¿Era mejor el Popayán de antes?

HORACIO DORADO GÓMEZ

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Sí, antes todo era mejor. Empezando por la forma como nos divertíamos en nuestra niñez. Recordemos cómo hacíamos “bailar el trompo” en forma de pera con punta de hierro, enrollado en una piola. En aquel tiempo jugábamos al balero, el cual requiere coordinación y mucha imaginación. Otro divertido juguete era el yo-yo compuesto de dos discos de madera unidos por un eje central en que giraba hasta hacerlo “dormir” sobre una cuerda. Viene a mi memoria, las bolas o canicas de vidrio, unas “carroñas” y otras “lujis” que me encantaba oír el tintinear entre mis bolsillos. Y la elaboración de nuestros propios carritos de madera con carretes de hilo, palitos de bombón y bandas de caucho, hasta hacerlos rodar ¡Todo eso pasó a la historia!

En televisión, no había más de tres canales que veíamos con asombro y gran alegría. Había restricción de horarios para niños. Nos deleitábamos con la pantera rosa, el pato Lucas, Tom y Jerry, Pedro Pica Piedra.

Antes todo era más tranquilo, ahora nos sentimos impotentes. No teníamos miedo de salir a la calle sin saber si íbamos a regresar. Vivíamos en paz y no buscándola. Cómo olvidar las cosas bellas de esos tiempos. Pareciera que estoy hecho de recuerdos porque entre más años cumplo, más evocaciones cruzan por mi mente. Saco del baúl que, antes los niños íbamos a la escuela a estudiar; ahora el avance de la ciencia nos deshumaniza. Hay más afirmaciones que defienden que antes todo era mejor. Siempre escucharemos la misma historia por parte de los mayores. Antes a uno lo buscaban para ofrecerle un empleo, hoy la tasa de desempleo es alta. Echando la vista atrás, comparo la incultura musical de hoy, con los bambucos, pasillos y boleros del ayer.

En esta época se dan muchos acontecimientos, desgraciadamente casi todos son nefastos para el buen vivir. Haciendo conciencia sobre algo de fondo, más que ambición y la sed insaciable de poder de falsos líderes, es el caos en que nos mantienen. Siendo frío en el análisis, ratifico que las circunstancias de vida fueron diferentes, el grado de competitividad no era tan agobiante, se sentía en el entorno, la calidad humana muy venida a menos en estos tiempos. Las prioridades actuales son distintas, no estimulan el buen vivir, por el contrario, en la mayoría de los casos se consiguen logros materiales sin detenerse a pensar cuán equivocados estamos, ya que ese “toma y dame” termina con una realidad, y es que el que patea hoy, mañana será pateado.

Hasta en la calidad de las cosas, todo era mucho mejor. Ahora todo es chino. Antes no había tanta tecnología, pero teníamos más tiempo para pensar en lo realmente más importante: la salud, disfrutar en familia, compartir y vivirla con los amigos. Ahora el tiempo lo absorbe un montón de cosas que hacer. En ese ir y venir se va todo el tiempo, tantos años y solo quedan los recuerdos de los buenos momentos y a veces ni eso.

En la prisa en que vivimos, hay que hacer una pausa en nuestro andar para reconocer en nuestro interior esa voz que nos señala el camino. Hemos olvidado a Dios, de allí el retroceso moral, espiritual, académico y en todos los aspectos.