrojaron que en este departamento habían más de 1100 especies de aves, por lo que a la fecha, se cree que esa riqueza de especies está cerca a los 1200.
“El Cauca y Nariño, son los departamentos que más aves tienen en el país, porque tienen las dos áreas biogeográficas que contienen la mayor riqueza de aves en Colombia, que son el Piedemonte Pacífico y el Piedemonte Amazónico, por eso tenemos una riqueza increíble”, describe Ayerbe.
Las áreas marítimas, la isla Gorgona, los manglares del Pacífico, el litoral Pacífico, las cordilleras, los complejos volcánicos, los valles interandinos, la región Amazónica en los municipios de Santa Rosa y Piamonte; todos estos lugares del Cauca hacen que exista una diversa e increíble cantidad de aves, una riqueza elevada de avifauna para el departamento.
“Los colibríes más representativos del Cauca son dos: uno es Eriocnemis mirabilis que se distribuye desde la Serranía del Pinche hasta el Parque Nacional Natural Munchique, y el otro colibrí se llama Eriocnemis isabellae que solo se encuentra en las zonas altas de la Serranía del Pinche en el municipio de Argelia. Esos dos colibríes son endémicos del Cauca, es decir que en el mundo solo se consiguen en nuestro departamento”, comenta el ornitólogo.
Sin embargo, así como son únicas en este departamento también corren el riesgo de desaparecer, ambas especies están amenazadas, en PELIGRO CRÍTICO de extinción por su alto grado de endemismo, siendo la destrucción de su hábitat la principal amenaza para estos colibríes. Cualquier cambio que se haga en los ecosistemas, es significativo para las poblaciones de estas especies.
Es por eso que los proyectos en los que está vinculado Fernando, la mayoría están dedicados a la conservación de esta biodiversidad caucana, y del resto del país; zonas y especies que del hombre solo buscan protección para seguir llenando de color los bosques, las montañas, las aguas y los cielos de este departamento.
¿El Cauca sí sabe la riqueza natural que tiene?
En diálogo con Fernando Ayerbe Quiñones, reconocido ornitólogo caucano, comenta que están disponibles varias publicaciones que hablan de la riqueza caucana, pero hacen falta esfuerzos para protegerla. A pesar de que existen trabajos de conservación en las áreas protegidas como los Parques Nacionales, “el Cauca está supremamente retrasado en cuanto a los sistemas de reservas naturales municipales, los cuales deben estar enfocados en hacer una conservación académica de los grupos taxonómicos que los componen, tanto en fauna como en flora”.
Comenta que el descuido principal radica en las áreas de influencia, de amortiguación de esos Parques y zonas donde no hay ninguna figura de reserva. “Por ejemplo la cabecera municipal de Bolívar, de donde vengo, padece unas sequías tremendas cuando hace verano, pero ninguno de sus cerros tutelares ha sido declarado como reserva natural debidamente diseñada, es decir, con un sistema de monitoreo, con un sistema de restauración y con un sistema de mantenimiento, lo cual contribuiría a la protección del recurso hídrico entre otras cosas”.
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