Editorial: La seguridad, asunto de todos



El reciente atentado en Bogotá que mató a 21 personas y dejó muchas más heridas, conmocionó al país y Popayán, al igual que muchas localidades caucanas no son ajenas a esa realidad.

Tras el atentado, atribuido al Eln por el Gobierno nacional y luego admitido por ese grupo subversivo, las autoridades policiales y militares de la región están en alerta y realizan operativos preventivos y de control en todas las poblaciones, para evitar que otro ataque terrorista traiga la muerte de funcionarios o civiles.

En Popayán, las autoridades locales, dinamizaron los operativos de control en toda la ciudad, máxime cuando una oleada de delincuencia común y organizada elevó la percepción de inseguridad en toda la capital caucana. De esta forma, en conjunto con otras instituciones como la secretaría de Gobierno municipal y la Fiscalía se ahondó en la ejecución de planes de control para garantizar la seguridad en la ciudad. Y aunque la inteligencia deja ver que no hay alertas de atentados, es clave estar preparados y tratar de ir siempre varios pasos delante de quienes quieren violentar la tranquilidad de la capital del Cauca.

Y así como se hacen esfuerzos para doblegar a los que pretenden infundir terror y sumirnos en ese oscuro y viejo panorama del conflicto, también se deben redoblar las labores conjuntas para reducir la inseguridad de otros orígenes en la mayor medida posible, para hacer más seguros los sitios turísticos y sobre todo, todos los sectores donde habita la población local.

Por ejemplo, quedan muchas preguntas cuando ocurren hechos de inseguridad como los atracos recientes a establecimientos comerciales. O el asesinato de un estudiante universitario a quien le hurtaron su moto en un tramo de la vía que une a Popayán con Timbío. Todos estos sucesos deben enmarcarse en los planes de seguridad ciudadana, toda vez que, aunque no tienen relación con un ataque terrorista a otra escala, si dejan ver algo de vulnerabilidad en la vigilancia de la fuerza pública, tanto en zona urbana como rural.

No hay que desconocer que la Policía al igual que el resto de autoridades civiles y militares, han hecho esfuerzos para contrarrestar estas situaciones, como las capturas de los individuos que asaltaron los locales comerciales, o la del presunto jefe de las disidencias que venía operando en zona rural de Cajibío. Pero falta más.

Faltan acciones mucho más coordinadas con las demás instituciones. También la colaboración de la ciudadanía, para que tome valentía y denuncie a los sujetos que están detrás de estos actos, porque muchas veces hay quienes conocen a los delincuentes, pero no denuncian, y al fin y al cabo la seguridad es asunto de todos y nos afecta por igual.

La denuncia es trascendental y hay que buscar incentivarla y volverla una cultura. Para ello los entes deben garantizar la seguridad y recompensa de quienes se atreven a hacerla.