¿Feminismo? o moderno liderazgo (II)

FERNANDO SANTACRUZ CAICEDO

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La lucha consciente y organizada por conquistar y alcanzar dentro de la sociedad contemporánea la posición que corresponde a la mujer, una de las dos fuerzas motoras de la humanidad, es particularmente ostensible en el modo de producción capitalista. Sin embargo, no siempre ocupó la mujer el rango subordinado y de vasallaje que la distingue actualmente. Durante el período evolutivo -8 a 10 millones de años- la mujer se instaló en el más alto sitial de la especie humana como fundamento reproductivo, compañera simpar y deidad viviente. Compartió con el hombre la dirección y ejecución de todos los quehaceres comunitarios, en paridad de facultades, razonamiento y habilidades. ¡Hasta que fue la Guerra! –hace 11 mil años. ¿Por qué ese relegamiento, esa devaluación, ese desplazamiento del papel principalísimo de la mujer a un lugar secundario?

Coinciden los once mil años de historia androcéntrica, de historia guerrera masculina, de machismo, con el tiempo en que la mujer dejó de ser la fuerza de la especie para convertirse en doméstica de los hombres, no por su fragilidad física, sino porque extravió su condición de ser decisivo, abandonándose a un sentimiento de inferioridad que la conserva marginada de la historia. La mujer no se define por su sexo, sino como totalidad que abarca una concepción de la vida, una inteligencia, creatividad y sabiduría, virtudes que no desarrolló plenamente al ser sojuzgada por un instinto materno excesivo, pues el tiempo evolutivo en el que era señal de eficacia biológica de la especie concluyó. Dicho anacronismo compromete sus fuerzas psicológicas al reducido entorno hogareño, impidiéndole desplegar sus enormes potencialidades mentales y explayarse a los vastos espacios históricos.

La mujer es dueña de insospechadas potencialidades especiales, inherentes a ella, que la distinguen cualitativamente de las poseídas por el hombre. Sus cerebros son órganos

homogéneos en cuanto a su anatomía y fisiología, pero heterogéneos respecto al enfoque y resolución de los problemas. Confirman el principio de la física cuántica “Contraria Sunt Complementa” -los contrarios se complementan-, y unidos y conjugados en la acción colectiva constituyen un manantial inagotable de imaginación y sapiencia para abordar los grandes obstáculos de la humanidad.

En el decurso histórico los hombres han implementado diversos regímenes políticos y formas de convivencia. Su fracaso se explica por la incapacidad para comprender que el protagonismo y el liderazgo integrado en unidad con las mujeres son imprescindibles para el éxito de la gestión gubernativa. Como persona autónoma, con características inmanentes, talento y fuerza propia, la mujer es dueña de una mentalidad y una sabiduría inéditas en el manejo de los pueblos. ¡La cuestión no es de género, ni de feminismo, ni de sexo, ni de poder! El asunto es de unidad integrada de los cerebros femenino y masculino, de moderna democracia jalonada por un nuevo liderazgo compartido.