Editorial: Secretránsito, a mejorar su credibilidad ante la ciudad

La instalación de elementos reductores de velocidad en diversas calles y avenidas de la ciudad despertó gran incógnita en nuestra ciudad. La ‘gota que rebosó la copa’ ocurrió la semana anterior cuando la Secretaría de Tránsito decidió instalar bandas reductoras de velocidad en inmediaciones del puente sobre el río Cauca en la Autopista Panamericana en el norte de nuestra capital.

Por causa y efecto, la intención de la entidad municipal de, supuestamente darle seguridad y espacio a residentes que salían en sus carros para tomar la importante avenida, derivó en una afectación al tránsito sobre la autopista. Los reductores volvieron lento el recorrido en el trayecto después del puente y por ende se comenzaron a formarse gigantescos trancones en una arteria vial que anteriormente era fluida y rápida. Además, estos ‘tacos’, generaban que el puente sobre el río Cauca se viera sometido al peso de muchos carros, lo que provocó las inquietudes ciudadanas sobre el bienestar estructural de este viaducto. Pero para completar, a menos de un día de instaladas las llamadas cinta reductoras de velocidad, se presentaron dos accidentes de tránsito, lo que terminó por derrumbar la tesis de seguridad vial para quienes hacen uso de ese tramo citadino de la Panamericana.

Las redes sociales reventaron con cuestionamientos en contra la decisión de la dependencia municipal, aparte que muchos de ellos derivaban en contra del secretario de tránsito. La ‘bola de nieve’ se volvió inatajable y provocó que una noche, a dos días de instalados los artilugios, estos fueran retirados parcialmente, pasando de 10 a solo dos.

Este ‘reversazo’ despertó muchas más suspicacias entre la opinión pública. En principio, un abogado a manera particular, demandó la decisión de la secretaría municipal sobre la reducción de velocidad sobre la Panamericana, pidiendo de paso información detallada sobre los contratos y estudios relacionados con la instalación de dispositivos para bajar la velocidad en diversos puntos a lo largo y ancho de la capital caucana.

Posteriormente, el Contralor de Popayán, Gerardo Alberto Ramos Bravo, anunció una Auditoría Exprés  con el Grupo de Reacción Inmediata de la Contraloría Municipal, para investigar el caso de las cintas reductoras instaladas en la Vía Panamericana y en la carrera novena, agregando que esta “auditoría nos ayudará a indicar si existe detrimento patrimonial al erario, cuál es el monto y los responsables”.

Ahora, aparte de lo anterior, sería pertinente que la dependencia le salga al ruego a todos los comentarios relacionados con la contratación. Conocer quién o quienes son los contratistas, el valor de los contratos; si son individuales y por zonas, o hay una contratación general para instalar reductores en toda la ciudad y en qué otros puntos de la ciudad se van a instalar dispositivos para reducir o para controlar la velocidad de los automotores, sería saludable para mejorar la credibilidad de la comunidad, afectada, por el prejuicio que mantiene el ciudadano de a pie relacionado con una supuesta ‘ofensiva’ lanzada por esta cartera municipal contra los motociclistas, creencia cimentada en la gran cantidad de retenes policiales por toda la ciudad, las grúas oficiales cargadas de motocicletas en todo momento y un parqueadero de tránsito municipal al que ya no le cabe una moto más.

Ojalá toda esta experiencia, magra para el actual secretario Roberto José Díaz, derive en una profunda reflexión por parte de los funcionarios de esta cartera municipal, tendiente a repensar mejor los planes enfocados a brindar seguridad vial en las calles, carreras y avenidas payanesas. Es cuestión de construir una buena planificación a fin de soportar adecuadamente cualquier decisión que se tome en ese sentido.